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Luis María Pardo, abogado de Liberum exige al «Estado justicia ante la mentira» y que se ayude, por justicia, a los damnificados por las vacunas Covid-19

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análisis

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Bajo el título «Nos minitieron… efectos adversos de las vacunas Covid-19» el abogado de la Asociación Liberum ha lanzado hoy un contundente mensaje, que hemos recogido en Diario16, dada su relevancia. Ante la situación que se están encontrando muchas personas, ante los posibles efectos adversos derivados de las vacunas contra el Covid-19, la Aministración está dándole la espalda a la gran mayoría. Una situación en la que el abogado exige justicia para estas personas.

En el vídeo, que puede verse aquí, Luis María Pardo, señala lo siguiente:

«El propósito de este vídeo es daros a conocer diferentes resoluciones que estamos teniendo respecto de los efectos adversos de las vacunas (contra el Covid-19). Este es un vídeo que seguramente será censurado, pero voy a intentar explicarlo de manera clara para que, buena parte de los ciudadanos entiendan (aquellos que se han vacunado y aquellos que no lo han hecho) cómo funciona el Estado, cómo funcionan las Administraciones Públicas cuando a usted se le transmitió un mensaje que era: «Vacúnese, porque su vacuna me protege. La vacuna es segura y eficaz. La vacuna protege vidas». «Usted tiene 30, 40, 50 años, vacúnese, vacúnese, es la vacuna más segura de la historia».

Usted se vacuna, influenciado por la presión social de los medios de comunicación, del Gobierno, de las Comunidades Autónomas que impusieron el Pasaporte Covid, incluso de las autoridades europeas que impusieron el reglamento en el cual se especificaba el certificado covid. Y ahora usted, una vez que se ha puesto su primera vacuna, su segunda, su tercera, su cuarta, su quinta dosis del tratamiento experimental no humano (el que se ha inyectado y del que ya no sabemos los efectos adversos que tendrá), usted sufre, por ejemplo, una pericarditis, una miocarditis, un infarto, una parada cardio respiratoria, un ictus, un turbocáncer.

¿Qué le dice a usted la Administración cuando reclama? Le dice que la Administración le dio la suficiente información, que el vacunarse es una decisión libre, que usted se ha vacunado porque ha querido, no porque la sociedad ni el Gobierno le haya obligado. Y ese efecto adverso que usted tiene (mirando una lista de la ficha técnica), no aparece registrado, por lo que no se puede registrar la causalidad, ni se puede acreditar que se deba a un efecto adverso. O peor aún, le pueden decir: sí está en la ficha técnica, pero resulta que como usted se «pinchó» hace un día, o hace 36 horas, hay un lapso de tiempo, a todo el mundo le puede suceder una miocarditis, una pericarditis, fallos respiratorios e ictus, por lo que no se puede demostrar la relación de causalidad.

Rebobinemos, volvamos hacia atrás: «Tu vacuna me protege. Tu vacuna es segura y eficaz. Vacúnate, vacúnate, vacúnate». Los medios de comunicación que decían que había que «pegar dos tiros en el monte» a quienes rechazaban la vacuna. Y usted se vacuna, como hizo el 80-90% de la población y, ahora que a ustedes les dijeron que, por el principio de solidaridad se tenían que vacunar, y asumir esos riesgos y que el Estado estaría ahí por si tenía que hacerse cargo, ahora, «papá Estado» le abandona, como una colilla. Y le dice que usted se vacunó porque quiso. Además, afirman haberle dado la información necesaria para que usted supiese los efectos adversos, y aún así, «mal ciudadano», usted se ha vacunado… ¿Cómo quiere ahora que el Estado asuma esa negligencia que ha cometido usted?

Y usted pensará que Luis María Pardo ha perdido la cabeza. Pues no es así. A eso nos estamos enfrentando hoy en día, a esa locura, a esa sinrazón, a esa absoluta falta de humanidad por las personas, a las que se abandona. Al igual que se nos prohibió hacer vida normal y tener libertad a los no vacunados, aquellos que decidieron vacunarse, y ahora tienen efectos adversos, el Estado les deja abandonados, el Estado desaparece, se desvanece como un azucarillo. Para él ahora usted es un número. Y en el hipotético caso en que se le reconozca la relación de causalidad, le diré que yo le había dado a usted la información necesaria (el Estado).

Y usted estará de baja laboral, porque usted, por ejemplo, ha tenido un ictus o una pericarditis y no puede trabajar. Usted gana 1.200 euros, por suponer, de sueldo. Se le recortará el sueldo a 700-800 euros, y usted no podrá vivir. Usted se tendrá que dar de alta para poder trabajar, y me dirá que prefiere trabajar a morirse. Esto es el día a día de lo que se está encontrando mucha gente que está sufriendo efectos adversos producidos por los tratamientos experimentales no humanos inyectados a la población.

Nosotros siempre hacemos una reflexión, y creo que es importante que se haga: ¿qué va a pasar con toda esta gente, no sólo en España, en Italia, en Francia, en Portugal…? ¿Vamos a cerrar los ojos, a mirar hacia otro lado? Ahora llega el verano: vamos a disfrutar del primer verano sin esa «enfermedad» (por llamarla de algún modo, como cada uno quiera). Pero ha tenido consecuencias muy graves para muchos ciudadanos, y no podemos olvidarles ni dejarles tirados. Tenemos que ayudarles.

Espero que este mensaje haga reflexionar a las personas.

Que viva la libertad, y más que eso: lo que estas personas necesitan es justicia. Y nosotros, el pueblo, se la debemos. Ellos necesitan justicia, al igual que las personas que no estábamos vacunados y nos vulneraron nuestros derechos fundamentales, acudimos a la justicia y en buena parte, la justicia nos ha dado la razón. Ahora ellos necesitan justicia, necesitan que el Estado les reconozca lo que les ha provocado, porque ningún ser humano se hubiera inyectado un tratamiento experimental, si le hubieran dicho que, por ejemplo, teniendo 30 años, sin riesgo alguno ante el Covid-19, pero si se inyecta esto, hay estudios que dicen, como los de la EMA, que puede fallecer de miocarditis o pericarditis. Y si no se hubiera impuesto un certificado Covid, mucha gente no se habría vacunado y no habrían tenido efectos adversos.

Por lo tanto, es una reflexión que lanzo, hoy más que nunca, para pedir justicia ante la mentira.»

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