Miles de trabajadores de Banco Santander obligados a vivir en la incertidumbre, el desasosiego y la inquietud

El pasado mes de mayo, Banco Santander comenzó a reubicar cuentas de empresas, que antes se gestionaban en sucursales de la red universal, a oficinas especializadas en dicho segmento de clientes.

Además de las cuestiones salariales que implican estas modificaciones, la decisión del Santander está teniendo un efecto muy negativo en miles de sus empleados, según ha denunciado UGT a través de una circular interna a la que Diario16 ha tenido acceso.

La decisión del Santander ha provocado el traspaso de clientes a Centros de Empresa, carteras que pierden peso, objetivos que se modifican al alza y menos capacidad de gestión. Además, esto afecta directamente a los miles gestores de empresas de oficinas universales y Smart Red.

Estos trabajadores han tenido que visitar a las empresas para captarlas como clientes, después mantenerlas, para, en una decisión estratégica, que todo su trabajo se lo den a otro mientras a ese gestor de empresas le siguen manteniendo o, incluso, incrementando los objetivos para poder cobrar la parte variable de su salario. En este sentido, según indica UGT, el 60% de la evaluación de desempeño que aplica el Santander a sus empleados se ve afectada por la consecución de objetivos. Además, esa evaluación es la que se examina para tener una carrera profesional dentro de la entidad.

Ese traslado de las cuentas a los Centros de Empresa deja en el limbo a muchos de esos gestores de empresa. Este escenario está generando una situación de incertidumbre, vacío, desasosiego, preocupación e inquietud porque, ante este panorama, ¿qué va a pasar con estos empleados?

Si ya no tienen un perfil de cliente objetivo y, si lo buscan, en cuanto lo consigan será traspasado a los Centros de Empresa, ¿cuál será su futuro?

Por otro lado, estos profesionales se sienten minusvalorados respecto a otros trabajadores que sí que han sido trasladados a esos nuevos centros. En la plantilla de Banco Santander siempre sobrevuela el miedo a cuándo se va a ejecutar el próximo ERE, a cuándo los grandes accionistas se van a quejar de que sus dividendos se están reduciendo y que hay que bajar costes para que los beneficios les sigan permitiendo ganar más dinero.