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Negociar a fondo o repetir elecciones: el reto de la izquierda para mantenerse en el gobierno

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análisis

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Con las urnas humeantes, ya podemos comenzar a sacar algunas conclusiones, no sin riesgo a que puedan quedar en agua de borrajas.

Podemos afirmar que la sociedad española parece estar en un punto de equilibrio que forzará a hilar fino y tener que demostrar la capacidad de escucha activa, de diálogo, de generosidad.

Unos resultados, los de hoy, que nos deben hacer comprender que existe un nada desdeñable hartazgo entre buena parte de la población que no ha acudido a votar; que la sociedad está dividida en un equilibrio entre bloques (progresista y conservador) y que los más beligerantes, como ha sido Vox en campaña, o como fue Pablo Iglesias y sus correligionarios durante su pequeño intento de asalto a los cielos, (¿alquien se acuerda de Ciudadanos, de Pablo Casado o de Soraya Sáez de Santamaría?) recaba rechazo a medio y largo plazo. Y su rápida desaparición.

Si hablamos de «bloques», ninguno obtiene la tan ansiada mayoría absoluta, lo que puede interpretarse como un «aviso a navegantes» para que relajen su tono de confrontación y aprendan a hacer una política más europea, de diálogo y acuerdos para el beneficio de la sociedad.

La izquierda aguanta y la derecha no suma

El PP (la lista más votada) y Vox (la formación que más diputados ha perdido) no consiguen sumar para llegar a los 176 escaños necesarios. Por el momento, con los datos que ahora mismo tenemos disponibles, escrutado el 99,31% escrutado, alcanzarían los 169.

Podría darse la ecuación de la suma entre PP, VOX, UPN y Coalición Canaria, y llegarían así a los 171 escaños. En contra, cosecharían 179 votos.

En el bloque progresista, PSOE (que ha tenido más votos y escaños que en las anteriores) y Sumar llegan a los 153. Si se suman ERC (7) y EH Bildu (6), llegarían a los 166. Y sumando al BNG, Nueva Canarias, y al PNV llegarían a los 172 escaños.

Con estas cifras, será el «disputado voto del partido del Señor Puigdemont» quien pueda dar el empujón al bloque progresista, hasta los 179. Si se abstuvieran los de JxCat, el bloque progresista quedaría un escaño sobre el conservador. De momento, Nogueras, cabeza de lista de JxCAT, ya ha dicho que «no harán presidente a Sánchez a cambio de nada». Y con Puigdemont en el exilio, tienen materia para negociar.

En estas elecciones, la izquierda demuestra haber aguantado, salvando los muebles, y la derecha no consigue sumar para gobernar. Pero los resultados han quedado muy ajustados.

La Configuración del Congreso de los Diputados, con 350 escaños, presenta ahora el campo de batalla siguiente: la mayoría absoluta se obtiene llegando a los 176 votos a favor de un candidato en primera vuelta. De no alcanzarse, deberá acudirse a una segunda vuelta (48 horas después), donde solamente será necesario que haya más «síes» que «noes» para sacar adelante la propuesta. Es tiempo ahora de tejer, negociar, y hacer números.

La política es el arte de negociar

Es en este momento cuando todos los líderes políticos deberán desplegar sus armas para la negociación. Y es decisivo, puesto que la suma será por la mínima y cualquier voto de la investidura habrá que pelearlo.

Se presenta una ventana de oportunidad para exigir con firmeza acuerdos que quedaron en papel mojado en la legislatura anterior. No podemos olvidar las más de sesenta leyes que quedaron colgadas al convocarse las elecciones a finales de mayo. Y será el momento en que, los necesarios apoyos para conseguir la investidura, se hagan valer.

El voto o abstención de JxCAT será, posiblemente, uno de los que se negocien con mayor intensidad. No le queda otra al PSOE si quiere seguir gobernando.

Pero no será el único: Bildu muy posiblemente marcará algunos pasos, teniendo en cuenta su fuerza confirmada en estos comicios, que ya se desplegó en los de mayo. ERC también «se hará querer», aunque probablemente con la boca más pequeña que antes, después de la caída que le ha hecho perder seis diputados.

Es el momento, sin duda, de exigir que se lleve a cabo todo lo que quedó sin hacer en la legislatura anterior. Y según Yolanda Díaz, ahora, de haber coalición (ya sin Pablo ni Irene), «lo harán mejor». Será momento de retomar la ley mordaza, por ejemplo, entre otras muchas que quedaron en un cajón.

Repetición de elecciones

Pero puede suceder, y de hecho no es improbable, que las negociaciones no lleguen a buen puerto y, en tal caso, no podemos olvidar que repetir elecciones sea una opción.

Si no hay un candidato que consiga aglutinar los apoyos suficientes, tras la primera votación fallida se pondría en marcha el reloj: en un período de dos meses tendrían que intentarse todas las posibilidades para alcanzar una mayoría. Y de no conseguirse, tendrían que disolverse las cortes y celebrar elecciones en un margen de 47 días. Traducido al calendario, podríamos estar comiendo turrón y yendo a votar a finales de este año.

Durante la semana del 28 al 31 de julio, será el momento del recuento oficial de los resultados y de la confirmación del reparto de escaños.

El 1 de agosto se abrirá el plazo para presentar reclamaciones ante la Junta Electoral (primero Provincial, y en su caso Central, previo a la vía judicial si fuera pertinente). Como mucho estos casos han de ser resueltos en 37 días, para publicar en el BOE los resultados oficiales a los 40 días.

Será el 17 de agosto cuando se constituyen las dos cámaras legislativas. Se elegirá a la Mesa del Congreso y los diputados jurarán (o prometerán, o acatarán de manera libre, tras la sentencia del TC) sus cargos. Y durante los siguientes quice días, será la sesión de apertura de la legislatura.

Los grupos parlamentarios deberán quedar configurados antes del 22 de agosto. Y quien presida la Mesa del Congreso deberá reunirse con el Rey para informarle de la organización del hemiciclo. Será entonces cuando Felipe VI comience a reunirse con los representantes de los grupos políticos, y proponga un candidato a la investidura.

La propuesta del Rey será trasladada a la Mesa del Congreso, que deberá convocar el pleno de investidura donde se iniciará la siguiente batalla.

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