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Ocupación, tragedia y limpieza étnica de Nagorno Karabaj

Para los armenios, la pérdida de este territorio ha sido el comienzo de un largo éxodo y haber dejado atrás, quizá para siempre, la tierra que heredaron de sus ancestros

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análisis

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El reciente ataque de Azerbaiyán al enclave de Nagorno Karabaj concluyó con una rotunda y contundente derrota de las fuerzas armenias del enclave. El rápido avance de las fuerzas azeríes, entre el 19 y 20 de septiembre de este año, cogió por sorpresa a los armenios que tuvieron que aceptar su desarme, la disolución de su ejército y la retirada de todas las fuerzas militares de Armenia estacionadas en Nagorno Karabaj. Más tarde, las autoridades de este enclave anunciaron que el gobierno y las instituciones de este país nunca reconocido internacionalmente se disolverán el 1 de enero de 2024, poniendo fin a la aventura independentista comenzada en 1988.

Sin embargo, de facto, ya no existen más que en papel y en la capital del disputado enclave, Stepanakert, ya casi no queda nadie. Ni del Gobierno, ni tampoco de sus sufridos ciudadanos. La antigua capital es hoy una ciudad fantasma, despoblada y abandonada. Más de 102.000 armenios, sobre un total de 120.000 habitantes que supuestamente poblaban el enclave, han abandonado sus viviendas, propiedades y tierras en un éxodo hacia Armenia y otras partes del planeta. La limpieza étnica se ha completado en apenas días y, según las Naciones Unidas, en el enclave quedarían como máximo unos mil armenios, la mayor parte religiosos, ancianos que no quieren abandonar sus propiedades y enfermos.

Con este ataque azerí, en que murieron unos 200 armenios y otros 400 resultaron heridos, se completa la ocupación total del territorio conquistado por los armenios en la primera guerra de Nagorno Karabaj (1992-1994) y constituye el epílogo a la guerra de 2020, en que Azerbaiyán recuperó los territorios que rodeaban al enclave y algunos territorios del mismo. Azerbaiyán exhibió en estas guerras su poderío militar y sus potentes y modernas armas, mayoritariamente compradas a Rusia y a Turquía. Con sus misiles y drones demostró una superioridad frente a su enemigo que llevó a los armenios a aceptar su derrota rápidamente. La guerra del 2020 se puede decir que fue una de las primeras de la guerra moderna en que el empleo masivo de drones fue decisivo para derrotar a los armenios.

Responsabilidades armenias

Armenia, por desgracia, cuenta con un ejército más vetusto, peor formado y equipado y muy poco moderno para hacer frente a la maquinaría azerí, pese a que también está armado por Rusia, que abandonó a su antiguo aliado y permitió a Azerbaiyán recuperar sus territorios. Moscú, que no ocultaba su disgusto por los coqueteos diplomáticos de Armenia con la Unión Europea (UE) y Estados Unidos, conocía los planes militares azeríes y contaba con una misión de paz que supuestamente debía evitar un enfrentamiento entre las partes. Además, en los últimos nueve meses, los armenios del enclave sufrieron un asedio medieval que provocó una grave escasez de alimentos, medicinas, electricidad y combustible. La situación era insostenible para los armenios.  Las fuerzas de paz rusas, desplegadas para garantizar, entre otras tareas, la libre circulación de bienes y personas a través del Corredor de Lachin, no pudieron ni quisieron poner fin al bloqueo.Los militares rusos apostados allí no movieron un dedo por los armenios y fueron simples observadores de la conquista azerí y la derrota armenia. No es casual tampoco que unos diez días antes de la toma del enclave, Armenia participó en unas maniobras con fuerzas de los Estados Unidos, algo que Putin no perdonará nunca y cuyo castigo por tal afrenta ha sido la toma de este territorio por Azerbaiyán.

El dolor de los armenios ante la pérdida de Nagorno Karabaj es inmenso. En apenas dos días los armenios lo perdieron todo, pero más allá de lo material para este pueblo este enclave tiene también un sentido espiritual, pues en el mismo se encuentran algunas de las más importantes y representativas iglesias y monasterios de la cristiandad. Para los azeríes, de religión musulmana, esta arquitectura no tiene ningún valor y en el pasado varias iglesias fueron derribadas y destruidas por el ocupante. También varios cementerios armenios fueron destruidos por los ocupantes en los últimos años y la UNESCO clamó en vano por la preservación del patrimonio cultural y arquitectónico de los monumentos del enclave. Arrancan las cruces de los camposantos armenios para ofender al enemigo y para no dejar ni rastro del mismo; aquello de lo que no se conserva ni siquiera un fósil, piensan los ocupantes, es que realmente no ha existido.

Una tragedia que ha pasado casi inadvertida para la comunidad internacional, que apenas ha protestado por el rápido ejercicio de limpieza étnica, pero que para los armenios de este territorio es el comienzo de un nuevo calvario

Puestos a buscar responsabilidades, el gobierno armenio, bajo el liderazgo del Primer Ministro Nikol Pashinyan, tiene la principal responsabilidad política por la pérdida de Nagorno Karabaj. Como explicaba el escritor Hrair Balia: “En septiembre de 2022, Pashinyan reconoció la integridad territorial de Azerbaiyán y admitió que Nagorno Karabaj es parte de Azerbaiyán siempre que los “derechos y la seguridad” de los armenios del enclave pudieran garantizarse bajo la soberanía de Azerbaiyán”. Estas imprudentes declaraciones avivaron el apetito territorial de Azerbaiyán y su presidente, Ilham Aliyev, y la ofensiva militar era solo cuestión de tiempo que sucediera. Rusia también tomó nota y reconoció la soberanía de Azerbaiyán sobre el territorio, ¿si Armenia ya lo había hecho por qué no lo iba a hacer Moscú?

“Si bien el reconocimiento de la integridad territorial de Azerbaiyán era inevitable siempre que se delinee la frontera entre los dos países, el reconocimiento de Pashinyan de que Nagorno Karabaj era parte de Azerbaiyán fue una concesión gratuita ofrecida sin el consentimiento ni consulta con las autoridades del enclave”, agregaba Balia con buen tino. La concesión de Pashinyan, reafirmada repetidamente a lo largo de 2023, cerró la puerta al apoyo internacional para la continuación de la independencia de facto y el futuro reconocimiento de jure de la independencia de Nagorno Karabaj. El semáforo para la intervención militar y posterior ocupación de Nagorno Karabaj estaba en verde y los azeríes no iban a perder esta ocasión histórica para ocupar el enclave, definitivamente abandonado por una Armenia que ya había decidido no luchar por el mismo.

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