Pues no creo en las casualidades

Es lógico pensar, más aún, ya lo apunté en la editorial de este medio el pasado día 18 de agosto de 2021, creer que nada de lo que en su día ocurrió en Afganistán es fruto de la casualidad, suceso en el que mi madre, por los años finales de los sesenta o principios de los setenta ya me enseño: que la casualidad no existe, dicho, pensado y expuesto a su manera, una manera llena de inteligencia natural.

Detalle interesante para la reflexión y el pensamiento si nos centramos en recordar el momento en el que el ejército soviético se retiró de Afganistán. En esos instantes se creyó que el gobierno socialista de Kabul caería en pocos días ante el avance de las milicias islamistas financiadas por el sistema creado muchos años atrás por EE. UU., controladas y asesoradas, sin duda, por la CIA, los combatientes opuestos a los islamistas (muyahidín) que no eran aún los talibanes, cuyo origen de la palabra los define como alumnos o estudiosos del Corán. Este movimiento, a los que Reagan llamaba «los combatientes de la libertad» estaban integrados en su origen por jóvenes de la etnia pastún -mayoritaria en Afganistán– y en algunos titulares de la época se podía leer «los últimos días de Kabul«, que luego fueron las últimas semanas, meses y años. El gobierno de Kabul resistió cuatro años; éste, con toda la maquinaria militar y financiera de la UE y EE.UU. a su favor, tal como informábamos en la editorial antes mencionada, no llego a durar ni tres días.

Sin la menor duda, este desenlace propio de comportamientos que define y conceptúa la teoría en la que desde Cuadernos para el Diálogo y Diario16 di por llamar Terriblemente Humano, concepto y teoría desarrollada e investigada desde ese momento y seguimos, -no deseo dejar de manifestar que M. J.  Berlanga, profesora de Arqueología, me enseñó que desde, al menos, el año 3.500 a. C. y coincidiendo con lo que hemos venido a llamar, paradójicamente, “origen de la Civilización” ya existe “lo Terriblemente Humano”. Y estoy totalmente de acuerdo con la Doctora, no obstante, yo desde el 2.000 d. C. no he dejado de intentar frenar con mis armas, la comunicación, la lectura, la reflexión, la observación y el pensamiento, la extorsión y el chantaje  social y humano que produce lo terriblemente humano. Pues, considerando lo que define lo terrible del ser humano, lo que ocurrió años pasados en Afganistán, da mucho, pero mucho que pensar. En algún otro momento habría que analizar, sin duda, la situación de lo ocurrido al respecto, al igual en lo referente a Palestina e Israel, y lo haré desde la libertad con dignidad más la razón de mi conciencia sin miedo.

En el trabajo sobre lo terriblemente humano se contemplan pensamientos y reflexiones de comportamientos por los que podemos asegurar que esta casualidad de lo que ocurrió en Afganistán no es asumible por las teorías de la verdad en lo referente al desarrollo de los acontecimientos. Los tiempos estaban marcados a la perfección, los talibanes se transforman en muyahidín y los muyahidines en talibanes, hoy los garantes del orden y de la unidad de un país sumido, aplicando la ley del Corán desde postulados extremistas respecto a la mujer y a la libertad (curioso: Jesús de Nazaret fue el primer hombre que hablo de la igualdad real en la historia y por este motivo y por la  definición que dio ante Pilatos  de la vedad se enfrento a la ley de los sumos sacerdotes, que bien podrían haber pertenecido a los talibanes o a la CIA, ¿y a la muerte frente a un imperio colonizador y dictador).

Entran como el viento en el mar, o como el fuego en el monte y conquistaron Afganistán sin resistencia, imponen la ley más atroz y criminal contra la mujer, una violencia de genero masiva y terrorista. Sin embargo, no llegaron a controlar en mucho tiempo un aeropuerto, o sea, dejan con cierta pasividad el desalojo de occidente, no frenan ni se enfrentan a las acciones, aunque humanitarias, que desarrollan los cuerpos de seguridad de las fuerzas armadas de la UE y EE. UU., renunciaron a muchos años de presencia en Afganistán, y lo justifican con el comportamiento pasivo: ¿cobarde? , ¿comprado?, ¿sumisos? o manipulados por el sistema que da fundamento a lo terriblemente humano. El ejercito democrático de Afganistán huye, el primero el presidente, dejando a las mujeres, y con ellas a los marginados en la esclavitud mas horrible, sin patria y sin libertad: Pues no me creo que sea por casualidad.

¡Eh, oiga! ¿hay alguien? ¿dónde están esas, esos, eses –(mayúsculas o minúsculas) que no han dicho aún esta boca es mía sobre el futuro incierto en el que dejaron a sus anchas lo terriblemente humano  junto a una inmensa desigualdad  en Afganistán?, como en otros muchos lugares del mundo.

Otra vez vence lo terrible del ser humano, la mentira, la incoherencia, la traición, la deslealtad del hombre hacia el hombre, del ser humano hacia lo humano,  dejando que el interés personal emane de donde emane, de cualquier teórico yacimiento de  falsa ideología sin compromiso, dejando solo que el signo del dólar cabalgue junto a los cuatros jinetes de la apocalipsis.

En definitiva, la propia existencia desde lo adorable del ser humano es un cúmulo de tomas de decisiones entre una cosa u otra en la que en estas tomas de decisiones se encuentra el poder de los dictadores privados y las dictaduras democráticas para poder llegar a transformar la realidad que nos rodea.

Acertar o no en la elección significará hacer de nuestras vidas una vida terriblemente humana o justamente humana, dependerá de los elementos que elijamos para determinar el objetivo de poder lograr un mundo más justo, más solidario, más consciente de lo divino, un mundo en paz y mejor.

Es el momento de ofrecer al mundo desde la verdad un proyecto de convivencia y de futuro para el FUTURO, es preciso despojarnos de lo terrible que desde lo humano no distingue de lo inhumano. Es preciso conquistar la filosofía de lo ético para conseguir la luz  y la transparencia como la de la  verdad y la paz. Una filosofía ética que nos imprima de una razón sin miedo fuerte, libre y digna que sepa oponerse a las conductas de lo terriblemente humano., como podrían ser algunos jueces que utilizando la presunta mala fe, caen en la mala fe de intentar (¿podría ser con comportamientos presuntamente espurios?) frenar desde una justicia injusta lo que es imposible en democracia real y constitucional el derecho a ser libre desde la dignidad, dejando pasar por alto la corrupción e incluso, en algunos casos, abrazándose a ella. Pues no, no creo en las casualidades.