Santander se sirvió del Popular para cubrir las pérdidas de 2017

Tal y como hemos visto en días anteriores, una de las causas por las que el Santander se hizo con el Banco Popular por un euro era la situación límite a la que su exposición a los tipos de cambio le estaba llevando en 2017 por las fuertes fluctuaciones de las divisas de los mercados en los que se encuentra implantado el banco cántabro.

El propio FMI afirmó que la entidad presidida por Ana Patricia Botín era un «peligro sistémico» por su exposición a los ciclos económicos del extranjero, en este caso que nos ocupa, en Latinoamérica (Chile, Brasil y México) y las consecuencias del Brexit. En concreto, el informe afirmaba que «tiene más de la mitad de sus activos en el exterior y depende en gran medida de las ganancias de sus operaciones internacionales. La gran confianza en subsidiarias extranjeras en la generación de ganancias podría implicar vulnerabilidades significativas si las condiciones financieras en los países de acogida se deterioraran».

Según un estudio pericial presentado ante los tribunales, y que no fue impugnado por el Santander, se realizaron una serie de simulaciones para las cuentas de 2017 que estaban infraestimadas, ya que se aplicaron variaciones de las divisas del 1%, cuando la volatilidad de monedas como el real brasileño o el peso mexicano tienen movimientos diarios en los mercados superiores a esa magnitud. Lo lógico hubiera sido aplicar variaciones, por ejemplo, del 10% al 15% que son mucho más coherentes con la realidad. Sin embargo, el Santander no lo hizo así, lo que supone un error por su exposición fuera de la zona euro y por la decisión de no cubrir una parte significativa del riesgo al tipo de cambio que tiene la entidad cántabra.

En el informe de auditoría del Ejercicio 2017 del Santander se indica que «la variación en el ejercicio 2017 refleja el efecto negativo de la depreciación generalizada de las principales divisas especialmente del real brasileño y dólar estadounidense mientras que la variación que la variación del 2016 muestra el efecto negativo de la fuerte depreciación de la libra esterlina y el efecto positivo por la apreciación del real brasileño».

Esa variación negativa fue de 6.746 millones de euros, que el Santander ajustó contra el patrimonio y no pasó por la cuenta de resultados. De haberlo hecho, la entidad hubiera incurrido en pérdidas que tendría que haber hecho públicas.

Las cifras del Informe Anual de 2017 muestran la evolución del tipo de cambio de sus principales divisas:

Es fuerte impacto negativo transformaba el resultado que hizo público el Santander de 6.619 millones de beneficios en unas pérdidas de, al menos, 118 millones.

Tal y como ya informamos en Diario16, el Santander era consciente de que a final de 2017 iba a tener ese fuerte impacto negativo y esa es una de las razones por las que necesitaba al Popular, porque hubiera sido un golpe muy duro para la entidad cántabra lanzar una ampliación de capital informando al mercado de que la finalidad de esa operación era tapar las pérdidas generadas por el impacto negativo de los tipos de cambio. Informar a la CNMV de que se afrontaba el reforzamiento de capital para «reforzar y optimizar la estructura de recursos propios del banco para dar adecuada cobertura a la adquisición del 100% del capital social del Popular», era mucho más positivo para el Santander que haber informado al mercado de la verdadera razón por la que se captaban 7.000 millones: tapar el agujero generado por su exposición a los tipos de cambio.