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Silvia Planas: “Nuestro museo aporta un plus de diversidad a la ciudad de Girona, algo que siempre es positivo y enriquecedor”

La directora del Museo de los Judíos de Girona asegura que la institución "aporta a la ciudad conocimiento de una diversidad cultural"

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análisis

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Ricardo Angoso: ¿Cuál es el origen de esta institución?

Silvia Planas: A finales de los años ochenta, el ayuntamiento de Girona toma conciencia de la importancia de recuperar y revitalizar el casco histórico de la ciudad desde un punto de vista turístico, pero también cultural. Entonces, se empezó a analizar que daba de sí ese entorno fantástico y las autoridades se dan cuenta que lo que llamamos centro histórico coincide con lo que era el antaño barrio judío. A partir de ese proceso comienza todo un proyecto para rehabilitar una de las juderías más importantes de la Península Ibérica en la época medieval y de la que ha quedado un trazado muy fiel, incluso real. El trazo, tal como revela numerosa documentación, ha quedado reflejado en la planta de la ciudad. Simplemente, se empezó a investigar en esa dirección y se acabó un proyecto para recuperar el centro histórico de la ciudad. Primero se fundó el Instituto de Estudios Nahmánides, como embrión de lo que después sería el museo, dedicado a recuperar, documentar y estudiar lo que fue la comunidad judía de Girona para después plasmarlo en el escaparate de todo ello que acabaría siendo el Museo de Historia de los Judíos de Girona. Entonces, esta institución se fundó con esos dos pasos, es decir, primero el Instituto de Estudios Nahmánides para conocer en profundidad nuestras raíces y pasado judío, y después con la apertura del museo a todo el público en general para que pudieran conocer esa herencia judía. Ya identificados esos dos fases, dimos paso al proyecto museístico propiamente dicho para poder exponer el trabajo realizado y dar a conocer nuestro pasado judío en la ciudad.

R.A.: ¿Qué público viene al Museo de Historia de los Judíos de Girona?

S.P.: Básicamente, viene un público extranjero. Pero, también te diría que nos gustaría que viniera más público gerundense y conociera más el pasado de su ciudad. Luego tenemos mucho público escolar, que siempre es muy positivo y grato recibirlo. Por otra parte, a las actividades del Museo, tales como conferencias, charlas, presentaciones de libros y etc., viene mucho público local que participa activamente en las mismas. Pero el grupo mayoritario que viene hasta acá son extranjeros, mayoritariamente de raíz judía, bien judíos propiamente dichos o con raíces judías que vienen a buscar el origen de sus ancestros y ese grupo tiene dimensión mundial. Por citar algunos países, viene gente de Sudáfrica, de Australia, de Argentina, de Estados Unidos, de Israel y de muchos más países cuya lista sería interminable. El 38% de los visitantes de este museo son judíos y llegan de todas partes del mundo. Son gente que vienen buscando sus raíces, sus orígenes, y eso es algo que quiero resaltar.

R.A.:¿Hay vida judía organizada en forma de comunidad en Girona en la actualidad?

S.P.: De lo que era la comunidad judía original no se conserva nada vivo. Pasaron quinientos años y no olvidemos que durante ese tiempo fue un periodo de represión contra esa cultura y religión. Fue una presión muy fuerte, muy intensa, y no olvidemos que tuvimos la Inquisición, un sistema represivo católico, apostólico y romano que no permitía ningún tipo de pluralidad religiosa, luego llegó el franquismo, que no permitía la libertad de culto, y, consecuentemente, esa vida judía desaparece. Pero, desde hace cinco años tenemos una nueva comunidad judía funcionando en la ciudad de Girona, que son personas que viven entre la ciudad y la Costa Brava y que mantienen abierta y activa una sinagoga. Realizan sus celebraciones religiosas y funcionan a todos los efectos como una comunidad organizada, con lo cual tenemos una buena relación y muy fructífera a todos los niveles. Yo quisiera apuntar con respecto a la pregunta que me has hecho que no podemos hablar de sefardíes aquí porque la zona de Cataluña y Provenza queda como un territorio aparte de lo que se conoce como  Sefarad. Después, hay cambios, y a partir de los siglo XVI y XVII, cuando esos judíos están fuera de la península, se refieren a esa Sefarad como la patria de todos ellos, pero en términos lingüísticos nunca se habló el sefardí en esta región como ocurría en otras partes de Castilla, como por ejemplo Toledo.

R.A.: Entonces, ¿qué hablaban los judíos de aquí?

S.P.: Se hablaba el catalán y se utilizaba hebreo para la liturgia religiosa, pero también en las obras filosóficas, en la creación científica y literaria y sobre todo para el rezo en las sinagogas y en el hogar. El hebreo se había perdido como lengua de uso corriente desde hacía mucho tiempo, desde que los judíos abandonaron Oriente Medio y se fusionaron con otros pueblos, hablando la lengua de la región o país que habitaban, en este caso aquí era el catalán. Podemos aseverar este hecho por los documentos encontrados de esa época que en se hablaba y utilizaba el catalán y el sefardí no se utilizaba. El sefardí era una lengua más propia de Castilla y más utilizada después de la expulsión de los judíos de España (1492) que en el periodo anterior a ese hecho. Incluso los judíos de Cataluña, una vez que salen de España, comienzan a utilizar el sefardí como lengua común que más se utilizaba en las nuevas comunidades judías de la diáspora. Luego ese sefardí comienza a recibir las influencias de otras lenguas, como el turco, el árabe y otras habladas en los Balcanes, donde se va formando un sefardí muy distinto al hablado en Castilla. Pero antes del siglo XV, vista la documentación estudiada y encontrada, el sefardí no se hablaba en esta región.

R.A.:El sefardí parece sufrir una crisis y cada vez se utiliza menos. ¿Hacéis algún tipo de actividad relacionada con esta lengua en el Museo?

S.P.: Nosotros tenemos esa relación directa con el sefardí por lo que te acabo de contar y explicar. No es que no nos interese, incluso hemos realizado actividades y conferencias relativas al asunto y mantenemos una excelente relación con el Museo Sefardí de Toledo, teniendo una gran relación con ese mundo sefardí pero sin centrarnos profundamente en el mismo porque entendemos que ese no es el objetivo del Museo. Lo que sí hemos hecho es difundir la música sefardí,  con conciertos tanto en esa lengua como en estilo klezmer. Tenemos esa relación pero no enfocamos nuestro trabajo de divulgación y estudio hacia esa área que no está relacionada con nuestra ciudad ni con nuestra región.

R.A.:¿Qué aporta a Girona este Museo de la Historia de los Judios?

S.P.: Lo primero que aporta a la ciudad es el conocimiento de una diversidad cultural y que no hay una sola línea recta que arranca del siglo I al siglo XXI, sino que hay más culturas y el mundo es plural. Creemos que la diversidad siempre es cultura y, por tanto, enriquece a todos. El Museo aporta esa posibilidad de apertura mental. Por ejemplo, cuando explicamos a niños en edad escolar que en esta zona de la ciudad hubo otra forma de pensar, de entender la espiritualidad, en que durante seiscientos vivieron los judíos con nosotros, aportamos saber y diversidad cultural. Es importante que se entienda que esa forma, tan diferente a la nuestra, es tan válida como cualquier otra. Las dos culturas, la cristiana y la judía, tuvieron relaciones problemáticas en algunos periodos de la historia pero no por ello dejaron de influirse la una a la otra. La diversidad siempre es positiva, siempre enriquece si es respetuosa y bien entendida. Lo primero que aporta este museo es esa diversidad a la que me he referido.

Y lo segundo que aporta es un plus de que tenemos algo más que nos distingue; hay un barrio judío con su museo, su instituto de estudios, su biblioteca y hay la posibilidad de adentrarte en una cultura que para mucha gente es muy desconocida. Aportamos el conocimiento, a través de nuestras charlas, conferencias y actos, de la cultura, el pensamiento y la filosofía judías, siendo aspectos poco conocidos pero que tienen una gran respuesta de público interesado sobre los mismos. Tenemos actividades musicales, infantiles, divulgativas, los talleres, el club de lectura y el uso de todos los recursos que ofrece el museo; son aspectos lúdicos que ahondan en el conocimiento de la cultura judía y la divulgación.

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