lunes, 20mayo, 2024
22.4 C
Seville

12M: una Cataluña ingobernable

La cita electoral se antoja más incierta que nunca con un bloque independentista debilitado y un constitucionalista envuelto en dudas e incertidumbres

- Publicidad -

análisis

- Publicidad -

A pocas horas para las elecciones catalanas, la suerte parece echada. La primera clave por desvelar es si habrá mayoría independentista o no. En cualquier caso, no parece que Esquerra y Junts estén por la labor de reeditar un gobierno que no tendría demasiado sentido. La experiencia del procés terminó mal y las desavenencias entre ambas formaciones son irreconciliables. Hay demasiadas cuentas pendientes, incluso personales (Junqueras y los suyos pagaron con penas de cárcel, mientras que Puigdemont huyó a Bélgica en el maletero de un coche) y los programas políticos de unos y otros están en las antípodas. Un partido ultraliberal como Junts poco tendría que pactar con una fuerza de izquierdas como Esquerra, ni en lo económico ni en lo social, así que todo apunta a que esa opción está descartada. Llegados a ese punto, lo más probable es que los catalanes tuvieran que ir a una repetición electoral.

Despejada esa incógnita, todas las miradas se vuelven hacia Salvador Illa, el candidato socialista a quien las encuestas dan como ganador en número de votos. Un gobierno de la Generalitat bajo su presidencia con los apoyos de Esquerra y los comunes, completando un Ejecutivo progresista, es la única salida que parece tener, hoy por hoy, el sudoku de una Cataluña ingobernable desde 2017, cuando se puso en marcha el referéndum de autodeterminación. Illa transmite la imagen de buen gestor y hombre conciliador, la solvencia frente a la inestabilidad que proponen los demás candidatos, de ahí que Pere Aragonès se haya volcado contra él, sin piedad, en los momentos más duros de la campaña. Le ha acusado de centralista, de querer acabar con el catalán en las escuelas, de querer escamotear la reforma de la financiación y de ser la cara de la corrupción socialista en Cataluña (véase el caso Koldo). “Salvador Illa está en las antípodas de lo que defiende ERC”, ha asegurado. Aragonès ha percutido en quien considera su máximo rival y por momentos parecía olvidarse de que su partido lleva años apoyando al PSOE en Madrid y sosteniendo el Gobierno de coalición.

En estas semanas de campaña, Aragonès ha tenido que recurrir a la mala baba de campaña contra el candidato socialista que parte en la mejor posición en las encuestas, y no sólo porque se juega que el PSC le dé el sorpasso, sumiendo a Esquerra en una crisis de identidad y de poder, sino porque Puigdemont se ha mostrado feroz y agresivo, incluso despiadado, con el bloque constitucionalista PSOE/PP. Si el hombre de Waterloo apretaba el acelerador, él no podía ser menos indepe.

Ante el fuego cruzado que le llegaba por la derecha y por la izquierda, Illa no ha perdido ni un minuto la compostura, rehuyendo los debates sucios y centrándose en una idea fuerza: Cataluña, tradicional motor económico del país, ha dejado escapar una década con la descabellada aventura de la independencia (hasta caer en la degradación y la intrascendencia) y ahora toca fortalecerla desde lo institucional. Illa se ha mantenido firme en su estrategia de hombre sensato y moderado, dialogante y estadista, un papel en el que no le va mal, tal como dicen los sondeos y encuestas.

Mientras tanto, en el bloque de las derechas todo son incertidumbres. Feijóo contiene la respiración, ya que su plan para aglutinar el voto de Ciudadanos y desbancar a Vox no está dando el resultado que él esperaba. La extrema derecha de Abascal aguanta sin derrumbarse, lo que frena las expectativas de voto de los populares. En ese contexto, el gallego ha optado por un mensaje similar al de Vox, un arriesgado proceso de clonación política que de momento no le está funcionando, si nos atenemos a las encuestas. En Génova hay voces que empiezan a cuestionar la estrategia del jefe, ya que un PP copiando las ideas de Vox (como el discurso que relaciona inseguridad ciudadana y ocupación de vivienda con inmigración ilegal, un mensaje infame) no parece la mejor estrategia. Entre el original y la copia, el votante suele optar por el primero, de modo que Feijóo se encuentra ante una difícil encrucijada. Unos malos resultados en Cataluña debilitarían su liderazgo en el partido ante Ayuso, siempre dispuesta a levantarle la silla. Los populares no acaban de superar a Vox en las últimas encuestas y las derechas han entrado en una competición por ver quién es más xenófobo y quién usa la inmigración de forma más torticera y nauseabunda para arañar votos.

Las espadas están en todo lo alto. Cualquier cosa puede ocurrir el domingo, desde que Esquerra se hunda y emerja un Puigdemont mesiánico y ganador dispuesto a recuperar la vara de mando, hasta que Illa gane con holgura y pueda formar un gobierno con apoyos puntuales. La respuesta dentro de unas horas.

- Publicidad -
- Publicidad -

Relacionadas

- Publicidad -
- Publicidad -

1 COMENTARIO

  1. Diccionario
    Constituciónalistas :Españolismo de derechas y/o muy de derechas que consideran a Catalunya como una conquista y que sirve para mantener a muchas partes de la Corona de Castilla
    Punto pelota
    Todo lo demás es una visión centralista

DEJA UNA RESPUESTA

Comentario
Introduce tu nombre

- Publicidad -
- Publicidad -
- Publicidad -

últimos artículos

- Publicidad -
- Publicidad -

lo + leído

- Publicidad -

lo + leído