Es lluvia, es bares, es una voz que se arrastra con pereza controlada.
Se llama Karmelo Iribarren, Karmelo C. Iribarren, y dice Scarpa de él que era un poeta salvaje; por eso esa voz de león viejo, de alguien que durante un tiempo fue capaz de dar auténticos zarpazos.
Y se dice pesimista, pero está encantado. El mundo y la vida han sido suficientemente generosos con él.
Publica libros, le escuchan, tiene éxito. Incluso le llaman desde Madrid para invitarlo nada menos que a Ámbito.
Soy el chico de la prensa y estoy sentado en una de las butacas, escuchándolo. Es agradable. Interesante. Gruñón pero simpático. Posee un oído literario privilegiado.
Paso un buen rato. Como todas las personas que han acudido a la sala de Callao paso
-escuchando a Karmelo Iribarre-
un buen rato.
Fantástico que El Corte Inglés siga dibujando tan agradables teatros.
(Mecanografía: MDFM)