La zona sur de Benicàssim, desde el Eurosol a la Ratlla, es una de las más bellas de la Costa de Azahar. Sus playas son largas, preciosas, y todavía serían más bonitas si la arena fina que poseía no hubiese sido utilizada masivamente para rellenar zonas de la localidad supuestamente más glamurosas y con Corte y tal pero que, vaya, vaya, no tenían playa. La zona sur de Benicàssim posee algunos de los mejores restaurantes y de las mejores cafeterías de la localidad; como por ejemplo, Divino, un restaurante argentino fabuloso, regentado por el simpar Horacio y donde se puede probar un bifé soberbio, o La Sirena, donde su excepcional dueña, Ángela, siempre te dará un trato exquisito. Más hacía el sur tenemos el Restaurante Hawai, con unas vistas excepcionales y unos arroces fabulosos, donde el gran Juan Luís y el señor Otilio siempre te harán sentir como en casa. Y finalmente tenemos Rafas Bar, con una de las mejores bodegas de destilados de la provincia.
En Benicàssim Sur viven, vivimos más de seis mil personas, un tercio del censo de la localidad, que pagan, pagamos los mismos impuestos que los demás, pero que tradicionalmente hemos estado abandonados y discriminados por el Ayuntamiento. Nuestras infraestructuras, nuestros servicios, nada tienen que ver con los de otras zonas de la localidad. Y ello que han mejorado un tanto a raíz de la constitución de la Asociación de Vecinos de Benicàssim Sur, que ha puesto sobre el tapete una realidad que existe, que en nuestra localidad hay ciudadanos de primera y de segunda en función de donde residas. Así, por primera vez el Ayuntamiento ha reivindicado un centro sanitario de atención primaria permanente en la zona sur abierto todo el año, con lo que ello supone.
También se supone que está en marcha la puesta en funcionamiento de un autobús intra-urbano, otra reivindicación de los vecinos de la zona sur. Sin embargo, quedan muchas cosas por solucionar. Y una de ellas es adecuar de una vez por todas “El Camí de la Ratlla”, principal arteria de entrada en la zona sur, que soporta el tráfico rodado de cientos de miles de vehículos a lo largo del año, y que presenta un carácter tercermundista y cada vez más peligroso. Esta legislatura, por h o por b, ha sido otra legislatura estéril a la hora de abordar este problema. También urge abordar la necesidad de un segundo Instituto de Educación en la localidad, que se situaría en la zona sur, Instituto que era reivindicado en todos los programas electorales y cuya reivindicación misteriosamente ha desaparecido del escenario.
Adecuar y proteger las playas de la zona sur, dotar de servicios administrativos y cosas tan simples y tan necesarias como cajeros de banco, o descentralizar las actividades socioculturales, exclusivamente centradas en el llamado “pueblo”, son otras de las reivindicaciones y necesidades de la zona sur. Y por supuesto que se mida con los mismos parámetros que en otras partes de la localidad la limpieza de la zona, limpieza que es más que deficiente en muchas ocasiones y que a veces causa vergüenza ajena. Como también causan vergüenza ajena unos servicios telefónicos similares y con las mismas infraestructuras que hace treinta años y que hacen que tener un internet de calidad sea misión imposible.
En definitiva, los vecinos de Benicàssim Sur solo piden, nada más y nada menos, no ser más que nadie pero tampoco menos. Que el dinero que pagan de impuestos revierta en al menos recibir la misma atención que el resto. Nada del otro mundo por cierto. Mientras, resisten en una zona privilegiada y bellísima, que si recibiese lo mismo que las demás, se saldría del mapa.
