En tanto las poblaciones afectadas reciben la noticia de posibles expropiaciones con objeto de imponer las macroplantas fotovoltaicas que destruirán gran parte del campo andaluz, de Abdalajís a Zalea, de Montoro a Córdoba (esa es la intención), las cadenas de telebasura, «redes» y vecindarios dotan de sentido a sus días desarrollando el tema estrella: «la gestación subrogada», con nombre y apellido. Y siguen algunos viejos y viejas de este país declarando a la puerta de sus macro residencias: «no quiero estar aquí», sin que nadie los escuche ni se pronuncie.
Y siguen los precios de la leche, los huevos, el azúcar al alza y subiendo, paralelamente a las cotizaciones de los sectores armamentístico y «renovable». Pero nada, al parecer, suma tanta vital importancia como el detallado análisis de todo lo concerniente al apasionante mundo de los espermas, los úteros, los testamentos y demás ingredientes del tema estrella. Nada, aunque arrecie la guerra en Ucrania, Palestina, Siria, aunque se siga espoliando África en silencio y secreto y esa costa publicitada en pantallas digitales con mensajes como «estado del agua: excelente», se manifieste más contaminada que nunca, ahora que se llevan las renovables, el reciclaje y lo «verde»: mensajes publicitarios de promolíticos al borde de unas elecciones municipales. Claro que todos ellos aplauden la estupidificación integral inducida vía pantalla de la población más domesticada de Europa. ¿Francia? Uy, qué malos. Más les vale pasarse a la tertulia y el análisis de espermas, úteros y gestaciones, y cancelar protestas en defensa de sus derechos.
De risa y vergüenza me parece la postura de grandes «medios» y consagrados «periodistas», con la que está cayendo y se espera. Prostitución en toda regla esa que practican los promolíticos vendidos a la Corporación que sigue destruyendo el campo en nombre de las renovables. ¿A quién le importa España, los españoles y el planeta? No a los fantoches supuestamente al mando de unos gobiernos claramente dirigidos por corporaciones y lobbies internacionales. ¿Les importa a los periodistas, a los españoles (y las españolas, que sí) de a pie? ¿Y qué hacen tan callados, tan colaboracionistas, tan acojonados y faltos de criterio, juicio y cojones, valga la redundancia? ¿Por quién esperan ser salvados o mantenidos? ¿Por el Gran Lobby? ¡Ja!
La cortina de esperma no consigue someter inconscientes. Las incómodas verdades siguen ahí. La vida y hasta el tema estrella se delatan aburridísimos, y el desastre ecológico, antropológico, social y cultural nos come el alma, aunque se trate de ocultar bajo la alfombra de la indolencia. Y ahora, como escritor, escribo sin pensarlo, quizás por instinto: NO A LAS MACRO, DE LO QUE SEA.
