lunes, 6mayo, 2024
16.5 C
Seville

El DOLOR de ver perder a ALCARAZ

- Publicidad -

análisis

- Publicidad -

Hay una frustración inevitable en quien sigue a un equipo o a un jugador o a un piloto y ve como derrotan al suyo, a quien ha elegido para identificarse, para sentirse ÉL.

Cuando seguimos a Alcaraz o Nadal o a Fernando Alonso nosotros somos Alcaraz o Nadal o Fernando Alonso.

El elegido es nuestro vicario, nuestro avatar, hace de nosotros en la lucha. Y cuando él pierde perdemos nosotros, nos duele a nosotros y nos desanima a nosotros. Del mismo modo que cuando gana todo es alegría y ganas de celebración, porque vicariamente hemos ganado nosotros.

Pero lo anterior va un paso más allá en el caso de Carlos Alcaraz. Carlitos. Charlie… Todos esos diminutivos que utilizamos para remarcar nuestro afecto y esperanza.

Alcaraz para muchísimos españoles, también personas de otros países, no es solo un tipo muy bueno por el que se puede apostar y que utilicemos para identificarnos. Es algo más. TIENE ALGO DE ORÁCULO DEL FUTURO.

Da la sensación de que si a Alcaraz le va bien el futuro de todos nosotros también irá bien.

Si Carlitos gana y crece, el mundo entero ganará y crecerá y será mejor. Naturalmente lo anterior no es nada científico, solo un anhelo del alma.

Nuestra pequeña alma, que se queda fría y encogida cuando vemos perder a Carlos Alcaraz. Nadie protesta porque todos sabemos que depositamos demasiada responsabilidad sobre sus muy jóvenes hombros. Pero habría sido tan bonito, tan lenitivo, nos habría dado tanta esperanza y alegría que en el TORNEO DE CINCINNATI hubiese ganado a Cameron Norrie…

Estuvo tan cerca…

Si Alcaraz hubiese ganado a Norrie… sin darnos cuenta habríamos comenzado a pensar que el otoño que se aproxima no va a ser tan difícil como parecía hace unos meses, que el final del verano está cerca pero al mismo tiempo aún queda mucho, suficiente, para disfrutar.

En suma: el mundo nos habría parecido un lugar mejor si Alcaraz hubiese ganado a Norrie en Cincinnati

Y podría haberlo hecho. Estuvo en su mano. Naturalmente no vamos a culparlo. Alcaraz es nuestro futuro, nuestro anhelo del alma. Confiamos en él, le deseamos lo mejor, y le ponemos voluntad: lo único que queremos recordar es los puntos magníficos, imposibles, que ha ganado durante el partido. BRAVO. MARAVILLOSO. ERES UN GENIO, CHAVAL.

Aún nos dará muchas alegrías, todas las alegrías, el GRANDÍSIMO Y PEQUEÑO Carlos Carlitos Alcaraz.

Aún queda verano y aún el otoño tiene la posibilidad de ver cómo cambia el viento apocalíptico de los últimos tiempos.

Cuanto peso, cuánta responsabilidad, cuánta magia, en la raqueta que empuña la mano de un hombre de diecinueve años.

Debe ser maravilloso, pero también terrible, sentir tanta energía y tanta responsabilidad.

Tigre Tigre

- Publicidad -
- Publicidad -

Relacionadas

- Publicidad -
- Publicidad -

DEJA UNA RESPUESTA

Comentario
Introduce tu nombre

- Publicidad -
- Publicidad -
Advertisement
- Publicidad -

últimos artículos

- Publicidad -
- Publicidad -

lo + leído

- Publicidad -

lo + leído