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El Gobierno español lidera la política energética de la UE mientras el PP se hunde en sus contradicciones

Poco a poco Bruselas ha ido asumiendo como propias las tesis de España, Portugal e Italia respecto a la crisis energética

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análisis

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Pedro Sánchez ha terminado por imponer sus tesis energéticas en Bruselas. Hace menos de un año, España no pintaba nada en el mercado del gas europeo. Hoy muchos países copian sus medidas de ahorro, reestructuración del sector y planes de reconversión hacia una economía verde y sostenible. Sánchez se ha apuntado un buen tanto en medio de la guerra de Ucrania que ha puesto patas arriba el sector de la energía mundial. La influencia de nuestro país en la UE es tal que incluso partidos conservadores y neoliberales se han sumado sin rubor al intervencionismo socialista para contrarrestar la subida disparada del precio del gas. Lo que antes era anatema y pecado para la derecha europea criada en los principios ultraliberales de libre mercado, hoy ha pasado a ser una cuestión de simple supervivencia y del más puro sentido común.

No hace tanto que en los despachos de Bruselas se consideraba que el mercado energético era pocos menos que sagrado, intocable. Cualquier propuesta para aliviar los abusos del sector eléctrico que llegara a la Comisión Europea desde España, Italia, Portugal o Grecia era tomada a broma y se consideraba una ocurrencia de esos estados sureños siempre empeñados en trabajar poco y vivir a costa de la subvención oficial. Hoy los planes de los socios mediterráneos se estudian y hasta se tienen en consideración en las reuniones de Bruselas. Ha cambiado el paradigma liberal, se toma muy en serio cualquier medida que sirva para frenar la escalada de los especuladores de las compañías energéticas, algunas de las cuales mantienen estrechos contactos con la Rusia de Putin.

Hasta Alemania se sube al carro

El Ejecutivo de coalición formado por socialistas, verdes y liberales, tras la marcha de Angela Merkel, presta la debida atención a las ideas que llegan del sur. Así, el vicecanciller Robert Habeck (Verdes), defendió ante la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, un impuesto sobre los beneficios excesivos de las empresas de energía como parte de la transición. El propio canciller Olaf Scholz, que ve con buenos ojos la construcción de un gasoducto desde la Península Ibérica hasta Alemania para ser independiente del gas ruso, ha llegado a decir: “Miraremos con mucho cuidado qué instrumentos podemos usar para reducir los precios de la electricidad. No es algo que pueda suceder al azar, tiene que funcionar en un sentido técnico, pero obviamente lo que se está estableciendo ahora como el precio de mercado no es un reflejo real de la oferta y la demanda”.

El momento crucial de este cambio de tendencia ocurrió en la decisiva reunión europea en la que Pedro Sánchez dio un puñetazo encima de la mesa y amenazó con abandonar las negociaciones en materia energética si Bruselas no contemplaba la “excepción ibérica”. Se trata de un mecanismo de intervención estatal en el mercado eléctrico propuesto por España y Portugal que permite rebajar el precio mayorista y los abusos del oligopolio. El resultado es una factura mucho más barata tras desligar el gas de la luz. La palabra clave es “topar”, que hasta ahora no existía en el diccionario con el significado que ha adquirido tras la crisis provocada por la guerra en Ucrania. Algo tan sencillo no se le había ocurrido a nadie y sin embargo ahora todos los países de la UE quieren mojar en ese suculento sistema que abarata la cuota mensual y relaja la indignación de los enervados consumidores.

Según informes del Real Instituto Elcano, España está adquiriendo cada vez más protagonismo en un mercado como el energético que hasta ahora se le había vedado.

España cuenta con una hoja de ruta hacia la Transición Ecológica que Teresa Ribera envió en su día a Bruselas, un Plan Nacional Integrado de Energía y Clima que fue valorado como uno de los más ambiciosos de la UE. Además, el gobierno ha presentado una Ley de Cambio Climático y Transición Energética y ha desarrollado una Estrategia de Transición Justa, que es un ejemplo de buenas prácticas a nivel internacional. En abril de 2019 el Gobierno presentó también una Estrategia Nacional contra la Pobreza Energética y está trabajando en la estrategia de descarbonización a largo plazo. “Las urgencias actuales del gobierno también parecen claras y centradas en el Green New Deal, uno de los mensajes clave de la campaña de los socialistas europeos. No obstante, de los análisis sobre la influencia de España en Bruselas, parece deducirse que hay margen para aumentar dicha influencia en determinadas parcelas del ecosistema de las políticas de energía y clima de la UE”, asegura el citado organismo.

España está bien colocada en energías limpias y renovables, ha empezado a hacer los deberes respecto a la descarbonización y no se plantea de momento abrir nuevas centrales nucleares. Por si fuera poco, cuenta con numerosas plantas de regasificación para poder tratar el gas que le llega de Argelia y transferirlo a Europa. Desde ese punto de vista es autosuficiente del gas de Putin. La construcción del MidCat, un proyecto que plantea la conexión entre la red de gas de España y Francia mediante la construcción de un tramo de tuberías que partiría de Hostalric (Girona) y se adentraría en el sur de Francia, refuerza su posición de virtual líder del sector. Si Francia recela de ese futuro esperanzador para nuestro país es que algo estamos haciendo bien.

 Según una destacada funcionaria española de la Comisión, España ostenta la situación “perfecta” para liderar la transición energética, pero tiene que estar todavía “más presente” en la escena europea, como lo están Francia y Alemania. Estos días se está jugando el futuro energético de Europa. Y por una vez España está en el lado bueno de la historia.

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1 COMENTARIO

  1. No es que haya hecho grandes cosas que ataquen la raíz del problema saliéndose del marco hegemónico neoliberal que precisamente facilita las condiciones de creación del problema, pero intenta en ese espacio cambiar algo que ayude a mejorar la situación en lugar de cómo la oposición del PP, dedicarse a aprovechar las circunstancias para, agravando el problema con su insistencia en que las cosas sigan como están, crear las condiciones de cambio de poder que es el objetivo fundamental y único de esta reacción que solo cambia las formas para mantener el fondo.

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