Después del sí de Turquía, el último obstáculo que le queda a Suecia para integrarse en la OTAN es el voto favorable de Hungría, donde su principal representante, el presidente Viktor Orban, ha manifestado en reiteradas ocasiones no estar de acuerdo.
En las últimas semanas, se han producido comentarios públicos en los que el mandatario húngaro ha invitado a responsables del gobierno sueco a reunirse para abordar el asunto, una invitación que desde el gobierno de Suecia han agradecido, pero han rechazado, prefiriendo aprovechar el foro de Bruselas para el encuentro.
Esta semana, los partidos de la oposición habían convocado una sesión parlamentaria para organizar una votación de emergencia sobre la integración de Suecia en la OTAN. El día señalado era el de ayer, lunes 5 de febrero. Sin embargo, los miembros del partido Fidesz, actualmente con mayoría y al frente del Ejecutivo, se negaron a asistir a la votación, insistiendo en que es fundamental que se dé, primero, una reunión entre los mandatarios de ambos países (Hungría y Suecia).
En un comunicado emitido ayer lunes, el partido Fidesz dijo que la votación de ratificación debería tener lugar durante una sesión en el parlamento de manera ordinaria, y para ello, ponen como condición que el primer ministro sueco visite Hungría de manera presencial. «Si se trata de un tema importante para los suecos, el primer ministro sueco obviamente vendrá a Budapest«, han señalado en el comunicado.
El primer ministro sueco, Ulf Kristersson, ha manifestado ya su visto bueno para realizar este viaje, pero con la condición de que se apruebe primero en el parlamento la integración de Suecia en la OTAN.
Un círculo que parece no terminar de cerrarse y que mantiene la situación de Suecia pendiente para poder integrarse en la Alianza Atlántica.
