Exjerarcas del PSOE en rebeldía

Unos más que otros, pero los partidos políticos todos se han jerarquizado y sus dirigentes desde los cargos institucionales suelen mediatizar o secuestrar a sus respectivas organizaciones políticas. Esto pasa más desapercibido en las de derecha, ya que el poder que ejercen sus lideres es prácticamente incontestable. No así en las de izquierda, donde circunstancialmente y de forma esporádica suelen aunque en minoría, constituirse grupos contestatarios para enfrentarse al poder establecido.

Uno de los últimos casos y más evidente ha sido el de Pablo Iglesias, que siendo vicepresidente del gobierno y líder de Podemos, dimitió del cargo institucional y públicamente promovió a Yolanda Díaz que, cogiendo el testigo y viendo el gran desgaste que había sufrido la formación morada, ha venido trabajando para crear una alternativa unitaria de la izquierda y lo ha logrado, con la integración en Sumar de nada menos que quince organizaciones politicas. Esta formula con su contenido y continente la ha venido cuestionando Pablo Iglesias, sobre todo en la configuración de las candidaturas para las elecciones generales del próximo 23 de julio. Ahora al menos aparentemente, la situación está más calmada, algo muy importante para el reto que se nos avecina de cerrarle el paso a la reaccionaria derecha extrema del PP y fascista extrema derecha de Vox. En este sentido, dentro del PSOE y con total lealtad, viene participando el expresidente del gobierno José Luís Rodríguez Zapatero. Su ejemplo debería ser imitado por todos los exdirigentes y actuales dirigentes.   

En el PSOE los máximos jerarcas, empezando por Felipe González y compañía que apostaban por la baronesa Susana Díaz, en el bochornoso Comité Federal del 1 de octubre de 2016 forzaron la dimisión de Pedro Sánchez de la secretaría general. Pero éste la retomó el 21 de mayo de 2017, mediante elecciones primarias, obteniendo mas del 50% de los votos ante Susana Díaz y Patxi López. Desde ese momento su poder se ha venido cada vez más acrecentando, hasta llegar a ser superior a los de Felipe González y Zapatero. Como se demostró en el último 40 Congreso Federal celebrado en Valencia durante los días 15, 16 y 17 de octubre de 2021. Fue un congreso diseñado, organizado y celebrado a su medida y, le dio la posibilidad a sus homólogos territoriales para que hicieran lo mismo y en consecuencia, ejercer la militancia en el PSOE ha venido haciéndose  cada vez más difícil, en contra de la promesa hecha por todos ellos y empezando por Pedro Sánchez de que iban a empoderar a la militancia.         

Quienes más estamos sufriendo las consecuencias somos los afiliados y afiliados de base que prácticamente no contamos para nada. Pero también se ven bastantes afectados los exdirigentes como Felipe González, Alfonso Guerra y compañía que han pretendido seguir ejerciendo el poder en el PSOE, aunque fuera desde la trastienda como se demostró con el referido apoyo a Susana Díaz. Lo cierto es que ellos sembraron y en su momento recogieron sus cosechas y ahora es Pedro Sánchez quien está recogiendo las suyas. Como se suele decir:  «de aquellos polvos,  estos lodos».

El pasado martes coincidieron Felipe González, Alfonso Guerra, José Barrionuevo, José Luís Corcuera y demás compañía en la presentación del libro: Aquel PSOE. Sueños de una generación. Fue redactado por el exministro Virgilio Zapatero, expulsado por Pedro Sánchez cuando la crisis de las tarjetas black de Caja Madrid. Felipe González indignamente  ha utilizado las «puertas giratorias* para acceder como consejero a empresas multinacionales. Alfonso Guerra le puso un despacho a su hermano Juan en la Delegación del Gobierno de Andalucía y lo aprovechaba para sus indecentes negocios.

Aparte de que desde su cargo el institucional como vicepresidente del gobierno, tenía como vicesecretario general del PSOE secuestrado al partido conjuntamente con Felipe González (presidente del gobierno y secretario general del PSOE), ambos juez y parte al tener los cargos orgánicos e institucionales al mismo nivel y prevaleciendo éste. De ahí la célebre frase reaccionaria de Alfonso Guerra: «quien se mueva, no sale en la foto». Y el diseño de los congresos federales después de la llegada al gobierno en octubre de 1982, imponiendo el voto por delegación y la antidemocrática posibilidad de que, las ejecutivas en las asambleas o congresos pudieran votar su propia gestión.

En la época que estaban al frente del gobierno y del PSOE, se produjeron los execrables actos terroristas del Gal, corrupciones económicas con el ingreso en prisión de la administradora económica Aída Álvarez, caso Roldán etc. Ahora y sin ninguna autoridad moral, públicamente se dedican a criticar al actual gobierno (y sus socios) y a su presidente e igualmente secretario general del PSOE Pedro Sánchez, haciéndole la campaña burda, sucia y  miserable a la reaccionaria derecha extrema del PP y fascista ultraderecha de Vox. Si fueran coherentes con sus principios y convicciones, deberían abandonar el PSOE y crear un partido político a su imagen y semejanza.