Para muchos, el estadista quedó definido con el primer gesto que tuvo nada más comenzar su primer mandato: admitir la colaboración de Francia con los nazis con la deportación 75.000 judíos a los campos de exterminio. Fue solo una de las sonadas decisiones del que fuera alcalde de París entre 1977 y 1995 y presidente de la República Francesa desde 1995 a 2007, y previamente a ambos cargos ya ostentó el de ministro del Gobierno de Georges Pompidou a principios de los setenta.
“Su decisión de reanudar los ensayos nucleares en los atolones del Pacífico le granjeó duras críticas”
Pero por encima de todo, Jacques Chirac fue un político que representó como pocos la idiosincrasia francesa, tan amado como odiado, el último heredero del ‘gaullismo’ y como tal, representante del fin de una época. Por todo ello, la noticia hoy de su fallecimiento a los 86 años ha impactado por igual a franceses y ciudadanos de otros países. “El presidente Jacques Chirac murió esta mañana rodeado de su familia. En paz”, ha comunicado el marido de Claude, hija del expresidente.
Retirado desde hacía una década de la vida política, Chirac fue siempre menospreciado por la élite intelectual de su país, que ya le había echado la cruz desde que en su primer mandato decidieses reanudar los ensayos nucleares en los atolones del Pacífico, algo que le granjeó también críticas desde todas las latitudes.
Sus últimos años tras el retiro, cuando renunció a ser reelegido para la presidencia en 2007 tras un problema cerebrovascular en 2005, no fueron especialmente plácidos. En 2011 fue condenado a dos años de prisión por un escándalo de financiación ilegal de su partido, aunque la condena quedó exenta de cumplimiento efectivo gracias, entre otras cosas, a que un año antes ya había devuelto los 2,2 millones de euros desviados.
Por otro lado, los problemas médicos de Chirac se fueron sucediendo en estos últimos años, siendo hospitalizado en 2013 por un problema renal, en 2014 por una crisis de gota y en septiembre de 2016 por una infección pulmonar.
