lunes, 6mayo, 2024
23.2 C
Seville

Felipe, Letizia y el posado carísimo de Annie Leibovitz

La fotógrafa más importante del mundo (y la mejor pagada) hará el álbum de fotos de los diez años de reinado del monarca español

- Publicidad -

análisis

- Publicidad -

La prestigiosa fotógrafa Annie Leibovitz ha aterrizado en España para su anunciada sesión fotográfica con los reyes de España. Un encargo con el que Casa Real quiere conmemorar el décimo aniversario de la proclamación de Felipe VI, que cuesta la friolera de 135.000 euros de vellón y que, según dice la prensa monárquica, con cierta frescura y desahogo, “pagará el Banco de España”. De Banco de España nada, compañeros. Mucho nos tememos que esa dolorosa la sufragarán los españolitos con sus impuestos, como ocurre siempre. Y si no es así, ya tarda Zarzuela en explicar con claridad y transparencia, y hasta el último céntimo, cómo se va a realizar esta operación que nada tiene que ver con las funciones de la Jefatura del Estado, sino que es eminentemente privada.

Cuentan que los monarcas y la fotógrafa más influyente de su tiempo (y la mejor pagada) se conocieron en la entrega de los Premios Príncipe de Asturias 2013, donde la artista fue galardonada con el de Comunicación y Humanidades. Por aquel entonces ella les confesó que soñaba con poder retratarlos algún día y ellos se liaron la manta a la cabeza y aceptaron la invitación. Seguramente pensaron que Annie les haría un precio especial como detalle por el premio. Qué menos. Pero ni por esas. Así que le dimos el trofeo a la niña y ahora ella nos mete el clavel, así de listos somos en este país que compra naranjas de Marruecos teniendo las insuperables clementinas valencianas. Pero hombre, Annie, ¿cómo eres así?, que no todos los días se gana un Príncipe de Asturias. Estírate un poquito, anda, mujer, que los españoles tiesos como mojamas te lo agradeceremos. Nada de nada, aquí el que no corre vuela y no se perdona ni un duro, y menos si eres una chicarrona de Connecticut.

Llegados a este punto, cabría hacerse varias preguntas: ¿era necesario recurrir a Annie Leibovitz, una de las artistas de la fotografía con mayor caché del mundo? ¿Acaso no había otro estudio algo más económico aquí, en España, tierra de grandes profesionales de la cámara? Por lo visto no. Había que tirar Zarzuela por la ventana. Sus Majestades tenían que darse el capricho de posar para la autora que inmortalizó a Mick Jagger, Meryl Streep, la reina Isabel II, Michael Jackson, Bob Dylan y Bruce Springsteen, entre otros mitos de la cultura pop occidental. Por refrescar la memoria del lector, Leibovitz es la retratista que captó el histórico instante en el que Yoko Ono, acostada, cobija maternalmente en su regazo a un John Lennon abrazado a ella y completamente desnudo. Una escena que, con un solo flash, supuso una auténtica revolución en su tiempo. No obstante, no vemos nosotros a Felipe y Letizia posando como jipis bajo el eslogan de “haz el amor y no la guerra”.

Por el objetivo de la Nikon de AL han pasado los personajes más importantes de nuestro añorado siglo XX. Como Gorbachov, el Anticristo del comunismo que posó sentado en el interior de un automóvil con las ruinas del Muro de Berlín al fondo. O como los Obama sonriendo como una familia feliz en el Salón Verde de la Casa Blanca. O como el zoquete de George W. Bush confortablemente instalado en el Despacho Oval tras el desastre del 11S. De una forma o de otra, cada cosa que ha hecho AL ha supuesto un terremoto social o un escándalo de dimensiones planetarias. Como cuando captó a la actriz Miley Cyrus cubriendo su busto solamente con una sábana (un revuelo mundial, ya que la cantante tenía solo quince años). O cuando demandó a la Paramount por parodiar una de sus obras maestras (Demi Moore posando desnuda, embarazadísima y acariciándose el bombo). No le gustó a la fotógrafa que el gran Leslie Nilsen imitara a Demi, haciéndose también el “embarazado”, en Agárralo como puedas 33⅓. Así que poca broma con la fotógrafa, que anda escasa de humor.

Por todo ello habría que preguntarse qué pretende la Familia Real española, qué mensaje trata de trasladar a la sociedad española con esta operación. Si de lo que se trataba era de que la pareja tenga un álbum para el recuerdo firmado por la Leibovitz, podría llegar a entenderse. Cualquier matrimonio ha sentido alguna vez la tentación de darse un caprichito para conmemorar unas bodas de oro, de plata, de platino o de cualquier otro metal preciado. Todos somos humanos y quien diga que no ha hecho alguna vez alguna locura por amor, miente. Los esposos ricos se van de crucero a Cancún, Camboya o Tailandia. Los pobres se contentan con un fin de semana en Cuenca, que no tiene por qué ser peor, al contrario, Cuenca es un destino mágico y no lo cambio yo por Las Bahamas. La felicidad no está en el dinero, sino en la cantidad de pasión que aún le queda a una relación amorosa después de unas cuantas décadas de procelosa travesía sentimental. Cada cual, pues, hace lo que quiere y lo que puede con arreglo a sus posibilidades económicas. Ahora bien, de tratarse de un deseo o una frivolidad, algo completamente comprensible, ya digo, la facturita por el álbum de marras tendría que haber corrido, sin duda, con cargo a los bolsillos de sus Majestades. No estamos hablando de cuatro pesetas, precisamente. El periodista Iñaki López lo clavó ayer en La Sexta: “Pagamos nosotros, que no sea por perras”. Y añadió que en Zarzuela “ya han encontrado un subterfugio maravilloso para no cargarle el gasto a la Casa Real, y es que se pague a través del Banco de España, que tiene una galería de fotos famosas”. Y qué razón tiene el bueno de Iñaki.

Pero, en el caso de que no se trate de un simple capricho, como apuntamos en la primera hipótesis, cabe plantearse si lo que pretendían sus Majestades era pasar a la historia como dos iconos pop, dos celebrities más de la galería de ilustres de la prestigiosa Annie Leibovitz. Una travesura de enamorados. Y aquí la crítica tiene que ser aún más negativa. A los reyes se les paga un sueldo para que cumplan con la representación institucional de España, no para que hagan las veces de divos, youtubers, influencers, mocatrices o estrellas del rock. Para eso ya está Nebulossa y su temazo eurovisivo Zorra (con ella llegó el escándalo y la ruptura en dos del feminismo), así que también desde ese punto de vista está de más ese puñado de fotos por un pastón. En todo caso, en el supuesto de que la razón última del posado matrimonial sea elevar a Felipe y Letizia a los altares de la iconografía, como los nuevos Lennon y Yoko, tampoco deberían escaquearse de pagar la fiesta con su propia cartera. Por cierto, al beatle lo mató Chapman, de cuatro tiros, solo horas después de la histórica sesión fotográfica con la Leibovitz. Lagarto, lagarto.

- Publicidad -
- Publicidad -

Relacionadas

- Publicidad -
- Publicidad -

2 COMENTARIOS

DEJA UNA RESPUESTA

Comentario
Introduce tu nombre

- Publicidad -
- Publicidad -
Advertisement
- Publicidad -

últimos artículos

- Publicidad -
- Publicidad -

lo + leído

- Publicidad -

lo + leído