Le sale la vuelta. En el último asalto de la clasificación del Gran Premio de Arabia. A la primera. Está tan en forma como siempre, o quizá más en forma que nunca. Así lo nota y siente y transmite a través de la radio para compartirlo con los millones de seguidores que tiene en el universo (sí, universo, creo que en Marte hay un club de fans que lleva su nombre).
Al final Verstappen, como siempre. Nadie puede negar que es un piloto impresionante y que no falla prácticamente nunca. El Gran Max. Y sobre todo el Grandísimo Adrian Newey, capaz de hacer coches mejor que ningún otro ingeniero del Gran Circo. Los dos RedBull son los primeros. Aún así Alonso se permite ir más allá de los límites de su Aston Martin y le coge un rebufo a Hamilton, nada menos que a Hamilton (seguro que al heptacampeón no le hace ninguna gracia, y mejora un poco más su tiempo. Luego Leclerc, ese clasificador espléndido, le quita el tercer puesto. Lástima de Carlos Sainz, con esa apendicitis que le ha impedido participar en la clasificación del espectacular y peligroso circuito de Jeddah.
Ninguno de los dos McLaren consigue ponerse en medio. Medio segundo muy largo saca Fernando Alonso a su compañero, Stroll, que queda décimo. Los Aston Martin, por lo tanto, muy bien, y Alonso ¿cómo diablos no va a estar satisfecho de sí mismo, enormemente contento?
Tigre tigre
