Hay un montón de números revoloteando alrededor de Fernando Alonso, auroleando su leyenda. El 33 es el más famoso ahora mismo, porque es el número de un sueño, el de volver a subir a lo más alto del podio. Pero hay otros números.
El 14 es sin duda el más importante, el que mejor lo define y dibuja. El número que eligió para que lo representase.
El 14.
«En 1996, cuando tenía 14 años, un 14 de julio con un kart con el dorsal 14 logré el campeonato del mundo. Desde entonces, cuando se puede, siempre lo elijo».
Y sucede que hasta el año 2014, sí precisamente 14, catorce, los pilotos no podían elegir su dorsal, se los asignaba la Federación Internacional de Automovilismo según hubiesen quedado en el Campeonato del Mundo de constructores.
La única excepción a la regla era para el ganador del campeonato del mundo de pilotos, a quien se asignaba el número 1 y se le permitía llevarlo la temporada siguiente aunque cambiase de escudería.
Sólo desde el 2014 Fernando Alonso es dueño de su más amado número de la suerte.
Y si esa suerte le es propicia, porque se lo merece infinitamente al igual que todos sus seguidores, en no demasiado tiempo se soñará con la 34 35 36… o 40.
Pero habrá otro número. En el futuro habrá otro número para recordarle. Después del Gran Premio de Brasil en Interlagos el año 2023. Después de ese final de carrera contra el genial Sergio Pérez que tuvo la clase absoluta de felicitarlo por esas 53 milésimas de segundo de diferencia que le permitieron subir al podio al final de la carrera. En los últimos metros, en la última vuelta, en la vuelta 71.
Fernando Alonso hizo magia por un tubo en esa vuelta 71. Quedará en los anales de la historia. El número 71 quedará para siempre unido a su leyenda.
Y quizá también las 53 milésimas, con su número exacto, se queden en la memoria popular. Podría muy bien ser.
Tigre Tigre
