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Hacia dónde va Chile. Elecciones y recomposición neoliberal

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análisis

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La elite política chilena   se ha transnacionalizado. Las concepciones de un desarrollo endógeno se esfuman al tiempo que se impone la ideología de la globalización neoliberal.  A punto de cumplirse cincuenta años del golpe de Estado, el edificio levantado por la dictadura cívico-militar, parece seguir incólume. Ha sido capaz de sobrevivir y reinventarse a cada golpe asestado. El último, la rebelión popular  de octubre de 2019.

El 21 de noviembre, los chilenos acudirán a las urnas en un mega proceso electoral. Se hacen coincidir la primera vuelta de las presidenciales con la renovación del senado, la cámara de diputados y la elección de consejeros regionales. No son unas elecciones  cualesquiera. Los  resultados afectarán a la redacción de la nueva carta magna  en medio de una constituyente, donde sus delegados ya han marcado su camino, mirando hacia el poder constituido.  El optimismo por los resultados de la votación a  delegados,  donde la derecha obtuvo menos de un tercio de representantes,   abrió la puerta a pensar en una redacción alejada de las pautas neoliberales. Pero la ilusión se ha ido al traste.  Las alianzas,  al interior de la convención, hacen pensar en una redacción descafeinada. En estos meses de sesiones, se ha vivido un proceso de reacomodo de las fuerzas políticas que firmaron el pacto del 15 de noviembre de 2019 “por la paz y una nueva constitución”, conocido como pacto de la traición. Lo impensable se hizo realidad.  El reglamento interno de los convencionales aprobó el mantenimiento del quorum de los 2/3 como mínimo para  dar el sí a la redacción de cada artículo.  De esta forma, la derecha, la ex concertación, el Frente Amplio e independientes de derecha, mantienen el “espíritu” de la constitución pinochetista y el pacto de la traición. Basta con un tercio de los convencionales para rechazar cualquier propuesta contraria a la lógica transnacional de la economía de mercado. Seguramente, la redacción podrá ser inclusiva, hasta el extremo  de reconocer derechos, pero su entramado no garantiza su ejercicio. Para realizar los derechos,  es necesario,  una inversión pública en materia de sanidad, vivienda, educación y ello supone dotar de fondos al Estado. Y sin dinero e inversiones, ni control de la economía será inviable su realización. El capital privado seguirá manejando la hacienda pública y administrando sus recursos en beneficio propio. Ley de oro del neoliberalismo.   

Chile vive en una profunda crisis política. Por un lado, Sebastián Piñera, es un presidente deslegitimado. Su nombre aparece en los papeles de Pandora, como parte de la compraventa de la mina Dominga mediante sociedades opacas. Si eso es poco, debemos sumar la acusación constitucional y la posibilidad de ser inhabilitado antes de que termine su mandato, aunque es una opción poco probable. Por otro lado, la represión, la existencia de cientos de presos políticos acusados de terrorismo tras la rebelión popular,  el mantenimiento del Estado de excepción, la militarización del Wallmapu, el acoso de las empresas madereras al pueblo Mapuche, los escándalos de corrupción de los directores generales de Carabineros, las actuaciones de las fuerzas armadas reprimiendo manifestaciones son el síntoma de un régimen político corrupto que busca una salida.

A dos años de la rebelión popular,  las protestas se generalizan. No es solo Santiago o las grandes capitales, en toda la geografía, se desarrollan manifestaciones, huelgas, paros de sanitarios, profesores, estudiantes, estibadores, pescadores, movimiento feminista y pueblos originarios. Mientras tanto, la extrema derecha crece. Liderada por el neofascista  Jose Antonio Kast, miembro  del movimiento apostólico de Schoenstatt, en cuyo afiebrado proyecto, propone la construcción de  una zanja en todo el perímetro fronterizo  para evitar el paso de emigrantes. El resultado,  un aumento de la xenofobia, y el racismo. Con apoyos internacionales, su principal aliado es VOX, mantiene la estrategia de arrinconar a la derecha tradicional, hasta proyectar en ella sus demandas.  

 En este puzle, las primarias para elegir a los candidatos en las tres coaliciones que se disputan entrar en la segunda vuelta, tuvo sorpresas. El resultado dejo a Gabriel Boric como ganador de Apruebo Dignidad; a Sebastián Sichel  en la coalición gobernante  y a la demócrata cristiana Yasna Provoste en Unidad Constituyente. Pero las primarias tienen trampa. Un independiente no adscrito a  partido político puede votar por un candidato en sus antípodas ideológicas. Así sucedió en  Apruebo Dignidad. Independientes de derecha votaron por Gabriel Boric, representante del frente amplio,  superando al candidato del Partido Comunista Daniel  Jaude. 

Ya en campaña y designados los representantes de las coaliciones,  Sebastián Sichel,  el candidato de la derecha, se ve inmerso en un escándalo de corrupción, lo cual le ha quitado peso y posibilidades. Las acusaciones de financiamiento ilegal en su campaña a diputado en 2009 terminó por salpicar a su jefe de campaña Cristóbal Acebedo, obligado a renunciar. Esta situación permite la entrada en lisa de  la extrema derecha, quien se puede beneficiar del escándalo. José Antonio Kast Rist, le arrebata el segundo lugar  en las encuestas, con un 16,1%, desplazando a Sichel al tercer puesto. Las encuestas, a un mes de la primera vuelta, dan la victoria a Gabriel Boric,   con un 25,7% de intención de voto. En cuarta posición, está Yasna Provoste Campillay,  quien se impuso en las primarias de Unidad Constituyente, desplazando  a la militante socialista Paula Narváez y del Partido Radical Carlos Maldonado, Hoy, las encuestas le otorgan un 11,5% de intención de voto. El resto de candidatos, hasta siete, lo completan Franco Parisi, Eduardo Artés y Marco Enriquez-Ominami, ninguno supera el 5%  en las encuestas.   

En este contexto, el 21 de noviembre, no habrá presidente. Chile se aboca a una segunda vuelta. Ahora toca saber que dos candidatos se disputarán la presidencia. Pareciera ser  que Gabriel Boric, candidato de Apruebo Dignidad y miembro del Frente Amplio, se hará con una plaza. La derecha, con Sebastián  Sichel y el nazifascista José Antonio Kast, podría  concentrar el voto en Kast.  Pero una parte de sus votantes serían más partidarios de entregar el voto a Yasna Provoste.  Pero también  puede sumar  votos de la izquierda, que se  resiste a votar por Gabriel Boric. En esta disyuntiva,  Yasna Provoste, podría acompañar a Boric en la segunda vuelta. Lo que nadie duda, es que la gran triunfadora,  será la abstención, que en Chile supera el 50%.  En conclusión,  Chile se dirige a reeditar el pacto de transición cuya máxima ha sido: el modelo de economía de mercado no se toca. Ninguno de los candidatos con opciones romperá el ideario neoliberal. Por ello, gane quien gane en las elecciones presidenciales,  Chile, seguirá regido por las leyes del mercado, con una  nueva constitución que avalará su argumentario, llámese como se llame el futuro Presidente.

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