Ha sido increíble. Una y otra vez: ha sido increíble. Mil detalles en los que fijarse.
¿Has visto la sesión de clasificación que hizo?
¿Has visto como el destino le favorecía y le permitía salir en el tercer puesto en lugar del quinto?
¿Has visto cómo controlaba la carrera e incluso lo que hacía su compañero, y le pedía a Ocon que le defendiese de Sergio Pérez?
¿Has visto el ritmo espléndido que tenía?
¿Has visto sus ojos cuando cruzaba la línea de meta?
¿Lo has visto en el podio bebiendo de la botella gigante de los ganadores como si fuera el elixir de la juventud?
Y sobre todo:
¿Has visto cómo le brillaba la mirada cuando le ha entrevistado su viejo
compañero: Jenson Button?
Inolvidable. Su contento es el contento de todos los aficionados a la Fórmula 1. Y cómo sigue luchando. Porque sigue manteniéndose lleno de fe y esperanza. Porque ahora es más grande que nunca. Está tranquilo y es completamente dueño de sí mismo.
Bravo Alonso. Y BRAVO a todos los que le habéis visto en Qatar y con él habéis enormemente disfrutado.
Tigre Tigre
