JUPOL y sus miedos a las «ratas» inmunes de «ratatopo»

                           Las elecciones al Consejo de la Policía Nacional, tienen en las próximas horas, un presumible vencedor, Jupol, quien en la alianza con otra organización, ASP, han confeccionado unas listas que bien podrían preocupar a determinados sectores del Ministerio del Interior y también por qué no decirlo, a un sector sin definir en el Cuerpo de Policía Nacional, ajenos a comportamientos impropios y censurables por la sociedad civil, como está ocurriendo con este sindicato atípico desde sus comienzos. Las listas presentadas recogen a miembros engendrados en Jusapol, subsumidos en las cloacas de un chat de policías y guardias civiles, denominado «RATATOPO». Algunos de estos agentes, con el paso del tiempo, estarían instalados en sindicatos y asociaciones de la Policía Nacional y Guardia Civil, en una situación privilegiada, liberados y receptores de conceptos retributivos por asistir a reuniones con altos mandos de ambos cuerpos, en los denominados «consejos».

                           La sociedad civil debe conocer cómo se cimentó lo que es Jupol, cómo se organizaron al margen de una organización sindical inscrita en el Ministerio del Interior, interactuaban de forma clandestina, sin conocimiento de quienes convocaban y secundaban manifestaciones, consignas a favor de determinados sectores políticos, Jueces, y campaña hostil hacia Cataluña. De estos comportamientos, determinados profesionales de la prensa de investigación habrían sufrido denuncias y querellas por parte de Jusapol, la “madre de este movimiento” que protegía a sus adeptos más destacados. En el intento de profundizar cómo se organizaron y cómo obtenían recursos de formaciones ajenas al CPN, para poder andar y actuar por recorrido tortuoso, hasta las elecciones del año 2019, fueron enjuiciados en la ciudad de Palencia, una ciudad, cuyo tejido policial, y otros intereses externos, daban cobertura a quienes dirigían en todos los sentidos un proyecto que pudo sobrevivir, gracias a un acuerdo salarial sacado de la “chistera” por el ex ministro Zoido (Partido Popular) no bien negociado (ni previsto), lo que supuso poner en marcha a todas las “ratas que venían organizando una movida sin precedente” más bien inspirada en reunión de policías y guardias con perfiles de extrema derecha, que ideológicamente compartían momentos de interrelación común contra el gobierno actual y por su condición de frustrados funcionarios, descontentos con los sindicatos y asociaciones denominados «representativos». La incapacidad de poder ejercer en un órgano de la administración era y es patente, sin embargo, la suerte se alió con todos ellos, con la firma del acuerdo salarial, del 2018.

                          Muchos de estos miembros, hoy en día sindicalistas liberados, jugaron y juegan un papel decisivo para conseguir mantener intactos unos pretendidos logros de equiparación salarial con las policías autonómicas, que les permite no perder poder de convocatoria, pese al rotundo fracaso en la gestión ante el Ministerio del Interior en estos últimos cuatro años. 

                        Estos funcionarios, denominados «RATAS» entre sí, algunos huidos en aquellos comienzos por temor a ser descubiertos por sus superiores o por los servicios internos de ambos cuerpos, por lo que se vertía por determinados miembros destacados del grupo «RATATOPO», no dudaron en abandonar este movimiento de funcionarios-as, racistas, xenófobos, homófobos, como se manifestaban ser, sin ningún tipo de pudor.  Empleaban todo el odio y expresiones inimaginables hacia otros agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, a personajes políticos, periodistas, e, incluso, a propios integrantes del grupo, disidentes huidizos,  en esos  momentos, a quienes denominaban «RATAS MISERABLES O COBARDES».

Estas “Ratas Inmunes en la actualidad”, pueden y deben jugar un papel importante para restablecer el quiebro producido en el orden sindical en el Cuerpo de Policía Nacional y la Guardia Civil. Por estos elementos que se sientan ante autoridades, medios de comunicación y se dedicarían a obtener pingües beneficios, lo que, en estos días, ha supuesto una lucha fratricida en la campaña electoral del CPN, por no perder una marca mercantil, para la venta de productos que mueven desde sus comienzos y, que son muy aceptadas por los miles de seguidores que aún conservan. El símbolo de la bandera nacional les une y les proporciona un negocio que debe ser muy rentable después de ver lo acontecido entre grupos de escindidos que tratan de hacerles sombra en el Consejo de Policía. Ambas instituciones están necesitadas de recuperar la normalidad e imagen desde el orden constitucional, la neutralidad política exigible a sus funcionarios y un control exigible en el devenir de sus representantes investigados por presuntas irregularidades contables.  

               Estos movimientos de extremistas, deberían “recoger velas” y asumir que sus compañeros- as, tienen que ser representados de forma seria y responsable, en un marco de representación sindical distinto como se viene demandado en una campaña, marcada por denuncias, actuaciones judiciales, y un desorden sin precedente por Jupol.  Las formas irrespetuosas con algunas órdenes de desarrollo normativo interno, debe ser objeto de actuación del Ministerio del Interior, sin más dilación. El lema, «CON UN PAR»…. manifiesta una señal más para agitar a unas bases, ignorantes de todo lo que se proponen, y descontentas por sus escasos resultados.

              Jupol y sus dirigentes, investigados en estos momentos por presuntos gastos sin justificación de labor sindical, no temen a una decisión contraria en sede judicial, tienen relevo.  Y las Elecciones, no es más que un puro trámite que les permitirán estar con un rédito de otros cuatro años, salvo que la fiesta prevista para el día 28 de junio, se pueda empañar, si desde las cloacas donde se iniciaron en este mundo opaco, desplazando a otras organizaciones por la vía del insulto, desprecio y amenazas veladas, afloran esas “RATAS DESERTORAS” con algún contenido comprometedor de claras manifestaciones antisociales, ideológicas, métodos y expresiones, que podrían final a un movimiento que atenta a una democracia débil en el terreno sindical, que se ha instalado en las instituciones de Policía Nacional y de la Guardia Civil.

               El Ministerio del Interior debería bajar a esas cloacas, buscar e indagar con los servicios propios de subsuelos, policías de investigación, que distingan quiénes propiciaron esos movimientos, para alcanzar unos objetivos por la vía de la subversión manifiesta, con comportamientos de funcionarios-as, que merecen ser revisados, analizados y resueltos de forma drástica, dado que no dudaron en señalar, insultar y vejar a determinados ciudadanos públicos, cargos políticos y profesionales de los medios de comunicación. Al grupo de “RATAS DESERTORAS” protegerlas y premiarlos con la máxima distinción (nunca se ha otorgado a miembro de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, una distinción social, por abortar fascismo entre sus miembros).  

Los derechos y libertades de todos los ciudadanos residentes en este país, de sus propios policías, deben  estar bien protegidos desde los poderes del Gobierno, evitando que entre sus funcionarios  existan elementos capaces de atentar, en este caso unas instituciones policiales, que han sido ninguneadas por unos desaprensivos desde la parte más vulnerable, la utilización de una masa social de policías y guardias civiles, necesitados de mejoras económicas, laborales y medios técnicos de protección, infiltrándose con la creación de sindicatos. Para ello, es necesario que se investigue, y se determinen comportamientos de los miembros de RATATOPO, en el ámbito profesional, sindical y social, y sin son aptos para ejercer la profesión de agentes de la autoridad, como se sabe actualmente, “camuflados como representantes” en organizaciones sindicales.

Firmado: «RATA RECONVERTIDA»