martes, 30abril, 2024
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La Era de los Genios

Primero lo que debamos

Francisco Silvera
Francisco Silverahttp://www.quenosenada.blogspot.com.es
Escritor y profesor, licenciado en Filosofía por la Universidad de Sevilla y Doctor por la Universidad de Valladolid. He sido gestor cultural, lógicamente frustrado, y soy profesor funcionario de Enseñanza Secundaria, de Filosofía, hasta donde lo permitan los gobiernos actuales.
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análisis

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Algo se me escapa, esto de haber nacido en época de transiciones me ha dejado desatendido, soy de pueblos con cal y viejas en negro con moños de ceniza pero también de algoritmos para atender mis deseos inconscientes… ojalá los satisficieren.

Me he dedicado a varios objetivos en mi vida, más allá de los afectivos y personales; siempre me ha pasado y me pasa que me siento abrumado cuando veo que alguien hace bien lo que a mí me gustaría hacer. Me pregunto cómo, investigo, busco, observo, hasta estudio… y después sale lo que sale. Si nos paramos a pensar en cualquier personalidad creativa relevante, suele haber alguna obra representativa que un público amplio puede tener más o menos identificada y localizada, pongamos Murillo, Picasso, Beethoven o Goya, pero la producción de cualquiera de estos autores es inmensa y suele mantener un nivel de calidad imponente. Son vidas enteras dedicadas al trabajo, al perfeccionamiento o, a veces, a la mera supervivencia bien ejecutada, sin entrar en otras pesquisas varias.

De haberme dado por Rubén Darío: pues a a leer, a buscar textos raros e ilocalizables siguiendo las pistas de su dipsomanía geográfica, a estudiar alejandrinos y tridecasílabos, cláusulas rítmicas en sus prosas, el parnaso francés y los albatros de Baudelaire, las influencias locales, sus trabajos en revistas (Mundial, verbigracia)… yo qué sé cuánto tendría que hacer para acercarme a saber cómo laboraba él… pero sin copiarlo, porque claro: eso no tendría mérito artístico mío. Añadan el resto de la Historia de la Literatura. Escribir es leer.

Ahora podría parecer que no es así. Ahora una gusta o no gusta, de un día para otro tiene obra o no, o se hace escritora o no, y de un año para otro se pasa de la oscuridad inveterada a la novedosa presencia; uno decide ser poeta y si pita el caramillo, de repente, no hay suplemento que no cante tus virtudes, opinión que no se te solicite, antología sin tu presencia ni investigación que no te reconozca. Estás en todos lados.

No seré quién pongas pega a eso, nadie huela a resentimiento de frustración. No va por ahí. El éxito ajeno debe alegrarnos, y si invita a unas cervezas: más. Dice José María Micó que la Literatura siempre se ha nutrido y se nutre de sí misma… ¿hoy también?

Algo se me pierde, ¿cuándo construyen los escritores sus obras? ¿Esas vidas de lucha creativa de las que hablábamos dónde están? ¿Cuándo se forman para constituirse? Porque uno en Trina Mercader, o en Jorge Guillén o en Antonio Carvajal (nombres azarosos sobre  mi mesa) puede prácticamente reconstruir la Historia de la Literatura entera sin salir de sus libros, por poquitos o muchos que sean; son parte de una tradición que conocen, reconocen y engrandecen, sabedores de que nada hay más ridículo que descubrir el Mediterráneo o, lo que es peor, un charquito con ínfulas.

Ahora parece que si caes en gracia, de repente: tú eres la obra, la obra eres tú. Es la Era de los Genios, en la que cada cosa que compongas tiene la posibilidad de ser por sí misma, sin diálogo con la tradición, sin el contraste crítico de quienes ya saben algo en esas tierras; parecería que fuéramos gente cuya complejidad de pensamiento y estilística nos viene del deseo de llegar, aunque no hayamos tenido tiempo para drenar y llenar los vacíos, porque no se trata sólo de acumular sino muchas veces de sacar la porquería porque eso es aprender: cambiar, buscar, continuar… pero no hay más evolución ya que la uno mismo aporta por ser.

¿Qué coño es una novela? Pues dos años de gloria total y una vida para disfrutarla. Un “hit”, poco más, en España, salvo autores ya consagrados, ¿se reedita algo? ¿Se vuelve a tener otro éxito? No hablo de productos ya diseñados para los estantes de la entrada de hipermercados… lo que me pregunto si este modelo de explotación comercial, digno y encomiable, un libro da para una casa en la playa, no se habrá traspasado en versión mísera al resto de la escritura.

Hoy la Literatura puede existir sin la Literatura, porque saber manejarse es lo que te convierte en valor presente “literario”. Como autor, en realidad ¿qué y para qué leer?, puede que con estar al día de lo de ahora para poder conversar con los interesados no haga falta más. Porque uno nace, o una se autofabrica y un día dice: yo, y si el cañaveral suena con el viento azaroso: ya puede hasta arrojarlo a la cara del mercado: yo.

JRJ guardó la lira del vano viento, pasó su vida estudiando, leyendo, criticando, enseñando y aprendiendo, y se supo línea continua (siempre entre la duda y la soberbia que tanto montan) de la lírica hispánica, aunque peleara por una obra que no conseguía plasmar en papel como en su pensamiento la sentía.

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