Este artículo vale el número de visitas que tenga, no importa que esté escrito genial o de modo horrible, que cuente algo insólito o una simple vulgaridad. Estamos en el año 2023 -en la era Internet- y lo que cuenta es el volumen de espectáculo. Únicamente eso, el volumen de espectáculo.
Y en la F1 pasa naturalmente lo mismo. Por supuesto era mucho más romántico y humano en los tiempos de Fangio, Portago o incluso Jackie Stewart. Pero eso es pasado y, repetimos, lo único que ahora cuenta es el espectáculo.
La carrera final del Mundial de F1 2021 tuvo ¡mil millones de espectadores! Eso es lo que se busca, eso es lo que se pretende.
Y en esa dirección el brazo armado de Liberty, es decir la FIA, ha realizado un movimiento de gran audacia y convertido los tres días del fin de semana en espectáculo utilizando las carreras sprint como pretexto, repartiendo más puntos en las mismas y creando jornadas de clasificación diferente para la carrera sprint y para la Gran Carrera.
A quien se le haya ocurrido sin duda es un genio del marketing. Y además han elegido para el estreno el siempre difícil y muy espectacular circuito de Bakú. La emoción estaba servida antes de que los coches comenzasen a rodar.
La Fórmula 1 ya no depende, desde hace mucho, de la habilidad de un piloto, y en este nuevo formato baja incluso la importancia de la máquina, porque las banderas amarillas y las banderas rojas pueden cambiarlo todo en cualquier momento.
En suma: que el resultado es genial, para el espectáculo, y para todos nosotros, que realmente lo que hacemos es seguir ese espectáculo.
La Fórmula 1 está loca loca loca, y nosotros también; locos de contento y encantados con el nuevo cambio.
Grandes rayas.
Tigre Tigre
