La Cumbre del Clima de Bonn reúne a los negociadores climáticos de todo el mundo. Se trata de un momento clave para dar forma a los compromisos que se deberán adoptar en la próxima cumbre climática (COP28 en Dubai). Sin embargo, de cara a realizar esta tarea, se están repitiendo los bloqueos y tensiones que han marcado las cumbres climáticas internacionales.
En el encuentro las organizaciones de la sociedad civil representadas siguen coordinándose para señalar la responsabilidad de grandes empresas transnacionales y de muchos países en la emergencia climática. El miércoles 7 de junio a primera hora de la mañana, representantes de la sociedad se manifestaron a la puerta del espacio de las negociaciones para exigir que se eche a las industria e intereses fósiles y contaminantes del espacio. Entre otras peticiones, se volvió a exigir la creación de un régimen de incompatibilidades para evitar que las empresas sigan determinando los acuerdos climáticos.
Entre dichas empresas se encuentra la petrolera de Dubai (ADNOC) cuyo CEO, el Sultán al Jaber, presidirá la próxima COP28. Se trata de una Presidencia petrolera que ha sido denunciada por las organizaciones de la sociedad civil, representantes políticos y hasta por la anterior secretaria ejecutiva de las Naciones Unidas para el Cambio Climático, Patrica Espinos, que la calificó como “peligrosa”. Durante los próximos dos días la visita del presidente de la COP28 se encontrará con diversas manifestaciones de rechazo a su Presidencia.
En el marco de la reducción de emisiones destaca el Global Stocktake (Balance Global), un mecanismo que pretende evaluar cómo lo están haciendo los países y qué se debe mejorar para alcanzar los objetivos a largo plazo del Acuerdo de París. Tras tres años de negociaciones, la parte técnica llega al final de su recorrido en Bonn.
El objetivo de este Balance Global es concluir con un documento de alta ambición, que siente las bases para una acción climática más justa, eficaz, que esté alineada con la ciencia, que de instrucciones y fije obligaciones claras para incrementar la escasa ambición de los países. Algo que debe servir de guía a los países para el incremento sustancial de la ambición en la siguiente ronda de presentación de nuevos compromisos climáticos en 2025.
Sin embargo, las negociaciones en este momento están centradas en el formato que tendrá el documento de conclusiones, dejando pospuestas importantes discusiones como la necesidad de poner una fecha de fin de uso a los combustibles fósiles.
Entre los temas pendientes, sigue sin establecerse un punto de agenda que permita elaborar una hoja de ruta para la descarbonización mundial, a través del Programa de Trabajo para la Mitigación pactado en la COP27. Un retraso del debate que hará muy difícil alcanzar el acuerdo político en la próxima COP28,
Ecologistas en Acción también advierte de que, a pesar de las promesas de financiación, sigue habiendo problemas, tal y como indica el “Informe paralelo de 2023 sobre financiación climática” de Oxfam: si bien se movilizaron 83.300 millones de dólares en 2020, solo unos 25.000 millones fueron destinados a financiación climática.
El informe de Oxfam también advierte de que mucha de esta financiación se da en forma de préstamo en lugar de subvenciones, lo que agrava aún más la ilegítima deuda de estos países. En este sentido, uno de los pocos logros de la pasada COP27 fue el acuerdo de creación de un Fondo de Pérdidas y Daños destinado a los países más vulnerables frente a la crisis climática. La cumbre Bonn tiene la obligación de llegar a acuerdos sobre las condiciones que debe tener el fondo, quiénes lo financiarán y quiénes serán los destinatarios de la financiación.
A lo largo de los próximos días, tendrá lugar el segundo diálogo de Glasgow, que consiste en una serie de reuniones temáticas específicas sobre pérdidas y daños. Con el objetivo de aumentar la presión, las organizaciones de la sociedad civil, entre ellas Ecologistas en Acción, han organizado numerosas acciones. Su objetivo es continuar exigiendo nueva financiación (adicional y suficiente) para los países más vulnerables frente a la crisis climática.
Desgraciadamente es lógico que se promuevan estos boicot y exclusiones en estos tiempos de radicalismo y censura.
Parece que hay gente que piensa como la niña Greta: que hay gente mala que quiere matar el planeta. Si hubiera alternativas razonables que permitieran prescindir totalmente de los combustibles fósiles en todos los sectores de la economía, podría tener razón.
Pero como no es así, hay que escuchar a las empresas de fósiles, aunque sólo sea para saber en que sectores los fósiles siguen siendo imprescindibles. ¿Que estas empresas no son neutrales? De acuerdo.
Pero también se podría argumentar que algunos ecologistas están fanatizados, y a un fanático mejor no darle voz. La niña Greta dijo a propósito del cambio climático que «quiero que sintáis pánico»
Pues no: cuando un pueblo está aterrorizado, ya no razona. Y no se deberían tomar decisiones sin usar la cabeza.