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Las manipulaciones de las grandes empresas y los bancos para no subir los salarios de los trabajadores

La desigualdad entre los sueldos de las clases medias y trabajadoras respecto de los grandes ejecutivos es una de las principales consecuencias de la crisis de 2008 y de la modificación del paradigma capitalista hacia un modelo de especulación frente a la productividad

José Antonio Gómez
José Antonio Gómez
Director de Diario16. Escritor y analista político. Autor de los ensayos políticos "Gobernar es repartir dolor", "Regeneración", "El líder que marchitó a la Rosa", "IRPH: Operación de Estado" y de las novelas "Josaphat" y "El futuro nos espera".
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análisis

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Uno de los grandes problemas que sufren las clases medias y trabajadoras de los países con economías avanzadas es el estancamiento de los salarios mientras que los sueldos de los altos ejecutivos siguen creciendo sin parar. Esto acrecienta la desigualdad y cimenta el paradigma por el cual las clases dominantes se imponen a través de la acumulación de riqueza.

Las grandes corporaciones, aquellas que evaden miles de millones de euros en impuestos a través de su domiciliación en paraísos fiscales, eluden el pago de mayores salarios a sus empleados con la excusa de que carecen de recursos para ello.

Esto es falso porque, mientras los sueldos de los trabajadores siguen estancados o, directamente, como ocurre en España, se devalúan cada vez más, los salarios de los altos directivos y ejecutivos de estas firmas no tienen problema en que sus rentas se incrementen a valores fuera de mercado.

En 2021 y 2022, las corporaciones del S&P 500 gastaron sumas récord en recompra de acciones, una maniobra que infla artificialmente el valor de las acciones de una empresa y la remuneración variable basada en acciones de los directores ejecutivos.

Las grandes empresas no tienen en cuenta jamás el hecho de que todos sus empleados son fundamentales para los beneficios que genere la corporación. Sin embargo, en lugar de compartir esa riqueza que generan los trabajadores, las empresas están utilizando una forma de manipulación del mercado, que en algunos países alguna vez fue ilegal, para enriquecer aún más a quienes están en la cima de la escala corporativa.

Un informe del Instituto de Estudios Políticos de Washington (IPS, por sus siglas en inglés), al que Diario16 ha tenido acceso, analiza en profundidad a las 100 corporaciones del S&P 500 que tuvieron los niveles salariales medios más bajos para sus trabajadores en 2022. Por otro lado, el documento muestra cómo en Estados Unidos esas empresas consiguen contratos públicos, es decir que, además, se enriquecen más con el dinero de los contribuyentes.

Según el informe, la brecha salarial en estas empresas es de un 60.300%, es decir, por cada dólar que cobra un empleado, los altos ejecutivos reciben 603. Los directores ejecutivos de este grupo ganaron 15,3 millones de dólares en promedio en 2022, mientras que el salario medio de los trabajadores promedió solo 31.672 dólares.

Otro dato escalofriante que muestra el informe es que esas grandes corporaciones analizadas por IPS gastaron desde 2020 más de 340.000 millones de dólares en recompras de acciones. Esta maniobra infla artificialmente los salarios variables de los ejecutivos basados ​​en acciones y desvía fondos de los salarios de los trabajadores y otras inversiones productivas.

Esto generó que el incremento del número de acciones recibidas por los directores ejecutivos provocara que los salarios de esos altos ejecutivas subieran un 300% más rápido que los sueldos de las personas de clase media y trabajadora.

Banco Santander, 1.900 millones en recompras de acciones y conflicto laboral

Esto que sucede en Estados Unidos se ha extendido a España. Las grandes empresas del IBEX35 iniciaron una fiebre de recompra de acciones tras la pandemia. Banco Santander, por ejemplo, anunció en abril de 2023 que había recomprado un 7% de su capital en dos años para, en teoría, retribuir a sus accionistas.

Esta maniobra a quien beneficia no es a sus trabajadores, ni siquiera a los minoristas, sino a los grandes accionistas que, en realidad, controlan el banco.

Para justificar esta maniobra, la entidad presidida por Ana Patricia Botín señaló que «la recompra es una de las acciones más eficaces para generar valor para los accionistas», afirmó el consejero delegado del banco. En total, el Santander se gastó 1.900 millones de euros en sus programas de recompra de acciones.

Sin embargo, los trabajadores del Santander, los que realmente consiguen los beneficios que luego anuncia a bombo y platillo su presidenta, han vivido este año el conflicto porque el banco, en un principio, fue el único que decidió aplicar de manera íntegra y sin ninguna alternativa la cláusula de compensación y absorción contemplada en el Estatuto de los Trabajadores.

Esto generó el conflicto que llegó hasta el mismo presidente del Gobierno a través del secretario general del sindicato UGT durante las Jornadas Confederales de Acción Sindical «Estudio y análisis de las masas salariales y convenios colectivos», celebradas el pasado 13 de enero. Ahí, Pepe Álvarez afirmó ante Pedro Sánchez que «quiero especialmente también pedir a las empresas que cumplan con los acuerdos a los que se llega. En ese sentido quiero hoy citar al Banco de Santander. Es la única entidad bancaria que no ha trasladado el acuerdo de subir los salarios firmados con las organizaciones sindicales, es decir, que ha absorbido todo, o casi todo, el aumento que estaba previsto en ese acuerdo. No tiene ni pies de cabeza. Los beneficios que tiene la banca en estos momentos, que tiene el Banco de Santander, las propias regulaciones de empleo que han hecho dentro del banco. Esta es la hora de repartir beneficios. Esta es la hora de que los beneficios también lleguen a los trabajadores».

Un día después, ante la sede del Santander, Álvarez encabezó una concentración en la sede del banco (en la que muchos trabajadores se taparon el rostro por miedo a las represalias). Ahí afirmó que «Banco Santander encarna la posición más dura, más reaccionaria, del empresariado español contra el reparto de los beneficios de la riqueza que se está generando en nuestro país. Sé que es una reivindicación de los trabajadores del banco, pero también nos ayuda a poner de manifiesto hasta qué punto la patronal española está manteniendo una posición usurera, una posición de no repartir la riqueza que se está generando en nuestro país. La banca es evidente que es uno de los sectores con más beneficios empresariales. La banca viene de un proceso de reconversión brutal y de una inyección de dinero público en años anteriores que es, en buena parte, la causa del déficit público de la deuda externa que tiene el Estado español».

Al final, el conflicto fue ganado por los trabajadores, pero es significativo que todo esto se estuviera produciendo tras las agresivas recompras de acciones por valor de 1.900 millones de euros.

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