A Leonel Fernández las cosas no le están saliendo como esperaba cuando decidió intentar volver a ser presidente de la República Dominicana. Los sondeos de intención de voto le están destrozando. Esto provoca que esté forzando la máquina en una estrategia a la desesperada por rascar uno o dos puntos en las encuestas. En política, cuando se actúa de este modo, se cometen errores y, en las últimas semanas, Leonel se ha convertido en una máquina errática que está sacando a la luz lo que él hizo durante los 12 años que ostentó la Presidencia. Y no sale muy bien parado.
La última polémica que Leonel ha querido generar es la renovación del contrato de gestión de los aeropuertos de República Dominicana aprobado por el Congreso. Todo ello desde un análisis absolutamente trumpista y acusando al presidente Luis Abinader de utilizar ese contrato como elemento de financiación de la campaña. La realidad es que Leonel sabe mucho de financiaciones políticas dudosas, por eso, como dice el refranero español, «cree el ladrón que todos son de su condición». Este tipo de comportamiento está ampliamente estudiado por la ciencia psiquiátrica como mecanismos de proyección que Anna Freud definió como desplazamiento hacia el exterior.
Respecto a Aerodom, la comparativa entre el contrato que aprobó Leonel en 1999 y el actual, demuestran dónde están las prioridades de Fernández y las de Abinader. Mientras el contrato de Leonel priorizaba las infraestructuras, es decir, donde está «el negocio», el actual presidente dominicano incluye elementos que beneficiarán a toda la ciudadanía porque genera escenarios en distintos ámbitos. Por tanto, Leonel, al pretender criticar el nuevo contrato de Aerodom, lo que ha provocado es que se revelen cuáles son sus verdaderas prioridades de cara al lejano futuro en el que él, teóricamente, pudiera llegar a gobernar: primero, «el negocio», en último lugar, el bienestar del pueblo.
La renegociación del contrato de la concesión de Aerodom de Luis Abinader en todos los ámbitos. Desde el punto de vista aeroportuario, se mejorarán las infraestructuras del Aeropuerto Internacional de las Américas – José Francisco Peña Gómez, que incluye la construcción de una nueva terminal. Esto mejorará la experiencia de país que obtendrán los millones de turistas que llegan a República Dominicana, además de ser un avance para la diáspora que vive en diferentes puntos del país.
Las condiciones del contrato aprobado por Luis Abinader, y que ahora critica Leonel, tendrá un importante impacto para la economía de República Dominicana, puesto que uno de los factores que más analizan los inversores extranjeros es el de las conexiones aéreas. La mejora del principal aeropuerto del país, evidentemente, atraerá más inversiones y, en consecuencia, un mayor flujo de divisas que se traducirá en una mejora de la calidad de vida del pueblo.
Sin embargo, la mayor diferencia entre el contrato actual y el que aprobó Leonel Fernández en 1999 está en el rédito que sacará la ciudadanía en general, no sólo los usuarios de los aeropuertos.
Se van a mejorar las infraestructuras viales para paliar un importante problema que afecta a todos y cada uno de los ciudadanos: el tráfico. Gracias a la inversión comprometida en la renovación del contrato con Aerodom, se construirán puentes, pasos elevados, nuevas vías que permitirán a los conductores trasladarse en sus vehículos de una manera más efectiva y sin sufrir atascos que afectan a la vida personal y profesional.
Dentro de los beneficios se encuentra el reasfaltado de importantes vías de toda la República Dominicana, lo que, además de mejorar el tránsito, evitará miles de accidentes porque una carretera con unas condiciones adecuadas incrementa la seguridad vial.
Por otro lado, la renegociación del contrato con Aerodom llevada a efecto por el presidente Luis Abinader también tendrá un impacto social unido a la salud, ya que la cantidad de 775 millones de dólares que percibirá el Estado dominicano durante los primeros seis meses serán utilizados también para la construcción de centros sanitarios de diferentes especialidades.
El contrato firmado con Aerodom por la administración de Leonel Fernández no generaba ningún beneficio directo al pueblo dominicano. Por el contrario, el resultado de la renegociación de Abinader representará beneficios que superarán los 2.100 millones de dólares, beneficios que serán percibidos a través de distintas vías como un pago inicial o canon al Estado dominicano de 775 millones de dólares por derecho a operación, por el plazo extendido de la concesión; una inversión de 830 millones de dólares para mejoras en los 6 aeropuertos concesionados, incluido el Aeropuerto Internacional de Las Américas – José Francisco Peña Gómez y otros aportes variables estimados entre 300 y 550 millones de dólares.
Por el contrario, el contrato que Leonel aprobó en 1999 se centraba sólo en las infraestructuras aeroportuarias y no incluía ningún tipo de beneficio directo en otras áreas económicas y sociales que son fundamentales para la ciudadanía dominicana.
La comparación de los dos contratos ya fulmina cualquier interpretación que Leonel haga porque él fue protagonista de la concesión de 1999, no fue otro, fue él.
Ante la evidencia de su fracaso de 1999 al ponerse en comparación lo logrado por Abinader con la renegociación de las condiciones de la concesión, Leonel está afirmando ahora que es un modo de «financiar» la campaña de reelección de cara a las próximas elecciones del mes de mayo.
Eso es lo que tiene el trumpismo. Muchas palabras, argumentos vacíos y crear un cóctel con contenidos manipulados. Leonel se centra en los primeros 775 millones y en el uso que se ha anunciado que se dará a esa cantidad para la construcción de infraestructuras que tienen como único objetivo la mejora de las condiciones de vida y del bienestar de todos los ciudadanos dominicanos, voten a quien voten.
Leonel no habla de los más de 2.500 millones de beneficio que supondrá el nuevo contrato. No le interesa que se conozca que, por ejemplo, en su concesión, durante los tres primeros años, había una previsión de inversión de 203 millones de dólares sólo para aeropuertos en 3 años. Abinader ha conseguido 775 millones durante los primeros seis meses. La diferencia es abismal, pero, evidentemente, a Leonel no le interesa esto porque explicarlo es más complejo que redactar un post en X (antes Twitter), hacer un vídeo en Youtube o un reel de Instagram.
