“Ay, señor, y si al final va a ser verdad eso que dicen algunos tarugos malintencionados y Mercedes no quiere firmar conmigo”.
Primero fue de lo que “si me hubiese quedado con McLaren jamás habría logrado igualar en número de mundiales a Michael Schumacher”.
Y ahora apenas le sale la voz del cuerpo cuando explica que él se retirará:
“Cuando ya se no se le dibuje una gran sonrisa al arrancar su coche antes de comenzar una carrera”
Dicho de otro modo que está dispuesto a retirarse y a firmar año a año.
Nadie piensa que haya ningún matiz racista en el retraso de la firma del contrato entre Hamilton y Kallenius. En los negocios, y cuando hay dinero, no existen ni razas ni colores ni líneas políticas. Pero sí…
Pero sí molestó a mucha gente la campaña orquestada por el campeón británico sin pedir permiso a nadie a favor de una causa absolutamente justa -nadie lo niega ni se atrevería a hacerlo.
Sin pedir permiso a nadie.
Usando una plataforma que, por las mismas, podrían emplear todos los pilotos.
Hay muchas injusticias en el mundo.
Siempre sostuvimos que Hamilton pagaría por intentar obligar a sus compañeros a arrodillarse sin tener en cuenta su propia libertad de decisión.
Dijimos que pagaría y ya está pagando.
Quizá aún consiga firmar el contrato que le permita optar al octavo mundial y dejar atrás al mismísimo Schumacher. Quizá sí y quizá no. Pero en cualquier caso Hamilton va a salir muy menguadito como personaje y tal vez también como piloto de las collejas que le está dando Ola Kallenius.
Porque la F1 es un Circo y a nadie, ni a acróbatas ni a payasos ni domadores, se les permite sacar los pies del tiesto. Que se lo pregunten a Mikita Mazepin quienes duden de nuestras humildes palabras.
Tigre tigre.