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Los beneficios del Santander no revertirán en sus trabajadores

El Santander presentó ayer unos resultados históricos del tercer trimestre de 2023 que han provocado advertencias de los analistas de mercado y la desconfianza de la plantilla

José Antonio Gómez
José Antonio Gómez
Director de Diario16. Escritor y analista político. Autor de los ensayos políticos "Gobernar es repartir dolor", "Regeneración", "El líder que marchitó a la Rosa", "IRPH: Operación de Estado" y de las novelas "Josaphat" y "El futuro nos espera".
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análisis

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Banco Santander presentó ayer los resultados correspondientes al tercer trimestre de 2023. Sobre el papel, y el papel lo aguanta todo, fueron espectaculares. La entidad obtuvo un beneficio atribuido de 8.143 millones de euros, un 11% más en con respecto al mismo periodo del año anterior gracias al fuerte crecimiento de los ingresos, especialmente en Europa y México, que, según señaló el banco, permitió neutralizar el esperado aumento de las provisiones. En el tercer trimestre, el beneficio atribuido aumentó un 26% (+20% en euros corrientes) respecto al tercer trimestre de 2022, hasta los 2.902 millones de euros.

«La fortaleza de los resultados se reflejó en el aumento de la rentabilidad y el valor para los accionistas, con un retorno sobre el capital tangible (RoTE) del 14,8% (+1,3 puntos porcentuales); un beneficio por acción (BPA) de 48 céntimos de euros, un 17% más, y un valor contable tangible (TNAV) por acción al final del tercer trimestre de 4,61 euros. Si se tiene en cuenta el dividendo en efectivo pagado el pasado mayo contra los resultados de 2022 y el primero a cuenta de 2023 que se pagará en noviembre, el valor creado para los accionistas (TNAV por acción más el dividendo por acción) equivale a más de 8.000 millones de euros», señaló el Santander a través de sus canales de comunicación. 

Ana Patricia Botín, presidenta de la entidad, ha afirmado que «hemos logrado otro trimestre récord, con un aumento del beneficio por acción del 17% y un retorno sobre el capital tangible del 14,8%. Tenemos nueve millones de nuevos clientes, los ingresos crecen al 13% y avanzamos en la simplificación de nuestros negocios».

Como se puede comprobar, ni una sola mención a la plantilla, a los trabajadores que son los que realmente consiguen esos beneficios en un ambiente de precariedad, presión salvaje y constante y con objetivos inalcanzables. En consecuencia, a pesar de que los beneficios han crecido un 11% interanual, los empleados del Santander seguirán sufriendo en cada una de sus jornadas laborales, continuarán recibiendo la presión en reuniones telemáticas o a través de comunicaciones electrónicas por todos los medios posibles. Eso sí, no verán su salario incrementado en el mismo porcentaje.

En Diario16 llevamos años revelando la situación que viven los trabajadores de Banco Santander. Más allá de los abusos denunciados durante los expedientes de regulación de empleo o el cierre masivo de oficinas, lo cierto es que el escenario en el que trabaja la plantilla de la entidad es, cuanto menos, espeluznante.

Tal y como denunció el sindicato UGT, los empleados de Banco Santander «no se sienten seguros ni para admitir fallos ni para ninguna otra variable, tienen miedo, y mucho, y por lo tanto no se sienten libres de decir lo que piensan».

Las cifras espectaculares de Banco Santander sólo son beneficiosas para los grandes accionistas de las entidades, en su gran mayoría fondos, gestores de cartera y bancos custodios que reportarán importantes dividendos a sus clientes. Los de abajo, los trabajadores de todos los departamentos, los verdaderos y únicos responsables, no van a recibir nada de esos beneficios netos, cuando lo lógico y humano sería que percibieran su trozo del pastel.

Por otro lado, a nivel interno del banco, la tarta se la reparten los altos ejecutivos y los consejeros. A la plantilla, por el contrario, se les regatea o se les ponen objetivos inalcanzables para que su parte variable sea menor.

Estos resultados espectaculares del Santander demuestran la falsedad del viejo mito que señala que los directores ejecutivos ganan tanto dinero porque son mucho más inteligentes y trabajadores que el resto de la plantilla. Esto es una falacia, una añagaza cruel. El Santander no podría haber logrado esas cifras de beneficios netos sin el trabajo de unos empleados que, en comparación con los resultados, están pagados de manera absolutamente precaria.

Los 8.143 millones de euros beneficios anunciados ayer por el Santander sólo tendrán un impacto en los grandes especuladores que actúan con total impunidad. Los trabajadores, los verdaderos y únicos responsables de esos resultados, seguirán quedándose con la limosna, con su salario ínfimo y con sus condiciones laborales precarias en las que, tal y como denunció este año la sección sindical de UGT del Santander, se les obliga a cometer irregularidades para poder cumplir con los objetivos marcados por la entidad presidida por Ana Patricia Botín.

Cautela de analistas

Evidentemente, los analistas de mercado han recibido con satisfacción los resultados de Santander. Sin embargo, han lanzado advertencias sobre lo que puede estar por venir.

Según Javier Cabrera, analista de XTB, «estos resultados afianzan la buena marcha del sector bancario, aunque avisan de que se deben interpretar con cautela, debido a que la caída de los créditos podría provocar que en el medio plazo su crecimiento se estanque. Un punto que apoya este argumento es que los clientes están optando por hipotecas a tipo fijo, lo que a las entidades les da la oportunidad de blindarse de una posible bajada de tipos, pero también capa su crecimiento futuro en esta área. Esto obligaría a las entidades a buscar otras fuentes de ingresos, como la banca de inversión, que también ha reportado unos resultados muy positivos con un crecimiento del 22% en los beneficios».

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1 COMENTARIO

  1. ¡Qué novedad! Los que producen la riqueza, no la perciben; la llevan los patronos. Esta realidad es el eje fundamental de la barbarie capitalista. Cuestión ésta, nunca cuestionada en los «medias»; vivimos en el jardín del mundo, según Borrell.

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