No imaginaba que la importancia de un comentarista deportivo pudiese ser tantísima. Es cierto que en Fórmula 1 durante el primer año que me vi obligado a ver las carreras a través de Movistar, eché mucho de menos a Antonio Lobato, quien también es un cronista magnífico.
Pero confieso que nunca había visto a nadie tan brillante, dando tantísima vida y luz, como a ROBERTO CARRETERO comentando los partidos de tenis.
Llevaba casi veinte años sin ver tenis con interés, pero el aterrizaje de CARLOS ALCARAZ (es murciano y yo viví en MURCIATOWN) consiguió llamar mi atención, y ahora intento no perderme ninguno de sus partidos.
Estaba pues siguiendo a Carlos Alcaraz en el Open de la Mutua de Madrid cuando sucedió que uno de los partidos lo vi no a través de la cadena de
Movistar que suele transmitir el tenis, #VAMOS, sino de la tele del estado.
¡Dioses, qué diferencia! Parecía otro mundo, otro deporte. No es que los comentaristas de Radio Televisión Española lo hicieran mal, lo hacían bien y normal, pero ahí fue cuando me di cuenta de lo excepcional era el comentarista de #VAMOS.
Me costó averiguar su nombre porque no sale en grandes carteles, hasta que al principio del partido de Roma entre Djokovic y Tsisipas, escuché como le saluda a su compañero: ROBERTO CARRETERO.
Luego ya todo fue más fácil: estamos en la época de Internet. Basta susurrar un nombre en la oreja del esmarfon para descubrir todo tipo de vidas y milagros.
Carretero fue un tenista innovador y que hizo época, dejó huella en figuras tan grandes como Rafael Nadal. Pero si alguien quiere saber más sobre él, que haga lo que yo y le pregunté a San G.
Roberto Carretero habla del ALMA DE LOS JUGADORES, sobre todo del alma.
Atesora, como evidencian sus palabras, una gran experiencia, se conoce perfectamente a sí mismo, y posee una capacidad de empatía que considero insólita en un periodista deportivo.
Nosotros llamamos a la colección de artículos que publicamos sobre Fórmula 1 en Diario16 LAS ALMAS Y LA F1, precisamente porque lo que más nos interesa son las almas de los deportistas. Pero en la F1 el alma no puede hacer TANTÍSIMO ya que depende del robot, de la máquina, del coche que le da cuerpo y completa. Un alma enorme en F1 no puede ganar una carrera sino está anclada a un coche a la altura de las circunstancias.
En cambio en tenis… En tenis es fascinante ver como un número 1 puede ser derrotado por un número 100, y como ese número 1 deja de ser dueño de sí mismo y después de no fallar ni un solo golpe durante un set entero se transforma y debilita y parece un boxeador sonado. Lo anterior lo explica maravillosamente y todo el tiempo, infinitamente mejor que yo lo estoy haciendo ahora, Roberto Carretero.
Por eso este artículo que inaugura una nueva sección en el periódico:
MATCH POINT (en homenaje a W.A.), lo hemos titulado así:
Ni Djokovic ni Tsisipas, ¡ROBERTO CARRETERO!
Bravo Roberto, nos has dejado impresionados. Nuestro aplauso.
Tigre Tigre
