Nadia Calviño no ha fracasado ella sola, sino que también es la derrota del frente neoliberal infiltrado en el gobierno de coalición progresista. La historia demuestra que la presencia de «agentes dobles» en una organización suele finalizar con la destrucción de ésta o con la condena de aquéllos. Calviño ha perdido en su intento de ganar poder dentro del Ejecutivo de izquierdas para frenar todas las medidas basadas en la justicia social que se le presuponen a dos partidos progresistas. Por eso, la derrota de Calviño es una victoria para el pueblo español.

Si la actual ministra de Asuntos Económicos hubiera logrado hacerse con la Presidencia del Eurogrupo, la ciudadanía de España estaría perdida, sobre todo tras la crisis provocada por la pandemia del Covid19, porque el eufemismo «reformas estructurales» que no es más que la definición de «duros recortes», se aplicarían en España, sin ningún tipo de piedad, medidas más duras que las impuestas por Mariano Rajoy.

La Presidencia del Eurogrupo de Nadia Calviño se hubiera convertido en la rendición absoluta y sin condiciones del gobierno progresista a los intereses de las clases dominantes, a las que tan bien representa la actual ministra de Asuntos Económicos.

Ha llegado el momento en que Pablo Iglesias fuerce la salida de la vicepresidenta tercera, porque el presidente no lo va a hacer. ¿O se va a mantener callado y tragará para poder mantener su puesto en el Gobierno? ¿También renunciará a su ética y su coherencia ideológica viendo cómo hay «infiltrados e infiltradas» neoliberales que no tienen más misión que frenar y evitar que se implementen las políticas de justicia social que el vicepresidente segundo defendía en sus mítines y sus intervenciones en el Parlamento cuando estaba en la oposición?

Lo mismo puedo decir de la parte socialista del Ejecutivo. Como ya escribí en alguna ocasión, cada día se hace más necesario y urgente, antes de que los elefantes blancos o los/las Caballos de Troya disfrazados desde dentro del socialismo acaben destruyendo al PSOE de Pablo Iglesias Posse. Sigo recordando la frase de don Antonio Machado: «La voz de Pablo Iglesias tiene para mí el timbre inconfundible de la verdad humana».

El retraso en la toma de una decisión tan coherente como sacar a los neoliberales de la estructura de un Gobierno progresista puede tener consecuencias muy negativas, como ya ha ocurrido en países como Italia, Francia, Alemania, Suecia, Grecia, Países Bajos o Finlandia, donde el socialismo se ha convertido en una socialdemocracia cómplice del capitalismo deshumanizado, de las élites y de la desigualdad que, en teoría, como socialistas, estaban obligados a combatir. Sin embargo, en el sur de Europa resisten España y Portugal. ¿Hasta cuándo?

El último Congreso del PSOE tenía como lema «Somos la Izquierda». ¿De verdad es así o sólo era una campaña de marketing para diferenciar al secretario general de la facción más conservadora del partido socialista? ¿Alguien puede creerse que Nadia Calviño e Iván Redondo son de izquierdas? Dentro de la parte socialista hay personas que tienen un bagaje claramente progresista, precisamente a los que desde el sector neoliberal de la Administración se pretende desactivar porque son los más peligrosos a la hora de defender las esencias del programa socialista. Un ejemplo de esa coherencia ideológica la dio el ministro José Luis Ábalos cuando hizo una defensa a ultranza de lo público frente a los postulados neoliberales al afirmar que la pandemia demostró que «el dinero que cada uno tenga en sus bolsillos no es suficiente. La pandemia generará el primar el espacio público compartido a las salidas individuales del sálvese quien pueda. Solo no se salva nadie. Esos valores colectivos se ven en el comportamiento de los ciudadanos». Por el contrario, otros, o están contaminados por el chapapote de la socialdemocracia (que no es otra cosa que el eufemismo de la derecha liberal), o abandonaron las esencias del partido por su presencia en puestos de poder.

¿Cuál es el objetivo de estos neoliberales emboscados? La destrucción del Partido Socialista. Lo que no pudieron hacer ni Franco ni Aznar lo pueden lograr personajes oscuros que trabajan al servicio de los intereses de las élites, rasputines que, por desgracia para el pueblo, tienen cada día más poder, ya sea porque se lo dan, ya sea porque se aprovechan de la absoluta parálisis de quienes tendrían que ejercer el liderazgo. Las carpetitas siempre tienen mucho que ver en esto, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.

En consecuencia, que Calviño haya fracasado es la mejor noticia para el pueblo español porque no habrá hipotecas que pagar y el Gobierno podrá, si le dejan, enfrentarse a la UE para obtener los recursos necesarios para poder implantar las políticas de la justicia social que tanto necesita una ciudadanía que aún no se ha recuperado de la ofensiva neoliberal de Rajoy ni de las políticas de estabilidad (recortes) que defienden la propia Calviño y los camarlengos infiltrados.

4 COMENTARIOS

  1. Aunque este acontecimiento no sea el fin del neo-liberalismo, si ha sido una derrota a una de las cancerberas del gran capital. Aguardo que sea el inicio del fin de la barbarie, de la que esta individua era una de sus ejecutoras.

  2. Un valor que me gusta es la honestidad de quien reconoce la responsabilidad en quien la tiene, a quien manda, cosa que no he visto en este artículo. Aquello Chavista de buscarse un enemigo externo apesta. El socialista Pedro Sánchez se cargó la estructura del partido desde las bases. El “Autocaudillo” ha eliminado las posibilidades de sustitución. Ni les cuento los recortes y el control que España va a sufrir. Quizás nos venga bien, porque cuando la izquierda ve el mal en el capitalismo no está mirando el agujero en sus bolsillos por donde se le va la pasta. Por no hablar de los recortes, incluidos a los sueldos de los funcionarios, que hizo Zapatero. Rajoy ni existía. Por tanto, si hace reconocimientos sobre Calviños y neoliberales, esos, son los suyos, forman parte de un gobierno Social-Comunista. Más bien diría yo Dictatorial. El problema, la desintegración de ideas está en la izquierda. ¿Progresista?, palabra hueca que ni se sabe lo que es.

  3. Totalmente de acuerdo con el artículo. Calviño, Calvo, Robles… son representantes del rancio pseudo socialismo de Felipe González y los 40 ladrones. El neoliberalismo apesta en cada una de las declaraciones de esta gente, que está en el PSOE porque en el PP los puestos estaban ocupados. No creo que sea el inicio de la caída de los neoliberales, pero hay que seguir metiendo presión.

  4. Aunque ha sido una victoria para los que nos consideramos progresistas, por desgracia el neoliberalismo sigue campando a sus anchas dentro del PSOE, y los mal autodenominados socialistas de este pais. Personalmente, como votante progresista y que cree en la justicia social, me siento huérfana de personas/polític@s serias y coherentes que me representen.

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