Aunque Serbia es candidata a ser miembro de la Unión Europea, es, junto con Bielorrusia, el único Estado europeo que se ha negado a sumarse a las sanciones contra Rusia por su agresión contra Ucrania.
Es por ello que Serbia está siendo presionada para que se sume a las sanciones contra Rusia y se aleje también de China. Así mismo, está siendo presionada constantemente para que reconozca a la base de la OTAN en los Balcanes (Kosovo). Si en ese reconocimiento, Serbia no entrará en la UE y el principal escollo para todo eso es su presidente Aleksandar Vučić, al que los EEUU y la UE quieren quitar del medio para poner a alguien tipo «Zelenski» en Ucrania.
El mensaje críptico del presidente serbio, Aleksandar Vučić que expuso el pasado marzo hace presagiar lo peor:
«Ahora mismo no me resulta fácil decir qué noticias hemos recibido en las últimas 48 horas. Los intereses nacionales vitales tanto de Serbia como de la República Srpska están bajo amenaza inmediata. En los próximos días informaré al pueblo de Serbia sobre todos los desafíos que tenemos por delante. Será difícil, difícil como nunca. Pelearemos. Serbia ganará».
(La República Srpska forma actualmente parte de Bosnia y Herzegovina, siendo una zona de mayoría serbia 80%).
¿Es posible que esta declaración de Vučić tenga algo que ver con alguna votación para que Kosovo entre en el Consejo de Europa?, ya que la Comisión de Política y Democracia del Consejo de Europa ha dado el primer paso para aceptar a Kosovo en la organización y ahora deberá pasar el filtro del parlamento del Consejo de Europa.
Otra posibilidad es que tenga algo que ver una próxima resolución iniciada por Alemania, (para el 27 de Abril en la ONU), cuyo objetivo es declarar a Serbia y a los serbios de Bosnia culpables de genocidio.
Las autoridades serbias han anunciado al respecto:
«Esta es la misma resolución que fue impedida en 2015 gracias al trabajo del presidente Vučić y el presidente Putin.
Ahora será arrastrado a través de la Asamblea General de la ONU. De este modo evitan el Consejo de Seguridad de la ONU, donde nuestros verdaderos amigos son China y Rusia, que lo impedirían con sus vetos. La idea, por supuesto, es votar esta resolución el 27 de abril y declararnos nación que ha cometido genocidio. Esta resolución está patrocinada por Alemania. De todos los países del mundo, Alemania, que en dos guerras cometió genocidio contra todo el planeta Tierra, y no sólo contra los serbios, declarará a los serbios nación genocida».
Alexander Vulin (Ministro del Interior).
¿Por qué en Serbia?
Igual habría que repasar el pasado para entender de qué forma actúan en el presente.
Hace 25 años, la OTAN acudía al «rescate» de una región separatista en Serbia y la convertía, de facto, en un país independiente.
El 24 de marzo de 1999, diecinueve países de la OTAN liderados por Estados Unidos, sin aprobación ONU, comenzaron a bombardear Yugoslavia.
¿Por qué? Oficialmente era una «misión humanitaria» para la «protección de la población albanesa oprimida».
La realidad es otra bien distinta y tiene que ver el proceso general de ayuda al «Ejército de Liberación de Kosovo» y la creación de una base OTAN allí.
Durante 78 días fueron bombardeados escuelas, puentes, hospitales, edificios de canales de televisión, guarderías, iglesias y casas. El bombardeo se produjo, también, con bombas de racimo y municiones con uranio empobrecido.
Solo cesaron los bombardeos cuando las tropas serbias se retiraron de Kosovo.
Todavía está sufriendo mucha gente debido a los bombardeos aquellos diarios con uranio de la «democrática» OTAN para salvar a la población oprimida albanesa… Por cierto el director de aquellos bombardeos tan democráticos en aquella época fue un tal Javier Solana, español y del PSOE.
Mintieron. Mintieron descaradamente para declarar una guerra, nos dijeron que el Acuerdo de Rambouillet fue para buscar la paz, cuando el propio Henry Kissinger, declaró que:
«el texto de Rambouillet, que pedía a Serbia que admitiera tropas de la OTAN en toda Yugoslavia, fue una provocación, una excusa para comenzar a bombardear».
Y el historiador Christopher Clark apoyó este punto de vista, afirmando que los términos del ultimátum austro-húngaro de 1914 a Serbia parecen indulgentes en comparación con las demandas de la OTAN.
Las reuniones mantenidas en los primeros meses de ese año en Rambouillet no fueron tales «conversaciones», puesto que en ningún lugar ni momento pudieron verse todos los interesados alrededor de una mesa y «negociar», los representantes de Yugoslavia y los de Kosovo. Todo lo gestionó la delegación de los Estados Unidos de Norteamérica, que era la que se entrevistaba con el ELK (ejército de liberación de Kosovo) y a continuación con la representación de Belgrado, dando ultimátums sobre lo acordado con el ELK.
Además, la propuesta de la OTAN poseía un Apéndice B, secreto, que se hizo público posteriormente, y que ni siquiera conocían los ministros de exteriores de los países europeos de la OTAN, en donde se señalaba, en su párrafo 8° : Sin embargo deben obedecer las órdenes de la OTAN «de forma prioritaria y con todos los medios apropiados»… (y por último se indica que)… «todo el personal de la OTAN respetará las leyes vigentes en la RFY,…sin perjuicio de su inmunidad y privilegios, establecidos en el apéndice para todo el personal de la OTAN.
Estas cláusulas secretas, se conocieron gracias a la eurodiputada Luciana Castellina (Il Manifesto, 18 de abril de 1999) .
Son las que motivaron la no aceptación por Belgrado, al suponer una capitulación y sometimiento a una potencia colonizadora, sin consentimiento de la ONU, son las que se han eliminado del acuerdo del 10 de junio en la ONU. Se puede afirmar que su presencia en este Apéndice secreto B fue para que al considerarlas Belgrado inaceptables poder justificar y desencadenar la guerra, por la «intransigencia» de Milosevic.
En fin, de esos barros… estos lodos, el plan maquiavélico sigue su marcha. Veremos cómo acaba todo ésto.
Serbia está en una encrucijada de la que es muy difícil salir indemne, esperemos que no haya otro «Maidan» en Belgrado porque ya sabemos cómo puede acabar todo ésto.
