Cuántas veces hemos escuchado a Alonso coma Fernando Alonso, lamentarse del trato desigual que recibía por no ser un piloto británico la época de McLaren, especialmente la primera vez cuando ronde mis dirigían la escudería como si fuera su finca o cortijo, los agravios fueron constantes. Cierto que Fernando Alonso es un bateador y debido a su capacidad de lucha lo aclaren no ganó el campeonato del mundo de pilotos quedando a igualdad de puntos sus dos pilotos. Alonso y Hamilton.
Luego, muchas veces, antes de su retirada temporal y después del HASTA LUEGO, hemos vuelto a escucharle lamentando que se beneficiase sistemáticamente a los británicos.
Cierto que en la época de Ferrari, y con el apoyo incondicional de Emilio Botín y su banco, las injusticias fueron algunas menos, aunque quien las sufría directamente era Ferrari, que tampoco es anglosajón, como todos sabemos.
Alonso, repetimos siempre ha sabido defenderse hasta dónde era posible gracias a su carácter batallador e indomable, pero aún así ha tenido que tragarse muchos sapos.
Ahora ya no. Se acabó. Ahora está bien claro que nadie debe intentar a toserle a Fernando Alonso. No solo porque él sepa defenderse, sino también porque tiene a sus espaldas a una fuerza que por primera vez es capaz de desafiar el monopolio británico. Estamos hablando de Lawrence Stroll y el casi infinito dinero árabe aliado al proyecto del multimillonario canadiense.
Fue precioso cuando la FIA le quiso quitar a Alonso el podio en Bahrein, y tuvo que devolvérselo. QUIEN TIENE PADRINO SE BAUTIZA. Y Alonso se va a bautizar este año todo lo que quiera y le dé la gana. Recordemos que en el Gran Premio de Australia, en Albert Park, tampoco se atrevieron a quitarle el tercer puesto. Es más, sancionaron al Ferrari que, involuntariamente por supuesto (pobre y querido Sainz) chocó contra el Aston Martin y lo dejó casi fuera de juego.
En suma: que quien pretenda tocárselos esta temporada a Alonso se va a encontrar con los suyos cortados; y sino, al tiempo.
Tigre Tigre
