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David Almorza Gomar
David Almorza Gomar
Profesor Titular de Universidad de la Universidad de Cádiz, en el Departamento de Estadística e Investigación Operativa, adscrito a la Facultad de Ciencias del Trabajo. Ha sido Vicerrector de Alumnos de la Universidad de Cádiz (desde el año 2003 hasta el 2013) y Vicerrector de Responsabilidad Social y Servicios Universitarios de la Universidad de Cádiz (desde 2013 hasta 2015). Durante estos doce años, ininterrumpidamente, ha tenido entre sus competencias el Área de Deportes de la Universidad de Cádiz. Ha promovido la creación del Aula Universitaria de Fútbol de la Universidad de Cádiz, y en estos momentos ocupa el cargo de Director del Aula de Fútbol. Tiene el título de Entrenador Nacional de Fútbol con Licencia UEFA-PRO. Ha entrenado en las categorías Infantil y Cadete del Cádiz C.F. desde el año 2010 hasta la actualidad. Además, en el Cádiz C.F. ocupa el cargo de Coordinador de Delegados y Auxiliares de Fútbol Base desde el año 2014.
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análisis

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Reflexionando en una ocasión sobre el tiempo, esa dimensión que todavía nos es desconocida, Boris concluyó que en pleno siglo XXI, lleno de avances tanto espaciales como ciberespaciales, del tiempo lo único que sabemos hacer es medirlo: cuánto tiempo ha transcurrido o cuánto tiempo falta. Tan sólo Einstein profundizó algo con su postulado de que espacio y tiempo son relativos, dependiendo del estado de movimiento del observador.

El ser humano en ocasiones, aunque quizás la mayoría de las veces, se enfrenta a lo desconocido de una manera osada. Cuando nos preguntan dónde está el futuro, señalamos hacia el frente, porque es el sitio donde localizamos el tiempo que está por venir. Sin embargo, Boris recordó haber leído un artículo en el que se le preguntaba a ciertos primates instruidos en un lenguaje de signos, sobre dónde está mañana y que estos primates señalaban a su espalda, porque el futuro es un desconocido al que no se puede ver hasta que llega.

En otras ocasiones hay personas que se obsesionan por detener el tiempo, bien sea por vía de la congelación o simplemente operándolo, pero es algo inútil porque el tiempo continúa a pesar de los esfuerzos.

Escuchando la canción “tres cosas hay en la vida; salud, dinero y amor”, Boris pensó que era una forma de pretender ignorar al tiempo, pero aunque se le ignore, el tiempo está presente, porque se puede tener salud pero no sirve de nada sin tiempo para vivirla; o tener un dinero inútil porque no hay tiempo para emplearlo; o un gran amor sin tiempo para disfrutarlo. Así que al final son cuatro las cosas que hay en la vida, y no tres. Por eso el tiempo es oro, pero no del que se comercializa en las casas de compro oro, sino de uno mucho más caro y del que la sociedad de consumo nos vende muchas formas de gastar. Es el negocio del ocio.

El tiempo es conveniente aprovecharlo e incluso invertirlo, dedicándolo a la salud o al aprendizaje, pero sobre todo el tiempo hay que compartirlo. Boris ha experimentado cómo el tiempo se vuelve amable cuando se comparte, aunque solo sea en distintos momentos. Y es que los momentos son importantes. Dice un proverbio chino que un día pasa, pero que un momento no. Por ejemplo el momento de escribir esta columna y el que usted emplea en leerla. Gracias por su tiempo compartido.

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2 COMENTARIOS

  1. El tiempo,a veces aliado, a veces enemigo,pero siempre ahí,lo han definido de infinitas maneras,como infinito parece ser.
    Cada uno dispone del suyo,sí,es un «capital»
    que no todos sabemos o podemos administrar libremente. Deberíamos reflexionar más a menudo sobre este concepto. Gracias por hacerlo.

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