Como nuestros políticos, y gente de bien, tanto nacionales como mundiales y hasta europeos parece, que insisten de todas las maneras posibles en que tengamos una guerra con Rusia en Europa, he tenido a bien hacer este escrito. Y eso, sin contar con las animaladas que están cometiendo los israelitas en Gaza, protegidos por nuestros “democráticos·gobiernos”, o también el ziripostio que montan los americanos contra China en el Pacífico; creo que es el momento de elaborar un manual de diez puntos para que nosotros, los ciudadanos, podamos sobrevivir a esa escabechina que viene.
1. Actualiza tu fuente de noticias: Seguir la última hora con la máxima atención, aunque no sea para nada diferente de tu serie favorita de ficción, gracias a los giros inesperados de nuestros guionistas políticos. Busca un medio de referencia serio que no esté pagado ni por ningún gobierno, ni por ninguna comunidad autónoma, como la de Madrid. Sé que es difícil.
2. Revisa tu manual de emergencia: Conoce las rutas de evacuación y planes de emergencia, que, esperemos, sean más fiables que las promesas electorales.
Monta tu propio búnker de supervivencia en el pueblo, porque en las grandes ciudades, vas vendido: Asegúrate de tener un kit de emergencia con todo lo necesario para sobrevivir, incluido chocolate, una garrafa de veinte litros de orujo y café, docenas de paquetes; porque si vas a estar atrapado en algún sitio, mejor hacerlo con buenos estimulantes. Si has dejado de fumar, es un buen momento para que te reenganches.
3. Ensaya tus mensajes de WhatsApp: Tener un plan para mensajes rápidos y claros para tu familia y amigos. «Todo bien, solo es otra crisis.» o “Walking Dead, lo pintaban más truculento”, podría ser un buen ejemplo.
4. Inscríbete en un curso de supervivencia: No estaría de más aprender primeros auxilios, aunque solo sea para curar las heridas que te causa, escuchar a los políticos, hablar en televisión. Si eres muy, muy aventurero, haz un curso de supervivencia en sitios como la Cañada Real. La Mina o la Font de la Pólvora.
5. Cultiva el espíritu comunitario: Trabaja con tus vecinos, esos que conoces solo por sus nombres de Wifi, para apoyarse mutuamente. Vuélvete a relacionar con aquellos conocidos tan plastas, pero que tenían una casa en medio del Pirineo.
6. Conviértete en un detector de mentiras: Practica tus habilidades críticas para no caer en la desinformación, aunque eso implique cuestionar cada palabra que escuches o leas. Vaya, como tendrías que haberlo hecho cada día hasta hoy.
7. Cuida tu salud mental: Intenta mantenerte sano de cuerpo y mente, posiblemente ignorando los debates políticos, que rara vez son buenos para tu tranquilidad. Mira también que tu mujer e hijos no vayan al mismo búnker que tú.
8. Sigue las reglas (aunque sea de vez en cuando): Acata las leyes y restricciones, aun sabiendo que probablemente fueron redactadas en el tiempo necesario para preparar un café instantáneo, por alguien que sabe del tema menos que tú.
9. Promueve la paz, aunque sea interna: Participa en diálogos y actividades que fomenten la comprensión y la concordia, porque alguien tiene que hacerlo. Además, eso de que “el mundo se acaba” tiene un no sé qué de picantón erótico.
10. Restaura el Karma: Asegúrate que como primer acto en la guerra, se fusile a los Ministros de defensa y a todos los Consejos de Administración de las armamentísticas que han sido en tu país. Al fin y al cabo morirás por culpa de ellos.
