martes, 30abril, 2024
15.2 C
Seville

Votaré

David Márquez
David Márquez
Escritor de artículos y ficción. Colabora con diversas publicaciones periódicas y ha publicado: ¿Y? (microrrelato) y DAME FUEGO (el libro) (microrrelato, poesía y otros textos), ambos trabajos inconfundiblemente en línea con el pensamiento y estilo que manda en sus artículos, donde muestra su apego a la libertad total de ideas, a lo humano y analógico, siempre combativo frente a cualquier forma de idiotez. amazon.com/author/damefuego
- Publicidad -

análisis

- Publicidad -

Parece mentira que después de toda una existencia de tribulaciones y luchas, haciendo fuerza siempre contra aquellos que intentan doblegarte, acabes tus días como al principio, bajo el yugo de la infantilización y el mando de los burócratas que fulminan tu individualidad. El hecho de que «no te adaptes» a todo lo anterior supone una victoria, la esperanza de seguir siendo tú, por encima de las normas y dinámicas y programas que dirigen el día a día de la residencia de ancianos donde mantienen tus constantes vitales y una manera de estar en el mundo que se pretende sea análoga a la del rebaño obediente. Eres «difícil», porque luchas contra los demás y hasta contra ti misma. ¿Qué hacemos contigo, entonces, si no te gusta jugar con la pelotita o entrenar con el aro y bailar en brazos del logopeda ? El problema, el gran problema fue y es de muchos docentes, psicólogos, pediatras, geriatras, que no saben encontrar esa individualidad en cada persona, para explotarla y beneficiar al sujeto y su entorno. (¿O quizás sea de los políticos? ¿Son ellos los que diseñan los protocolos de los profesionales implicados? ¿En serio?). Todo iría sobre ruedas si desde el principio hubiesen descubierto lo que te llena y apacigua. Suponen, imagino que con toda la buena intención del mundo (¿o es por norma o simplicidad?) que resulta más fácil insertarte a la fuerza en un rebaño controlado, forzar la máquina para que seas como todos, lo cual es imposible, pero no hay manera de que entiendan; ellos, no tú. Porque, ¿qué hacemos cuando alguien como tú «no tiene solución»?

Tratar a una persona adulta como si fuera un niño, por debajo de sus posibilidades, representa verdadero maltrato o, como poco, insulto. Muy pocos entenderán esto, como tampoco entenderán a una persona más inteligente o creativa, a una «loca» mayor, la cual, les parece, se comunica en otro idioma. Y cuando esta persona asegura que las actividades «lúdicas» de la residencia le parecen infantiles, para niños, lleva razón, su razón, pues el desempeño de esas niñerías implica involución, pérdida de tiempo. «Está ya muy mayor», se justifican algunos elementos sin ánimo de ayudar, miserablemente, para normalizar el empeoramiento inducido de un viejo enviado a residencia por sus «niños» de cincuenta años, que tienen fiestas y «vida» que atender.

La residencia es el orfanato de los viejos. Y por mucho que reivindiquemos (yo el primero), legítima y justamente, un nuevo y más humano modelo de residencias, el problema de base persiste: ni los niños del orfanato, ni los viejos, interesan lo suficiente, y no digamos si además crecen o se retiran bajo el estigma de la enfermedad mental.

Hay una «ley de vida», y mira que detesto el término, a la que otorgo no obstante toda la legitimidad posible, porque es de justicia. Esa ley, o norma no escrita, que aún mantiene vigencia en gran parte del globo no conocido (porque la Tierra es muy grande, ¿saben?), esa ley se llama «rango de antigüedad». Esto se ha ido perdiendo hasta desaparecer en nuestro «democrático», más bien «hiperburocrático» mundo occidental. Vivimos en una sección del mundo manipulada y controlada por niñatos y psicópatas, cobardes heredípetas, una población que solo sabe aburrirse frente a sus pantallitas y mirar a otro lado cuando sus viejos comienzan a molestar. ¿Qué clase de vejez afrontará esta generación de «listos» y frescos, de caraduras? ¿Hay algún partido político, alguna cabeza visible que defienda el cambio de esta realidad, la inversión en los viejos, la abolición definitiva de toda macrorresidencia, el castigo económico de todos esos hijos de papá y mamá, que tienen a papá o mamá abandonado/a, mientras se cepillan su pensión en la costa?

Cuando un político o una política salga a dar la cara por los viejos, con un par, y aparque el miedo al Gran Lobby, con hechos y no solo promesas, que res-pe-ten al individuo por encima de todo, entonces, cuando eso se materialice, quizás le votaré.

- Publicidad -
- Publicidad -

Relacionadas

- Publicidad -
- Publicidad -

2 COMENTARIOS

DEJA UNA RESPUESTA

Comentario
Introduce tu nombre

- Publicidad -
- Publicidad -
- Publicidad -

últimos artículos

- Publicidad -
- Publicidad -

lo + leído

- Publicidad -

lo + leído