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Aguirre recurrió a Villarejo para que se archivara su altercado con la policía por mal aparcamiento

"¡Joé!, pues no te puedes imaginar el peso que me quitas de encima", le dice la expresidenta de Madrid al comisario en un polémico audio

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análisis

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La expresidenta madrileña Esperanza Aguirre aprovechó los servicios del excomisario Villarejo para que este mediara en el archivo de la causa abierta contra ella por darse a la fuga tras aparcar indebidamente en la Gran Vía de la capital y darse a la fuga posteriormente por el centro de la ciudad. Un caso que la Audiencia Provincial de Madrid acabó instruyendo como falta, y no como delito, y que finalmente se archivó tras una reforma del Código Penal. Así lo ha revelado el diario El País, que este martes ha publicado nuevos audios que relacionan directamente a Villarejo con exaltos cargos del PP.

En lo relativo a esta cuestión, todo comenzó hace poco más de ocho años, el 3 de marzo de 2014. Ese día, Aguirre estacionó su vehículo en un carril bus de la Gran Vía para sacar dinero de un cajero automático, una acción que fue captada por la Policía Municipal, que no dudó en acercarse a ella para multarla por la infracción. Lejos de aceptarlo, la expresidenta de la Comunidad de Madrid puso en marcha su coche y se dio a la fuga, no sin antes golpear la moto de uno de los agentes que intentaba multarla.

Aunque por estos hechos se abrió una causa en el juzgado de Plaza Castilla, el juez rechazó investigar los mismos como un delito penal, si bien un recurso presentado por Transparencia y Justicia, que ejercía de acusación popular, llevó a Aguirre a ser investigada por desobediencia. Una acción que propició, poco después, el 11 de septiembre de ese mismo año, la reunión con el que era dueño de esa asociación, que no era otro que José Manuel Villarejo. Aguirre pidió al comisario que su organización no reclamara diligencias sobre el caso para no acabar en el banquillo.

Así se refleja en la conversación que mantienen ambos ese día; una conversación en la que Aguirre asegura que «Transparencia y Justicia es» su «verdugo». Cuando Villarejo responde que «no es exactamente así la cosa» y reconoce ser «admirador» de la dirigente popular «de toda la vida», Aguirre contesta tajante: «¿Pero qué me estás contando? ¿Y entonces cómo pones ese recurso?». Tras asegurarse los dos de que esta conversación no va a existir (aunque Villarejo la graba), el excomisario le cuenta cómo van a actuar: «Este hombre [se refiere a José Luis González Armengol, exjuez decano de Plaza de Castilla] es amigo mío y (…) voy a hacer lo que él me ha pedido».

«¡Joé!, pues no te puedes imaginar el peso que me quitas de encima», le dice Aguirre. Es en este preciso momento cuando entra en escena Armengol, que participa en la maniobra para evitar los problemas judiciales que se avecinaban para Aguirre. Villarejo explica que van actuar de tal manera que parezca que sus abogados «son muy torpes», y que «el momento procesal» se dará cuando la propia expresidenta declare. Armengol advierte: «Ahí habría que verlo… La pueden llamar a declarar o no…». Y Aguirre ya habla con confianza con Villarejo: «Mira, Pepe, la clave para mí es que Transparencia y Justicia no pida… ¿Cómo se llama?». Se refería a diligencias.

Villarejo continúa explicándole su plan: «La clave es que cuando tú declares, a raíz de tu declaración, digas que nos hemos equivocado y que entendemos que el tema es falta». Pero Aguirre lo quiere todo más fácil: «No te pido ni eso. Con que no pidas diligencias… O sea, ¿de qué tengo miedo yo? (…) No se trata solo de que no tomes iniciativas, sino de que cuando te pregunten…». El excomisario insiste en que le guardará las espaldas: «Cuando pregunte le diré: ‘nada’. Nada. Ya está en toda sustanciada». Pero Aguirre no ve clara esta operación: «Y, si no contestas, ¿qué pasa? Es mejor aún».

Las presiones de Génova

Tras delimitar el escenario y el objetivo, Villarejo y Aguirre ya se expresan con total claridad. «Vamos a diseñar la operación», dice el excomisario. Y Aguirre plantea la concatenación de hechos que prevé: «El juez va a repartir los papeles. Cuando lo haga, a ti te preguntará qué diligencias crees que hay que hacer. Si a mí me quieres hacer un favor, no pidas ninguna. Eso, para mí, es un favor enorme«. «Cuenta con ello», zanja Villarejo. Pero Aguirre prosigue en su construcción del relato: «Luego, si el juez, como yo espero, me toma declaración y lo quiero dejar en faltas, que no lo recurras».

En esta misma conversación, Villarejo revela a Aguirre que la dirección Nacional del Partido Popular le ha reclamado «bajar los humos» a la expresidenta. Aunque no se sabe si esto es realmente así o forma parte de una artimaña del expolicía para aprovecharse de su encuentro con Aguirre, parece que a la propia expresidenta le sorprenden esas presiones, según sus declaraciones: «¿Quién me quiere tan mal dentro de mi partido? Es que es acojonante». Ante las dudas que presenta Aguirre, Villarejo intenta hacer que confíe en él hablando de «amistad y lealtad».

«Yo creo mucho en la amistad y en la lealtad. Este hombre [Armengol] es amigo mío y a mí me dan igual las instrucciones que yo haya recibido. Yo voy a hacer lo que él [Armengol] me ha pedido», explica Villarejo. Aguirre sigue sorprendida por las intenciones de la cúpula del partido contra ella. «Pero ¿por qué contra mí?», se pregunta, y el excomisario contesta: «A mí en un momento determinado, me dicen: ‘Oye, hay que bajarle los humos a esta mujer’. Y digo que no puede ser, que es mi presidenta, mi ídola. En 2008, cuando el famoso problema, yo avisé. Porque solamente he traicionado a mi Gobierno cuando estaba la izquierda, lo cual cada vez me jode más porque la derecha es muy desagradecida para muchas cosas». «A mí me lo vas a contar», sentencia Aguirre.

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