Las cosas no pasan por lo que son, sino por lo que parecen, como dice en su famoso Oráculo Manual el sabio Baltasar Gracián.
No es que nosotros tengamos la menor duda de que Alcaraz está lesionado.
Pero si lo está, que insistimos no lo dudamos, él y su equipo están sabiendo coger el cuchillo por el mango y no por donde corta.
Dado lo que ha conseguido ya en su breve historia profesional a Alcaraz los torneos pequeños no le interesan demasiado, incluido el Máster de Montecarlo y quizá hasta el Open de Madrid. Entre líneas puede leerse que no asegura que vaya a estar en la cita que tiene la Villa y Corte con el tenis mundial.
Coger el cuchillo por el mango significa que va a estar muy descansado para Roland Garros. Coger el cuchillo por el mango significa que no quiere ponérselo difícil al ídolo de su niñez, al gran Rafael Nadal.
Sin Alcaraz en liza la máxima leyenda viva de nuestra historia tenística tiene muchísimas posibilidades de acabar alzándose con el torneo.
Ni Sinner, ni Djokovic, ni Medvedev. Y ahora tampoco Alcaraz. Los cuatro primeros del mundo no van a estar en el Conde de Godó. Indudablemente eso allana el camino a Rafael Nadal, a quien deseamos la mejor de las suertes, por supuesto, y porque más que nadie se lo merece.
Pero también aplaudimos la estrategia, la inteligencia, del equipo de Carlos Alcaraz. Es maravilloso cuando la gente piensa antes con la cabeza que con el corazón o con el bolsillo.
Tigre Tigre
