Billy el Niño bebe vinos en la Comisaría de Policía del Distrito de Ciudad Lineal de Madrid, con ex compañeros, el día del Patrón de la Policía.
Mi jefa me envía a entrevistarle.
Va trajeado, sabe estar, rostro serio, cabeza bien rapada.
Al principio no contesta a mis preguntas. Sabe que le critican. Hay gente a la que le parece mal. Encima de que Billy acude a tomar vinos con sus ex compañeros, bien vestido y aseado, sociable y digno, el Día de la Policía.
Luego se suelta, quizá por el vino, y me dice:
“Ya pronto no voy a poder ni beber vinos. Algunos quieren quitarme MIS medallas. Querrán hasta meterme en la cárcel.”
Y añade con amargura:
“¿Qué será lo próximo? ¿Torturarme?”.