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Carlos Alcaraz es Spider-Man

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análisis

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Ya lo habíamos presentido en otros partidos, pero después de verle jugar contra Djokovic en Wimblendon, en la final de Wimbledon, no nos cabe la menor duda: Carlos Alcaraz es Spiderman.

Recordará el lector una de las escenas más inolvidables de la historia del cine, y en particular del cine de superhéroes. Nos estamos refiriendo al primer Spiderman firmando por Sam Raimi e interpretado por Tobey Maguire (se escribe así, lo acabo de mirar en la Güikipedia). Mary Jane se resbalaba, su bandeja con la comida volaba por los aires, y Peter Parker se movía con tal velocidad que todo volvía a caer exactamente en su sitio. Parecía que paraba el tiempo.

Spiderman, en las películas sobre todo, es capaz de parar el tiempo, o de modo más preciso: que ser más veloz que el reloj.

Eso es lo que es capaz de hacer Carlos Alcaraz en algunos momentos cuando está jugando al tenis. De repente miras la tele, o le ves en la pista si tienes la suerte de estar allí mismo, y se ha quedado quieto por completo, congelado durante un instante, y a continuación se reactiva y pega un raquetazo alucinante, a veces rápido, a veces lento, que deja al Duendecillo Verde turulato y vencido.

No es que Novak Djokovic sea exactamente el Duendecillo Verde, tampoco es tan retorcido, como mucho se le va la pinza de vez en cuando y se carga la raqueta contra el palo de la red o dilata el momento de saque lo más posible para enfriar y poner nervioso a su rival. Pero no vamos decir nada negativo de Djokovic, ahora que ha caído, únicamente lo buen tenista que es y lo luchador: no se rindió en nunca momento.

Como nunca se rendía en sus batallas en Duendecillo Verde contra Spiderman.

Golpe por aquí, fuego de artificio por allá, raquetazo por arriba, dejada al borde de la red.

¡Qué película vimos, señores, la tarde del domingo dieciséis de julio de 2023, en Winbledon! Mejor incluso que la de Sam Raimi (aunque en el rodaje también trabajaron duro, obligaron a Tobey Maguire as repetir la escena de la bandeja más de cien veces).

Pido perdón pero no hay otro deporte comparable con el tenis. Yo no sigo el fútbol, pero creo que nunca ha habido partidos de cinco horas. En el automovilismo sí, claro, ahí están las 24 horas de Le Mans, Eddi Hall condujo las 24 horas él solo en 1950 conduciendo un Bentley de 16 años (hoy el alcalde Almeida ni siquiera le dejaría circular por el centro de Madrid con un coche así), y quedó octavo en la general. Pero aún así lo de los Grand Slam del tenis es Gran Batalla y pura épica.

Y ver ganar a Alcaraz fue maravilloso, pero también agotador, a mí se me contrajeron las cervicales y apenas podía moverme al final del partido; y cuando caí en la cama esa noche me quedé dormido como un tronco en una décima de segundo.

¡Qué pedazo de partido vimos!

Pero si el primer set lo perdió Charlie por 6-1….

No había nada que hacer.

¿Cómo que no?

Había todo que hacer.

Porque Carlos Alcaraz no es un ser humano cualquiera, en algún momento de su vida le picó una araña radioactiva (quizá en uno de sus paseos por el aún bastante salvaje pueblo más cercano al suyo: Sangonera La Verde), o tal vez se cayó en la marmita de la poción mágica cuando era niño, como Obelix.

En cualquier caso nuestro aplauso y admiración a Carlos Carlitos Charlie Peter Parker Alcaraz

Nuestro bravo y nuestro agradecimiento por su sonrisa impecable y luchadora; y también nuestra eterna complicidad:

No te preocupes, Carlos, más allá de este periódico te prometemos que nunca le diremos a nadie ¡que tú eres el verdadero Spider-Man!

Tigre tigre

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