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Con Franco vivían aún mejor

Jesús Ausín
Jesús Ausín
Pasé tarde por la universidad. De niño, soñaba con ser escritor o periodista. Ahora, tal y como está la profesión periodística prefiero ser un cuentista y un alma libre. En mi juventud jugué a ser comunista en un partido encorsetado que me hizo huir demasiado pronto. Militante comprometido durante veinticinco años en CC.OO, acabé aborreciendo el servilismo, la incoherencia y los caprichos de los fondos de formación. Siempre he sido un militante de lo social, sin formación. Tengo el defecto de no casarme con nadie y de decir las cosas tal y como las siento. Y como nunca he tenido la tentación de creerme infalible, nunca doy información. Sólo opinión. Si me equivoco rectifico. Soy un autodidacta de la vida y un eterno aprendiz de casi todo.
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El sol ya hace sombra con la torre de la iglesia. Ireneo y Perfecto vienen de tomar la última de la noche que en realidad es la primera de la mañana. En la España de 1970 siempre hay juerga si sabes dónde buscar. No hace ni dieciocho horas que les dieron las notas y desde entonces no han cesado de celebrarlo. Ambos son maestros electrónicos, con un contrato aún por firmar encima de la mesa, en una multinacional norteamericana que paga muy bien.

Al llegar a Larrival, junto al potro donde hierran a las vacas, antes de llegar a la fuente de los seis chorros y al pie del pantano, dos Mobilettes de la guardia civil, les llaman la atención. Están aparcadas y no parece haber nadie cerca. Una de ellas, es la inconfundible del cabo Juan. Un cabrón con pintas que disfruta multando a los chavales por blasfemar. También acostumbra a hacerlo con cualquiera que lleve a pastar las vacas sin cencerro, si una oveja se ha comido un centímetro de un sembrado, por no llevar timbre en la bicicleta o por trabajar los domingos mientras misa. No hace ni cinco días, el sábado anterior, que yendo de juerga a las fiestas de Rebolledo, semejante desgraciado, paró el coche, en el que ambos viajaban junto con otros tres amigos del pueblo, en plena comarcal, para obligar a que los acercaran a Pomarejo dónde iban de ronda y habían dejado las motos. En el coche, un mini, ya iban cinco personas. Aún así, dijo que total eran tres kilómetros y que podían ir un poco apretados. Pero el puto cabo pesa 140 kilos. Así que, en la segunda curva, entre que iban tres delante y el conductor no podía maniobrar y que el mayor peso estaba todo en el mismo lado, acabaron saliéndose de la carretera y volcando. No hubo heridos y el mini, solo tuvo unas abolladuras y raspones por el vuelco. Aún así, acabaron todos en el cuartelillo y con una denuncia por llevar siete pasajeros en un vehículo con licencia para cinco.

Así que Ireneo y Perfecto, ahora un pelín pasados de alcohol, con la alegría que da la juerga y una noche épica, se miran y sin comentar nada, agarran las motos, les quitan la pata de cabra, las acercan al terraplén y las tiran al pantano. ¡Que se joda el puto cabo! Ríen mientras presencian cómo las motos se hunden en el agua. Una vez, han desparecido, comienzan a andar en dirección al pueblo dónde les espera la cama. Nada más pasar la fuente de los chorros, se encuentran con Benito al que le dan los buenos días entre risas, sin que el alguacil entienda nada.

Dos horas más tarde, la madre de Ireneo le despierta apresuradamente. Le dice que abajo, en la gloria, está la guardia civil. Que se vista que tiene que acompañarles. Tu amigo Perfecto está con ellos, le dice. Ireneo ya ha entendido que cuando han vuelto al pueblo de la ronda por el monte, al no encontrar las motos, han comenzado a indagar y que Benito, que se dedica a dar vueltas desde que se levanta temprano, nadie sabe muy bien con qué motivo, les ha contado que poco después de amanecer se los ha encontrado llegando al pueblo. Seguro que no saben que han tirado las Mobilettes al agua, pero sospechan que se las han escondido. Con negarlo, todo arreglado.

Pero al llegar al cuartelillo, nada es como suponen. Nada más entrar les reciben dos guantazos con la mano abierta del cabo Juan, sin mediar palabra, que a Perfecto, por ser el primero y no esperarse el recibimiento le desestabiliza de tal forma que acaba dándose con la cabeza contra la mesa, provocándole una inmensa brecha. Ireneo, que ya está prevenido, aguanta el primer soplamocos pero, el segundo, le hace rodar por el suelo. Confiesan que por efectos de la bebida han tirado las motos al pantano y que están dispuestos a pagarlas. Con el contrato que les espera no tendrán problemas económicos. Pero el cabo tiene mirada de loco, ojos saltones, la carótida a punto de estallar y echa espuma por la boca. No está dispuesto a que todo vaya a ser tan sencillo. En un arrebato de ira, coge una botella de lejía del cuarto de la limpieza y se la mete en la boca alternativamente mientras les grita. “os gusta beber y hacer pifias, ¿eh? Pues bebe, cabrón bebe.” Uno de los guardias, le sujeta mientras otro le retira la botella.

Dos días después, muere Ireneo tras cuarenta y ocho horas de tremendos dolores en el esófago y estómago. Perfecto lo hace unas horas después con el mismo sufrimiento. Ni siquiera se abrió una investigación.

Veinte años más tarde, el cabo Juan, ya es Brigada. Sigue haciendo de las suyas. Aunque ya ha tenido varios avisos y un arresto domiciliario de un mes por pegarle una paliza a un detenido.

Echa de menos los tiempos en los que no tenía que dar explicaciones a nadie.

*****

Con Franco vivían aún mejor

¿Tú te sientes plenamente español para defender un escudo, una nación, una bandera, un himno?” Esta es la indecente pregunta que el gacetillero madridista Fernando Burgos de A3media (Onda Cero Radio) le hizo a un chaval,  nacido en Francia, que se ha nacionalizado español y que empezó su carrera futbolística en el Athletic Club de Bilbao. ¿Qué mierda hay que tener en la cabeza para intentar desprestigiar a un muchacho, porque es vasco, nacido en Francia y sin embargo español a todos los efectos, sólo porque ocupa el mismo puesto que uno de los que consideras imprescindibles?

Este artículo no va sobre fútbol. Esta entrada es algo que tenía que hacer constar porque me ha revuelto las tripas cuando lo he visto en un twit y que justamente viene al pelo de lo que quiero hoy denunciar: el nacionalismo casposo, cutre y ruin y la defensa de los intereses de unos pocos, envuelta en una bandera.

El próximo domingo una serie de personajes que bien podrían trabajar en un cabaré del esperpento,  han convocado una manifestación en contra de los indultos que parece que el Gobierno de España, en cumplimiento de una de sus potestades, va a conceder a los políticos presos del Procés. A esta manifestación, como no podía ser de otra forma, ya han confirmado asistencia el partido del moco verde (COZ) y el partido de la Púnica, la Kitchen, la Gürtel, la Caja B, los sobres, las comisiones ilegales, y otros casi novecientos casos de corrupción más y que preside este señor que tardó cuatro años en superar 13 asignaturas de derecho y que luego en cuatro meses aprobó 12 más, coincidiendo con la obtención de su acta de diputado.

Si España no fuera un país de envidiosos, con una sociedad adormecida, empoderada en una supuesta superioridad moral y que sin embargo está empotrerada en el recinto de la arrogancia, el desconocimiento y la manipulación mediática, convendría recordar que todo el problema del 1-0 surgió a consecuencia de una petición de firmas del partido de la corrupción contra un estatuto de autonomía, cuya copia es legal en Andalucía y sin embargo no sólo recurrieron al Constitucional, sino que mientras en Andalucía, sigue vigente, en Cataluña fue declarado inconstitucional. Las cosas que pasan en España con los tribunales asaltados por el odiador insufrible y su comportamiento más como defensores del Fuero de los Españoles que de los derechos escritos en el texto de 1978.

Me llama poderosamente la atención que formaciones políticas casi extraparlamentarias en Euskal Herria y Catalunya crean que pueden imponer sus criterios en aquellos territorios. El PP tiene 6 escaños en el parlamento de Vitoria y los fascistas del moco verde y la COZ 1, de un total de 175 (un 4 %), y en el parlamento catalán, el PP tiene 3 y los de la COZ 11 de un total de 135 (10,37 %). Y recíprocamente, me llama la atención que en Andalucía los del moco verde tengan 11 diputados de 109 como consecuencia del “a por ellos” del 1-0, al igual que obtuvieron 52 en el parlamento español por el mismo motivo.

Recuerdo que en los años ochenta, cuando ETA mataba un día sí y otro también, de Pancorbo para abajo, muchos creían que Bilbao o San Sebastián eran el oeste americano dónde todos los vascos llevaban pistola y se liaban a tiros por un quítame allí esas pajas. Nada más lejos de la realidad. Pasé algunos veranos en Bilbao en los últimos 70 y primeros 80 y a partir de 1985, todos los veranos nos íbamos desde Burgos mis amigos y yo a pasar unos días en San Sebastián. Nunca tuve problema alguno en el gran Bilbao y nunca los tuvimos en Donostia. Ni con el coche que por supuesto tenía matrícula de Burgos. Una vez nos increparon en una sidrería de Hernani, pero el dueño zanjó la disputa en dos segundos. Nosotros seguimos cenando tranquilamente y los otros, bebiendo sidra. Y es que el desconocimiento y la desinformación han sido, a lo largo del franquismo, la mejor baza de los fascistas para, primero crear un odio interesado contra vascos y catalanes como si ellos fueran culpables del atraso y la desindustrialización de la España tercermundista y después, ya con la muerte del eunuco cobarde, para obtener réditos electorales en Castilla, Madrid, Andalucía y Extremadura, como consecuencia de las mentiras, la envidia y el odio creado contra vascos y catalanes. Un odio que han ido avivando ya sea por el terrorismo, ya por su carácter reivindicativo, ya porque, en el caso de Euskadi, tienen mejores servicios y derechos sociales que los de Castilla envidiamos pero que, en lugar de luchar por conseguirlos, creemos que es mejor que se los quiten a ellos. Idiocia pura.

Nunca he entendido que a unos se les eche en cara los muertos de otros y que sin embargo algunos estén dispuestos a pasar de puntillas por el millón de españoles represaliados por el franquismo y sus más de 150.000 asesinados y que si a EH-Bildu, que no le tocan ni de lejos los muertos de la banda terrorista ETA, se les llama amigos de terroristas, a los franquistas del PP y de la COZ, herederos directos de un régimen asesino surgido de un golpe de estado, no se les pueda recordar no ya que sean sucesores ideológicos del régimen genocida sino que ni siquiera podamos recordarles que hay miles de personas enterradas en las cunetas y en las tapias, extramuros de los cementerios.

Los vascos y los catalanes no son idiotas. Y cuando votan a EH Bildu o a la CUP o a ERC lo hacen convencidos de que es lo mejor para sus intereses particulares. A mí no me queda ninguna duda de que EH Bildu, es ante todo un partido que lucha por la igualdad y la justicia social, por los derechos laborales, por los servicios públicos y por un sistema de reparto equitativo de la riqueza. Una formación que lucha por los trabajadores en sí. Y que les queda mucho más cerca un trabajador de Marinaleda, un portuario de Algeciras, que un empresario del PNV.  Oskar Matute y Jon Iñarritu, lo demuestran en cada ocasión que suben a la tribuna del Congreso de los Diputados.

Hay que tener mucha mierda en el cerebro para confiar tu suerte a unos tipejos que llevan la corrupción allá por donde andan, que no han trabajado en su vida porque toda ella han vivido del privilegio y que dicen entender a la España que madruga, cuando se levantan a las diez de la mañana. Hay que ser muy imbécil para luchar por un trapo de colores y por una patria que consiente que te desahucien, que te ha quitado la mayor parte de los derechos laborales, que te niega un médico porque en tu pueblo no tiene rentabilidad, que te opera en una capital a doscientos kilómetros de tu casa porque dicen que es mejor especializar cada hospital de la región en una patología o cuyos políticos, gracias a su indignidad, fabrican normas a favor de las eléctricas y/o los bancos en lugar de defender tus derechos, que hacerlo por tu salario, tu jubilación, tu hospital, tu escuela o tus servicios. Hay que estar tremendamente enfermo de odio para sentirte bien cuando muelen a palos a los catalanes, mientras a ti el médico te atiende por teléfono, han acabado con la  sanidad de familia, tu calle está llena de mierda porque no se barre o la nieve tarda dos semanas en desaparecer porque el ayuntamiento en manos de los de ¡a por ellos! y ¡no a los indultos! se comporta con una dejación indecente.  Hay que ser absolutamente imbécil para creer que la libertad consiste en poder tomarte una copa sin mascarilla a las dos de la mañana o que te subvencionen la plaza escolar de tu hijo en un colegio religioso en lugar de poder expresarte, manifestarte o cualquier otro derecho político o libertad pública que han ido birlando en nombre de una supuesta libertad que en realidad es hijoputismo para ti e impunidad para ellos.

Hay que ser un idiota redomado para aguantar que te suban el recibo eléctrico, cuando todos sospechamos que es un timo propiciado con la connivencia de las decenas de politicastros (del partido corrupto y del de los de la cal) que traspasan las puertas giratorias hacia las eléctricas, mientras acudes a Colon a chillar para que no saquen de la cárcel a personas que ni a ti, ni a la sociedad les han hecho nada. Hay que estar enfermo de odio para sentir que el mal ajeno es tu consuelo.

Algunos, les basta cualquier escusa para retornar una y otra vez al pasado. Porque contra ETA, vivían mucho mejor, sacaban más votos y no había quién les sacara los colores en el parlamento. Algunos vuelven una y otra vez al mismo molino porque ellos con Franco vivían mucho mejor. Y sobre todo, eran aún más impunes.

Salud, feminismo, república y más escuelas públicas y laicas.

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2 COMENTARIOS

  1. FE DE ERRATAS:

    El Parlamento Vaco tiene 75 diputados y no 175 como pone en el artículo.
    Por tanto el porcentaje de representantes fascistas en él es de un 9,3 %.

  2. Hay que estar enfermo de fanatismo o ceguera para decir que «los catalanes» así en plural, fueron molidos a palos.

    El golpe de estado de Cataluña perpetrado contra la 19 democracia del mundo una «democracia plena» que estuvo a punto de enfrentar a la mitad de los catalanes contra la otra mitad y contra el resto de España, se salado con apenas unos heridos y ni un solo muertos.

    En las protestas de los chalecos amarillos de Francia, en las de EEUU o en las de Chile los muertos se contaron por decenas.

    Los nacionalistas hicieron unas votaciones para blanquear el golpe de estado y utilizaron a los viejos como Marruecos hizo hace unos días con los niños.

    Ni un solo muerto, unos pocos heridos (y toneladas de propaganda sensacionalista) fue el resultado de un intento golpista que estuvo al borde de llevarnos a un conflicto armado, hay fracturado la sociedad catalana en dos.

    No se engañe, ni engañe a nadie, los nacionalistas no son saharuis de Tinduf ni palestinos de Gaza, sino una casta rica privilegiada, xenófoba y supremacista que gobierna y tiene el poder económico, en una de las regiones más ricas de uno de los países más democráticos del mundo.

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