domingo, 28abril, 2024
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De qué podemos firarnos

Silvano Baztán Guindo
Silvano Baztán Guindohttp://silvanobaztan.com
Además de estar licenciado y doctorado en Medicina, tras diversas formaciones que me dieron una visión multidisciplinar del ser humano, actualmente dedico mi atención a lo que llamo (de forma resumida) Medicina Psicosomática.
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análisis

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He pasado estos días de atrás intentando concretar el tema sobre el que escribir este texto. La verdad es que no ha sido una tarea sencilla teniendo tantos frentes o escenarios abiertos en el escaparate.

Como ya estaba pasando el fin de semana y no había escrito nada… me he puesto frente al teclado para ver si surgía algo, sí o sí. Y me han venido una serie de ideas provenientes de los artículos que he estado leyendo y vídeos que he visto durante esta semana.

Por todo ello, a la conclusión a la que he llegado es que no nos podemos fiar de nada. Absolutamente. Ayer mismo, mi pareja me enseñó una foto de un personaje público haciéndome ver que no es lo que aparenta ser… Lo primero que me salió decirle es que hoy en día no te puedes fiar de ninguna foto o vídeo que veas. Todo puede estar total o parcialmente trucado con lo que se está llamando «inteligencia artificial».

Ya he escrito hasta la saciedad sobre la sarta de mentiras que han colado en la población con el asunto pandémico; el montaje que hay detrás… y la que nos quieren seguir metiendo progresivamente en escala global utilizando el mismo miedo respecto a cualquier tema.

¿Que el colesterol es el principal malo malote de la película de los infartos y demás patología cardiovascular? Pues va y resulta que es otro engaño urdido o alentado por la «big pharma».

Pues sí. Hay un montón de estudios que comprueban que el colesterol, incluso, puede ser una sustancia no sólo necesaria para la fabricación de nuestras hormonas, las membranas celulares y la transmisión de información de nuestro sistema nervioso, sino que puede llegar a ser beneficioso evitandopatologíacardiovascular en determinados casos (sobre todo en mujeres) y en determinadas cantidades.

Pero mis compañeros médicos, en general, siguen poniendo el visor prácticamente único en el factor colesterol, intentando bajar de 200 el colesterol total en las analíticas, cuando en mis tiempos de estudiante de medicina, se toleraban cifras de 300… y no había más infartos cardiacos que ahora, ni muchísimo menos.

Por no hablar del escándalo de corrupción que está saliendo a la luz respecto a la comercialización-distribución de las mascarillas durante estos años atrás de engaño pandémico. Ya sabéis: «todo por nuestro bien».

¿Qué hablar también del cambio climático? Si indagáis por aquí y por allá en internet, mientras no nos lo pongan más complicado (que lo están intentando conseguir), podéis ver testimonios de gente sabia, ya entrada en canas y con conocimiento científico sobre el tema, que niegan que estemos ni que vayamos a estar en una situación crítica respecto a la temperatura de nuestro planeta.

¡¡Negacionistas!!

No tienen otro pito que tocar estas personas que servir de diana al sinfín de las muy previsibles críticas provenientes del sistema. Con lo tranquilos que estarían en sus casas, en pantuflas, dormitando la siesta en su sillón favorito.

En general, a todas estas personas díscolas con la verdad única se les puede escuchar una serie de argumentos que tienen una lógica aplastante. Uno de ellos es simplemente recolocar el punto de observación desde donde se está mirando la evolución de la temperatura del planeta.

Es innegable que en los últimos tiempos la temperatura del planeta está ascendiendo levemente. Es estúpido negarlo. Otra cosa es que si fijamos la atención hacia unos pocos miles de años atrás, se observa que la tendencia que se marca es a enfriarse. Tal cual. No hay más discusión.

Existen ciclos de cambios globales. Ha habido momentos en nuestro planeta en los que la atmósfera estaba cargada de amoniaco y metano… y otra fase posterior en la que hubo cifras de más del 10% de la atmósfera compuesta por CO2. No debemos

olvidar que el CO2 de la atmósfera actual ronda el 0’04%, y que una parte ínfima de él es generada por el ser humano.

Con esto no quiero decir que debamos contaminar sin tregua este precioso planeta azul que nos acoge. En absoluto. Es prioritario dejar de jugar a la ruleta rusa (esta expresión va sin doble sentido) con nuestro porvenir y el de nuestros descendientes. Pero de ahí a demonizar la generación de CO2, un gas que es el abono natural del reino vegetal, la base de nuestra supervivencia, hay un gran trecho.

Esa obsesión en apuntar hacia el «CO2 cero» es un auténtico suicidio colectivo como especie. Y están empeñados en llevarnos por esa vía a golpe de impuestos por nuestra huella de carbono.

Todo son mentiras

¿Y por qué se afanarán en mentirnos en prácticamente todos los ámbitos sociales? Unas veces sospecho que es por puro interés crematístico («la pela es la pela»); en otras, llegamos a desconocer cómo funcionan esas mentes perversas que intentan sojuzgar al ser humano desde ese «no tendrás nada y serás feliz».

No me voy a meter ahora en el tema de la Agenda 2030. Lo dejo para otro artículo.

Vuelvo a la pregunta inicial, la que menciona el título del artículo:

¿de qué nos podemos fiar?

Nos han enseñado y nos hemos acostumbrado a emplear nuestra mente como diseñadora de nuestra realidad y como analizador profesional que nos va a indicar qué decisiones tomar, qué nos conviene, etc.

¡¡Craso error!!

Aunque me llaméis loco, la mente no sirve para tomar decisiones, aunque sí sirve para comparar objetos, analizar pros y contras, etc. Nos ayuda a relacionarnos con la vida… pero en modo

«BarrioSésamo». Eso es alto, esto es cerca, eso es lejos, aquello es más oscuro…

Desde la perspectiva de Diseño Humano, una herramienta con la que tengo contacto desde hace ya más de 20 años y que me ha ayudado a estar más en mi centro y a servir de ayuda a las personas que se me han acercado, la mente racional nunca es bueno que tome nuestras decisiones.

Es una herramienta a nuestro servicio que únicamente sirve para observar la realidad, comparar, comprender y hacernos entender con otros semejantes.

Entonces, ¿de qué nos podemos fiar? De nosotros mismos… pero si orientamos bien nuestro visor. Desde la perspectiva de Diseño Humano, cada persona posee una parte de sí mismo que le va a mostrar qué decidir, qué elegir hacia adelante con seguridad de acertar en la elección.

La mayoría de personas (en la que me incluyo), nos tenemos que fiar de nuestra vivencia emocional. Eso no quiere decir que nos dejemos atrapar por un «calentón». Requiere de un proceso autoexploratorio de varios días de duración.

En otro grupo de personas su «luz» ante la realidad que le toca vivir está en lo que llamo coloquialmente «sus tripas». Es algo animal, primitivo, no verbalizado ni pensado, que les va a sobrevenir visceralmente, generalmente en forma de sonidos primitivos en el instante concreto cuando la vida les presente una propuesta, se les pregunte algo, etc.

Hay un grupo más pequeño que se debe dejar guiar por la intuición. También es una información de estirpe animal con la que la persona se dará cuenta a modo de certeza si permanece en presente, si está donde se está cociendo la cosa, si es consciente (pero no piensa activamente) sobre lo que está viviendo en ese momento. La intuición no es mental, es puramente animal (y también humana).

Ya como formas minoritarias, están los grupos de personas que se deben dejar guiar de sus convicciones más profundas; otros grupos de lo que les interese, de qué puedan sacar de ello…; y como formas casi residuales, las personas que sólo deben observar

si se sienten cómodas allí, con esa realidad… pudiendo variar el camino, sus decisiones a cada momento.

La naturalezahumanaesdiversa. No cabemos en una cesta tipo a la de caperucita. Ahí sólo cabe la comida o merienda para la abuelita. Lo único que tenemos que tener un cierto cuidado es de que aparezca «el lobo» e intente decirnos y convencernos sobre qué nos conviene.

Cada cual tenemos nuestra propia verdad interior. Sólo hace falta que sepamos cuál es y que aprendamos a utilizarla.

¡¡Descúbrelo!! Sólo hace falta que quieras saber cómo. Ya no necesitarás a ningún guía.

Salud para ti y los tuyos.

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