La vida en Jacobabad transcurre entre intentos desesperados de escapar del calor. Los 200.000 habitantes de esta ciudad, en la provincia de Sind en Pakistán, saben que la crisis climática no está por venir, que ya forma parte de su vida día a día, según Carmen López de Amnistía Internacional.
En los últimos cuatro veranos, la temperatura ha superado regularmente los 50 grados y en al menos 4 ocasiones desde 1987, los niveles de temperatura y humedad ha alcanzado un umbral descrito por los expertos como «más caluroso de lo que un cuerpo humano puede gestionar»(AI).
Por otro lado, según la misma fuente, «hombres, mujeres, niños y niñas se enfrentan día a día a unas condiciones climáticas que ponen en riesgo su derecho a la salud, a la educación y a un medio ambiente saludable. Recurrir a cualquier medio para combatir el calor extremo no es suficiente: ventiladores movidos por burros, enormes bloques de hielo para refrescar los suelos, duchas rápidas con bombas de mano o baños en aguas residuales cerca de los campos para quiénes los trabajan, acostarse en la cama con ropa mojada para poder dormir. No hay alternativa para más de 5.000 personas que trabajan para sobrevivir haciendo 1.000 ladrillos al día en hornos a pleno rendimiento por menos de cinco dólares diarios».
Carmen López, de AI, nos indica que «la mayoría de las escuelas carecen de electricidad y resultan en gran parte inaccesibles por la ausencia de transporte público. La reticencia a caminar grandes distancias en pleno calor hasta escuelas que no están adecuadamente equipadas para proteger de las altas temperaturas ha provocado que muchos niños y niñas abandonen la educación».
Así mismo señala que, «para las mujeres hay un coste adicional extra a la hora de soportar las altas temperaturas, ya que no tienen las mismas posibilidades de refrescarse. Por convenciones sociales no pueden darse baños rápidos en público, como hacen los hombres, ni bañarse en las aguas cercanas, como hacen los menores. Y tienen que dormir bajo techo, en casa sofocantes, para evitar la violencia sexual y de género».
La deforestación descontrolada y la escasez de energía, así como la falta de acceso a agua y a vivienda adecuada, ha mermado la capacidad de Jacobabad de hacer frente al calor extremo, según López, se prevé que Pakistán sea uno de los países más afectados por el aumento de las temperaturas en las próximas décadas, tal como han alertado el Banco Asiático de Desarrollo y Banco Mundial, que han destacado el creciente riesgo de fenómenos climáticos extremos e inseguridad alimentaria en el país(AI).
Los integrantes de Amnistía Internacional han visibilizado el impacto del cambio climático en los derechos humanos, en especial de las personas más pobres del mundo. Con estas imágenes, Amnistía Internacional quiso recordar a quienes participaron en la conferencia climática COP 26 que la riqueza de los países industrializados, basada en combustibles fósiles y prácticas no sostenibles, pone en peligro la supervivencia de millones de personas en todo el mundo especialmente en los países en desarrollo.
Entre los días 31 de octubre y 12 de noviembre, se celebró en Glasgow la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP 26. Amnistía Internacional estuvo presente para pedir a los países que se comprometieran a alcanzar unos objetivos de reducción de emisiones ambiciosos y que tomarán medidas para mantenernos por debajo y un aumento global de temperatura de 1,5 grados.
En palabras de la secretaria general de Amnistía Internacional Agnes Callamard «no queda más tiempo para las dudas, las tácticas dilatorias y las soluciones a medias cuando los derechos humanos de tantas personas se enfrenta ya a semejante amenaza sin precedentes».
Cortesía y permiso de Amnistía Internacional
Revista 150 III 2021
POR LOS DERECHOS HUMANOS.
