El Partido Popular está echando el resto para evitar a toda costa de forma literal lo que cada vez parece más probable: que una ley de amnistía para los encausados por el ‘procés’ independentista catalán otorgue la gobernabilidad de este país de forma inminente al candidato socialista y actual presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez.
Alberto Núñez Feijóo tomó buena nota de los aires apocalípticos que auguró esta pasada semana el ex presidente José María Aznar en caso de aprobarse la amnistía y, dicho y hecho, apenas pasaron unas horas para que algunos cientos de ciudadanos se concentraran ante la sede socialista y cortaran dos días consecutivos la calle Ferraz vía redes sociales para reclamar “prisión” para el propio Pedro Sánchez mientras proclamaban vítores al dictador Francisco Franco.
Los últimos sondeos de estimación de voto, publicados este lunes a las puertas del sí definitivo de Junts a la investidura de Sánchez, otorgan un incremento de 1,6 puntos al PP respecto al resultado del 23-J, una subida del todo insuficiente para lograr la gobernabilidad del país junto a la extrema derecha de Vox, ya que el aumento del PP se produce solo a costa de un descenso porcentual casi parejo de los votantes de Vox. Y todo ello en pleno órdago del proceso negociador a favor de la amnistía, que más allá del ruido mediático provocado por los líderes de PP y Vox y del asombroso apoyo institucional de los vocales conservadores del más que caducado Poder Judicial, apenas logra arañar la confianza depositada en las filas socialistas al cambio de postura a favor de la amnistía en Cataluña. El PSOE, según la encuesta de noviembre para grupo Prisa, sólo perdería medio punto porcentual respecto al resultado del 23-J pasado.
El PP apenas sube 1,6 puntos respecto al 23 J pese al órdago de la amnistía, ascenso insuficiente logrado sólo arañando votantes a la extrema derecha
Esta foto fija de los sondeos se produce en un incremento de la tensión institucional auspiciada directamente por el líder del PP, que. mitin tras mitin y concentración pública tras concentración pública, no hace más que añadir leña a un ambiente más que crispado, una realidad paralela que no se ve reflejada en absoluto en ninguno de los sondeos publicados desde las pasadas elecciones generales hasta ahora.
Tanto es así que nadie en la dirección del PP ha desautorizado las graves acusaciones vertidas por el vicepresidente de la Junta de Castilla y León, el ultraderechista de Vox Juan García-Gallardo, que ha tildado de “traidor” al presidente de Asturias, el socialista Adrián Barbón, y también a “todos los socialistas” por apoyar una ley de amnistía en Cataluña.
El presidente asturiano ha exigido a su homólogo de Castilla y León, el popular Alfonso Fernández Mañueco, que desautorice a su vicepresidente en el ejecutivo autonómico “dada la gravedad de sus palabras”. Barbón añade que las acusaciones de García-Gallardo son “un señalamiento impropio de una democracia y que se parece a los que hacían en regímenes totalitarios para visibilizar a los ‘objetivos”.
