sábado, 27abril, 2024
19.7 C
Seville

El tiempo que pasa y cura, según Muñoz Molina

La nueva novela del escritor jienense, ‘No te veré morir’, ahonda en los entresijos de la memoria y la distancia física y temporal para abordar las huellas que deja el amor

- Publicidad -

análisis

- Publicidad -

Cualquier nueva novela del jienense Antonio Muñoz Molina (Úbeda, 1956), premio Príncipe de Asturias de las Letras, se celebra desde hace tiempo como un acontecimiento editorial, más si cabe cuando en esta última ficción narrativa aborda el amor desde las siempre difíciles aristas de la memoria y el olvido, tableros donde la lealtad y la traición mueven sus piezas, siempre en manos de la serena, concisa y detallista prosa del autor de obras emblemáticas como El jinete polaco, Beltenebros o Sefarad, entre otras muchas.

No te veré morir (Seix Barral) es mucho más que una historia de amor truncada por el paso arrollador de la propia vida, mucho más que el reencuentro de dos enamorados que siguieron caminos divergentes para un último cara a cara medio siglo después. Es, ante todo, un canto al poder de la memoria como eje vital que da sentido a nuestras existencias, diluidas en el discurrir de la monotonía diaria de costumbres irredentas que nos condenan a vidas más o menos mediocres, más o menos frustradas, más o menos insatisfechas.

Los derroteros de la vida siempre se imponen a su antojo ante los deseos más viscerales del ser humano, al que no le cabe más opción que adaptarse a sus antojadizos bandazos, como si fuesen dioses del Olimpo los que lanzasen el envite. Qué duda cabe que la pasión de juventud reencontrada décadas después por los dos protagonistas de esta novela, que toma el título de un bellísimo verso de la uruguaya Idea Vilariño, perdurará mucho tiempo en el imaginario de los lectores.

La pasión de juventud reencontrada décadas después por los dos protagonistas perdurará mucho tiempo en el imaginario de los lectores

En las intensas y desbordantes primeras 70 páginas, donde Muñoz Molina se permite el lujo estilístico de no colocar un solo punto, se da cuenta del encuentro de los dos protagonistas medio siglo después de separar para siempre sus vidas. Y en ese tránsito, donde los reproches y vicisitudes de cualquier relación amorosa determinan su duración en el tiempo, el autor disecciona al mismo tiempo el devenir de los hechos más destacados de la historia reciente de este país y también de ese microuniverso particular que el propio Muñoz Molina vivió en su etapa estadounidense como profesor universitario.

Como sentencia el protagonista a su discípulo universitario en un momento de la novela, “el tiempo pasa. El tiempo cura las cosas, aunque tú ahora no lo creas, el tiempo y la distancia”. De todo ello y más se da cuenta en esta bella novela.

- Publicidad -
- Publicidad -

Relacionadas

- Publicidad -
- Publicidad -

DEJA UNA RESPUESTA

Comentario
Introduce tu nombre

- Publicidad -
- Publicidad -
- Publicidad -

últimos artículos

- Publicidad -
- Publicidad -

lo + leído

- Publicidad -

lo + leído