Dicen que va a llover en Austin, dicen que en Austin, en el Gran Premio de los Estados Unidos, es rarísimo que salga un coche de seguridad:
apenas en dos ocasiones desde que la carrera se celebra en el circuito de Austin.
Pero PUEDEN DECIR MISA. Puede llover o puede no llover. Puede ganar Max o puede ganar Lewis o puede ganar cualquier otro. Puede pasar absolutamente cualquier cosa.
Pero de lo que sí estamos seguros, seguros por completo es de que nadie va a levantar el pie.
NADIE VA A LEVANTAR EL PIE DEL ACELERADOR EN LA CARRERA DE AUSTIN.
Nadie. Porque la parrilla entera ya está contagiada el espíritu de lucha extrema y un viento de locura sopla en el interior de los cerebros de todos los pilotos del gran circo.
A tope. A muerte. Lo que haga falta y cuando haga falta.
El pique en la segunda jornada de entrenamientos libres entre Lewis Hamilton y Max Verstappen no es pura coincidencia. Significa mucho.
Significa todo.
Significa que nadie va a levantar el pie del acelerador. Nadie. Y si la tradición es que no salgan coches de seguridad en Austin, que le den a la tradición.
Puede pasar cualquier cosa. El mundo entero está en tensión. Y nadie va a levantar el pie del acelerador. Tampoco los espectadores.
Nos espera una carrera magnífica, pero YA MAGNÍFICA ES EN SÍ MISMA LA ESPERA.
Esta tensión, este no saber, este nerviosismo. (Qué divino).
Hace muchos años que la Fórmula 1 no demostraba de forma tan contundente su grandeza.
¡PIE A FONDO TODOS!
Acelerando….
🐾🐾
