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Irán e Israel juegan al ajedrez de la guerra mundial

Convulsión internacional tras el ataque de Teherán contra territorio israelí

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análisis

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El ataque aéreo de Irán contra Israel pone a la comunidad internacional al borde de un conflicto mundial. Occidente sigue noqueado, ya que ninguna cancillería pensó seriamente que el régimen de los ayatolás fuese capaz de atravesar el Rubicón bombardeando al Estado hebreo en su propio territorio. Esa posibilidad, un cuerpo a cuerpo entre las dos grandes potencias regionales, los dos gigantes religiosos de Oriente Medio, era hasta hoy un tabú. Pero ese tabú ha saltado por los aires.

Apuntemos bien esa fecha marcada en rojo para los libros de historia (13 de abril de 2024), un paso más en el imparable proceso de autodestrucción de la raza humana. La Operación Promesa Verdadera (así han bautizado los clérigos de Jamenei, líder supremo del país, la dura ofensiva contra Israel) ha sido como el zarpazo de ese león acorralado que se siente herido, no solo en su cuerpo, también en su orgullo. Tras el atentado israelí contra el consulado iraní en Damasco, a Irán no le quedaba otra salida que responder. El mundo musulmán (1.800 millones de almas en todo el planeta, no lo olvidemos) clamaba venganza por la afrenta y también por el genocidio del pueblo palestino. Cientos de miles de personas habían salido a la calle pidiendo a gritos un serio correctivo contra los judíos y el inicio de la Guerra Santa. Toda esa masa humana enfervorecida admira a Irán, el Estado que, hoy por hoy, mejor representa el modelo teocrático/autoritario del islamismo radical emergente, el pueblo elegido por Alá como última esperanza para librar a los hermanos musulmanes del Gran Satán sionista/yanqui. Así que los ayatolás, referentes políticos y espirituales del nuevo islam combativo, no podían quedarse quietos tras la humillación de Damasco ordenada por el carnicero de Gaza, Benjamin Netanyahu. La inacción hubiese sido tanto como asumir una vergonzante derrota. Los niños gazatíes tienen piedras y palos contra los tanques israelíes; Irán posee obuses de largo alcance propios del siglo XXI. Así que tocaba utilizar el arsenal, enseñar los dientes.  

En los últimos días se daba por hecho, incluso por los servicios de inteligencia norteamericanos y europeos, que el ataque iba a ser “inminente”, como así ha sido. Y la magnitud de la respuesta no ha sido precisamente tímida o de baja intensidad, ya que un ataque con más de 300 proyectiles (entre drones, misiles crucero y balísticos, lanzados no solo desde territorio iraní, sino desde puntos controlados por las milicias proiraníes en Irak, Siria y Líbano), supone un nivel elevado en términos de táctica militar. Es cierto que los cohetes no iba dirigidos contra núcleos urbanos o instalaciones civiles estratégicas, ya que la mayoría apuntaron hacia bases del Ejército israelí en zonas periféricas. El propio Gobierno iraní ha asegurado esta mañana que los artefactos no fueron programados para alcanzar a la población, sino que tenía un componente primordialmente “disuasorio”. Pero el efecto del terror lo han conseguido. Y nadie sabe lo que hubiese ocurrido de no haber funcionado el escudo de hierro defensivo israelí que, con la colaboración de las fuerzas aéreas norteamericanas y británicas, logró interceptar más del noventa por ciento de los teledirigidos iraníes.

Sin duda, Irán ha querido lanzar un mensaje al mundo: no va a temblarle el pulso a la hora de defenderse. Hoy son drones y ojivas convencionales, mañana puede ser algún otro tipo de tecnología mucho más dañina y con capacidad para golpear a Israel en su corazón mismo. Nadie a estas alturas, ni los propios inspectores de la OIEA, sabe hasta dónde ha podido llegar el programa nuclear de Teherán. Oficialmente, los iraníes han conseguido cierta capacidad atómica para lograr autonomía energética con fines civiles, pero se sospecha de la existencia de bases ocultas donde los científicos al servicio de los ayatolás pueden estar experimentando con el arma nuclear. Esa es la amenaza real que no deja dormir tranquilos a los israelíes, un pueblo donde los refugios antiaéreos están por todas partes y los escolares aprenden a colocarse la mascarilla antigás antes que a escribir las vocales. De hecho, el ataque iraní del 13 de abril es la excusa perfecta, el casus belli ideal, para que Israel decida dar un paso más en la escalada y pasar al contraataque, golpeando al secular enemigo iraní en sus bases de experimentación nuclear.

En ese escenario convulso, la Administración norteamericana trata de enfriar los ánimos belicosos de los israelíes, pidiendo contención a Netanyahu. O al menos esa es la imagen que está trasladando, ya que quizá solo estemos asistiendo a un teatrillo o juego de disfraces prebélico. La gran verdad es que el programa atómico iraní, las guerrillas terroristas proiraníes como Hamás y Hezbolá y los piratas yemeníes del Mar Rojo que asaltan los barcos occidentales, estrangulando la economía global, se han convertido en quebraderos de cabeza para Washington. Así que a esta hora, en el Despacho Oval, quizá los generalotes del Pentágono ya estén susurrando al oído de Biden que mire para otro lado, que aparque el discurso pacifista, que deje hacer al amigo judío, capaz de limpiar el patio trasero de Oriente Medio de fundamentalistas armados con bombas atómicas. En realidad, ese sueño infantil, un mundo árabe pacificado y bajo la bota anglosajona, como en el diecinueve, no es más que una quimera imposible. Pero el delirio imperial colonial enquistado del hombre blanco no se cura nunca.

En cualquier caso, el ataque iraní supone un antes y un después en el devenir de la historia. Irán ha decidido atravesar una línea roja que parecía infranqueable y hoy estamos más cerca que nunca de un conflicto bélico regional, con implicación de armamento nuclear, que podría internacionalizarse todavía más. Conviene no olvidar que Rusia, China y Corea del Norte son países aliados con los que Irán mantiene estrechas relaciones diplomáticas, políticas y comerciales. Por su parte, Europa se mantiene a la expectativa y a la espera de que el plan Sánchez a la desesperada para el reconocimiento del Estado palestino pueda enfriar la situación y reconducir el descontrolado avispero árabe hacia la vía del diálogo y la paz. Pero todo apunta a que esto no es sino la segunda fase de aquella vieja Revolución Islámica del 79 que despertó al sumiso y durmiente mundo persa. La fase de exportación o internacionalización a gran escala de la Yihad. El choque de civilizaciones del que nos advirtió Huntington. En su día llevamos imperialismo en lugar de democracia a aquella parte desolada del planeta; ahora el polvorín nos estalla en la cara. Próxima jugada de esta macabra partida de ajedrez: la consiguiente respuesta de Netanyahu, que sin duda será violenta. Más ojo por ojo. La humanidad contiene la respiración.

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1 COMENTARIO

  1. Bien, que se maten entre ellos y Palestina pueda seguir viviendo en su tierra. Pero a estas alturas yo no creo que tengamos que enviar víveres y levantar casas para los palestinos, sino darles armas a ellos y a quien les pueda ayudar. Desgraciadamente, en este mundo imperan los criminales y, parece que siempre será así. Pues que mueran los criminales de ahora, los sionistas y, si puede ser, que la gente de bien judía pueda salir de la destrucción total del sionismo criminal y pagar así su genocidio contra Palestina.
    La entrevista a la delegada sionista ha sido, como esperaba: Hipócrita, criminal y carencia de la más mínima humanidad.

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