En un mundo donde la verdad a menudo se encuentra encarcelada tras los barrotes de los intereses políticos y económicos, la libertad de prensa emerge como la llave maestra hacia la emancipación del conocimiento y la conciencia colectiva. «Hoy, nos encontramos en una encrucijada histórica, un momento determinante para el futuro del periodismo y, en última instancia, la democracia misma», por eso la Agrupación de Periodistas de UGT –AGP-UGT está en contra de la la extradición de Julian Assange.
Julian Assange debe ser libre
La persecución y la potencial extradición de Julian Assange a Estados Unidos representan no solo un ataque directo a su persona sino un peligroso precedente para periodistas y medios de comunicación en todo el mundo. Assange, a través de WikiLeaks, ha sido instrumental en sacar a la luz verdades incómodas, desvelando actos de corrupción, crímenes de guerra y espionaje masivo, un bastión de la libertad de expresión.
En 2010, cinco de los medios más prestigiosos tomaron la valiente decisión de publicar las filtraciones proporcionadas por WikiLeaks, reconociendo su valor periodístico y su contribución a la sociedad. Estos actos de valentía editorial no solo subrayaron la importancia de la colaboración entre medios y organizaciones como WikiLeaks sino que también reafirmaron nuestro compromiso colectivo con la verdad.
La extradición de Assange a Estados Unidos por cargos que esencialmente criminalizan actividades periodísticas fundamentales es una amenaza clara y presente para la libertad de prensa. Señala un futuro en el que los periodistas podrían ser perseguidos por exponer la verdad, un escenario donde la transparencia gubernamental podría ser sacrificada en el altar de la seguridad nacional.
Desde la Agrupación de Periodistas de UGT nos oponemos a la extradición de Julian Assange. No solo por su derecho individual a la libertad sino como un símbolo incómodo para la libertad de prensa colectiva. Defendemos el pilar sobre el cual se erige nuestra libertad: el derecho inalienable a saber, a cuestionar y a retar a las autoridades en nombre de la verdad.
Instamos a la comunidad internacional, a los defensores de los derechos humanos, a los periodistas y a la sociedad en su conjunto a unirse en defensa de Assange. Hoy, más que nunca, debemos levantar nuestra voz en un coro unánime, exigiendo la liberación de Julian Assange y la protección de la libertad de prensa en todos los rincones del mundo. En su libertad, encontramos la nuestra; en su silencio forzado, vemos la sombra de nuestro futuro si no actuamos ahora.
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Putin los mata bien muertos, y no le importan los «compatriotas» que ha de enviar a la muerte, como siempre ha sido. Pero la democrática América mata, lentamente, con agujas, para que se note menos las heridas y se sienta más la muerte(Assange). No son muy diferentes. Alekséi Navalni que sepa, por ahora es el último asesinado por Putin. Esto me recuerda las muertes «naturales» de ciertos personajes importantes en su momento en España. Además del genocidio palestino del cual formamos parte todos, empezando por Francia e Inglaterra, que les metieron a los palestinos un cáncer sionista.