La carrera Sprint, o carrera al sprint, del Gran Premio de Bélgica en el circuito de Spa Francorchamps tiene tendencia a parecer manejada por tipos que solo tienen dedos gordos en las manos, que dirían los anglosajones.
Cuánta torpeza, y cuantos miedos, cuánta prudencia pacata, cuánta lentitud y cuánta falta de reflejos. Parece mentira. Los tipos con más reflejos del mundo rodeados de semejante fauna.
A nivel espectáculo salvaje es evidente de la Fórmula 1 actual no es la que era en los tiempos de nuestros admirados Fangio o el marqués de Portago.
Pero en aquellos tiempos no había millones y millones de ojos observando todo lo que hacían comisarios y pilotos. Ahora sí. Los tiempos modernos son los tiempos modernos y nos toca lidiar con ellos.
El principio de la carrera Sprint en Bélgica 2023 tras el coche de seguridad dando una vuelta detrás de otra a muchos espectadores nos ha parecido algo intolerablemente aburrido, pero luego el baile de neumáticos ha sido simpático . Y lo que realmente ha merecido la pena, aparte del espectáculo habitual, ha sido ver a Óscar Piastri luchando de igual a igual con el actual campeón del mundo.
La batalla, como saben todos los aficionados, la ha perdido el joven Piastri, pero su sonrisa era infinitamente más grande y brillante que la de Max Verstappen. La sonrisa de Óscar Piastri era más grande que la lluvia, que la impaciencia de los aficionados más gruñones, y más gray que cualquier otra cosa que se pueda imaginar.
La sonrisa de Óscar Piastri era el mundo entero. Era la vida enseñoreándose en la Fórmula 1.
Nos ha encantado verla. Dejarnos contagiar por ella.
Viva la alegría. Vivan los rookies. Vivan los sueños cuando todavía ni se han cumplido ni han dejado de cumplirse.
Señor Piastri, desde aquí le felicitamos.
Y también sonreímos.
Tigre Tigre
