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Junts exige a Sánchez su compromiso con lo pactado

Nogueras, contundente, ha exigido a Sánchez una respuesta clara sobre su compromiso ante el acuerdo firmado

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análisis

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La formación catalana liderada por Carles Puigdemont tiene sobre sí todos los focos. Tras la primera intervención del candidato a la presidencia del gobierno, Pedro Sánchez, la formación independentista ha avisado de que sus votos podrían peligrar, y provocar así una segunda vuelta, debido a lo que han considerado un incumplimiento del acuerdo y una falta de respeto al abordar la cuestión de la amnistía.

La intervención de la portavoz del grupo de Junts per Cataluña, Miriam Nogueras, puede resumirse en los siguientes puntos principales (a continuación también puede leer la transcripción).

Nogueras ha subrayado los puntos principales del acuerdo, sobre todo el diagnóstico del conflicto, y ha señalado la importancia del cumplimiento de los puntos acordados. Ha exigido al candidato que suscriba en la sesión su promesa a cumplirlos.

«Gracias presidenta, presidente en funciones y candidato:

Desde Junts le hemos escuchado estos últimos cuatro años con mucha atención, sobre todo cuando ha hablado de nosotros y de Cataluña. Pero usted ya sabe por qué razón, hoy le hemos escuchado de una manera todavía más especial. Hoy usted debía comenzar a desmentirnos a los que decíamos que usted no cumple los acuerdos, que su palabra no vale, que a usted solamente le interesa el poder y que es capaz de aliarse con quien sea para conservarlo. Y alguna cosa de eso debe haber cuando su partido tiene el estómago de quitarle la alcaldía a Junts de Barcelona, con el apoyo y gracias al Partido Popular, y ahora pretende arrebatarle la presidencia del gobierno español al Partido Popular gracias a los votos de Junts.

Y ahora que estoy en la parte inicial de mi intervención, querría darle un consejo, que naturalmente usted no tiene ninguna obligación de seguir: con nosotros no pruebe tentar a la suerte. Porque no le funcionará.

Su discurso no ha sido un discurso valiente. Ahora tiene la oportunidad de contestarme y decirme exactamente qué harán ustedes. Su responsabilidad era encontrar la manera de respetar el marco que ustedes y nosotros hemos acordado y de hacer honor a lo que hemos escrito. De hacer el acuerdo firmado, el primer párrafo que dice que las cosas se han de hacer en términos diferentes de cómo se han hecho la última legislatura. Y esto lo han firmado ustedes y lo hemos firmado nosotros. Y cuando escribimos en «términos diferentes» nos referimos a una definición muy fácil de entender. por lo tanto le reitero que lo que hemos dicho en ocasiones anteriores, no solamente a usted, sino también a los miembros de su gobierno, para decir y hacer lo mismo que se ha dicho y hecho los últimos cuatro años, Junts no les hace ninguna falta.

Hemos pasado muchas horas trabajando el marco del acuerdo. Sobre todo, los antecedentes y el relato. Un acuerdo en el que no aparece ni una sola vez la palabra «diálogo». Y sí la palabra «negoación». Un acuerdo firmado por ustedes donde se habla o no se habla de «reencuetro, de perdón, ni de medidas de gracia», lo que van a ser los indultos. Y entendemos que en ningún caso se refería a la amnistía. Porque la amnistía es otra cosa, una ley y una desjudicialización de la política.

Hoy tomaba la palabra en nombre de Junts, a quien formalmente represento. PEro el sentido de nuestra intervención se explicaba por la voluntad de hacer servir y representar mucho más allá de lo que son las costuras y los legítimos intereses de los partidos políticos. Este debate de investidura viene precedido de un enfrentamiento entre españoles y también de una división entre los dos grandes partidos respecto a CAtaluña, que no se había producido nunca antes en investiduras previas.

Hay un hecho incontrovertible que lo explica: un hecho que usted sabe, porque lo ha firmado porque forma parte de nuestro acuerdo. Ustedes saben que la cuestión no está en que España tenga un gobierno más o menos progresista, más o menos de izquierdas, o más o menos reformista. De hecho, esto ha pasado otras veces, y el ruido no ha sido ni mucho menos, comparado con el de ahora. Lo que explica la tensión y la histeria de ciertos sectores es exclusivamente aquello que históricamente que la política española ha nombrado «problema catalán». Ni gobiernos de izquierdas, ni gobiernos progresistas. Lo que no se digiere, lo que se combate por tierra, mar y aire; lo que es verdaderamente disruptivo, es atreverse a abordar el tema catalán de manera directa. Y usted hoy, a pesar de haberlo firmado, no se ha atrevido.

Seré clara, señor sanchez: está usted dispuesto a abordar el tema catalán de manera directa, tal y como establece el acuerdo que hemos firmado?

Lo que es verdaderamente disruptivo es también que se le reconozca como lo que es, un conflicto histórico y político entre dos naciones. Que por primera vez se plantee el acuerdo político en una ley de amnistía que acabe con la represión judicial y que se pueda plantear un referendum de autodeterminación como una de las propuestas para resolver el problema de fondo que, como muy bien hemos convenido por escrito en el acuerdo político, continúa sin resolverse. Y la función de la política es justamente resolver los problemas pendientes. El resultado del problema que se ha expresado en las urnas, debe recordar que el conflicto histórico no resuelto continua en el epicentro del debate político español. Sé que muchos de ustedes han tenido la tentación en los últimos años de hacer creer que nos habíamos de olvidar y que, de hecho, ya lo habíamos dejado atrás. Se engañaban, engañaban, y lo sabían. Ahora toca actuar en consecuencia y dejar de esconder el problema.

EStá dispuesto a hacerlo señor sanchez?

El debate vivo, intenso, que se ha vivido en Cataluña siempre, no solamente en los últimos años, es el propio de una sociedad madura democráticamente. No una con problemas de convivencia. Que se expresa de manera diversa y de manera plural, incluso con contradicciones. PEro es capaz también de articular grandes acuerdos y siempre, siempre, siempre se ha expresado de manera democrática y pacífica. Nos sentimos muy orgullosos de defender Cataluña. Reconocemos nuestros defectos y nuestras faltas que nos hacen, afortunadamente, una nación imperfecta, pero sí una nación.

Nos sentimos muy orgullosos de poner de manifiesto toda su potencialidad, toda su diverisdad, y cabe destacarlo: todos sus grandes consensos. Grandes consensos como los que hay sobre la lengua, sobre educación, sobre las infraestruturas, también sobre la denuncia del déficit fiscal y de la deuda histórica. También sobre la cultura, la ciencia, la internacionalización y no digamos el derecho de autodeterminación.

Si estamos aquí hoy, es para hacer que estos grandes consensos que el parlament de Cataluña ha recogido a lo largo de su historia, sean atendidos. Por eso hemos definidio en nuestro acuerdo político que el único límite es el parlament. Que es como muy bien dice el texto que es el representante legítimo del pueblo de Cataluña. Para que la legislatura avance, nuestro país, Cataluña, necesita que pasen cosas.

Que pasen cosas diferentes y que se culmine un acuerdo que cambie la historia. HEmos dicho en campaña electoral que nada sería igual si dependía de Junts. Y solamente basta con mirar lo que está pasando hoy para tener la primera constatación: ciertamente estamos empezando una investidura donde nada será igual.

Le hemos transmitido, Señor Sánchez, y es consciente, y lo digo ahora porque todavía está a tiempo de desistir: pero si tira adelante, sabe y que lo sepa todo el mundo, que nosotros no engañamos a nadie y que somos fieles a nuestros compromisos adquiridos. Y que si estamos aquí hoy es para que las cosas cambien de verdad. Pero que si estos cambios no son posibles, si no se avanza, no daremos apoyo a ninguna iniciativa que se presente desde su gobierno ni desde su mayoría.

El acuerdo que hemos suscrito, lo dice bien claro: la estabilidad de la legislatura, depende de los avances y del cumplimiento de las negociaciones en los dos ámbitos permanentes señalados en el punto segundo. Les recuerdo estos dos ámbitos para que quede constancia en el diario de sesiones: el ámbito del reconocimiento nacional, donde nosotros planteamos el referendum de autodeterminación; y el ámbito de los déficits y limitación del autogobierno, donde implementaremos entre otras cosas, la cesión del 100% de los impuestos que pagan los ciudadanos de Cataluña.

¿Me puede confirmar, porque esta mañana no nos ha quedado claro, si usted está dispuesto a cumplir todos y cada uno de los puntos firmados en el acuerdo y a ratificar las 1486 palabras del acuerdo, de las cuales ninguna es casual ni sobra? El conflicto entre Cataluña y España tiene problemas profundos que vienen de lejos. La sociedad catalana, dañada desde los DEcretos de Nueva Planta, con la subsiguiente abolición de nuestras instituciones seculares, de nuestras constituciones; la pérdida de nuestra soberanía, la prohibición de nuestra lengua, ha luchado para recuperar lo que las armas y la monarquía nos van a quitar hace más de 300 años. La distancia y el desacuerdo permanente entre las dos naciones han sido fruto de las tensiones políticas ante las cuales, el Estado español, ha respondido en muchas ocasiones, a través de la represión política, policial, militar, judicial y también mediática. La manifestación máxima de esta represión es la detención, la extradición, el consejo de guerra, la condena a muerte y la ejecución del president de la Generalitat Lluis Companys. La evidencia de la existencia de un conflicto político había que reconocerla.

Este relato como origen y perpetuación del conflicto por primera vez se acepta por la parte española. Y esta parte de nuestro acuerdo es especialmente relevante porque enmarca los avances a dar en la resolución del reconocimiento nacional de Cataluña. Todos ustedes saben que los últimos intentos de recuperar una vía de reconstitución de nuestros derechos históricos perdidos y hacerlo a través de la negociación que espera la sociedad catalana, han sido formulados a través de mecanismos que permite la Constitución. Pero ninguno de ellos ha prosperado. Ni la reforma del Estatut, ni en 2012 la aprobación en el pleno del Parlament de Cataluña de la propuesta del pacto fiscal que pocas semanas después el president Mas llevó al presidente del gobierno español que estaba ese momento, que rechazó discutirlo y todavía más, negociarlo. Ni en el 2014, cuando una amplia mayoría del Parlament aprobó presentar ante la mesa del Congreso de los diputados una proposición de ley, para delegar las competencias para celebrar un referendum sobre el futuro político de Cataluña. Son Turull, Rovira y Herrera los diputados de venir a defender aquí lo que va a ser rechazado por el Congreso. Ni tampoco la aprobación de la ley de consultas populares no refrendarias en base a la cual se va a convocar la consulta del 9N, con una participación de más de dos millones de personas y el Conseller Frances Homs, el president Mas, el Conseller Ortega y la Consellera Rigau, condenados por desobediencia e inhabilitados. Ni tampoco la petición de un referendum acordado despue´s de la aprobación de la cuestión de confianza a la que se va a someter al presidente Puigdemont. No ha funcionado nada nunca.

Es a la luz del rechazo de todos los intentos que hemos expuesto, que el Govern y el Parlament de Cataluña van a convocar un referendum de autodeterminación el 1 de octubre de 2017. La participación fue masiva y el apoyo a la independencia fue de más del 90%.

El president Puigdemont, en ese momento, va a priorizar la vía negociada. Tal y como reclamaba el gobierno español y las instituciones internacionales. El president proponía entonces iniciar un proceso de negociación. De la misma manera, el gobierno español decidió reprimir el referendum de manera violenta, movilizando a miles de policías de toda españa; intervino las instituciones catalanas, y se inició un largo periodo de represión que ha comportado persecución, prisión y exilio para muchas personas, dirigentes políticos, acitivistas y ciudadanos catalanes.

La represión del Estado va a eliminar toda posibilidad de resolución política. Es necesario, entonces que cualquier nuevo intento de resolver el conflicto político de manera negociada comporte el retorno a la vía política, revierta los efectos de la represión y se busque un acuerdo en el que se sientan satisfechas las aspiraciones de la sociedad catalana. Nos tocaba, y siempre lo hemos repetido desde Junts, salir de la espiral de retroceso y de renuncia de los últimos cuatro años. Una espiral que nada más exigía a la parte catalana, nunca a la española.

Teniendo en cuenta las circunstancias, salir de esta espiral y llegar a un acuerdo no era nada fácil ni agradable. Nos teníamos que entender con un partido con el que nunca nos habíamos entendido y del que desconfiamos profundamente. Nos teníamos que entender también con un gobierno español que no cumple y en el que tampoco confiamos.

Por eso hemos intentado una manera diferente a la que el catalanismo venía haciendo para pactar con España. En lugar de asegurar la estabilidad de la legislatura, de entrada, tocará ganárasela acuerdo a acuerdo. En lugar de hacer una lista de la compra, siempre incompleta y nunca satisfecha, queremos hablar de el supermercado entero. Necestiábamos pasar de la mentalidad autonomista en la que algunos han quedado atrapados por una mala diagnosis del origen y la naturaleza del conflicto, a una mentalidad de Estado que caulquier nacion debe tener para hacer que las cosas giren, que las cosas cambien y que las cosas se transformen. Tocaba abordar un cambio de paradigma: pasar de una relación de subordinación, a una relación de igual a igual que es lo que el President Puigdemont reclama hace más de siete años.

Y había una serie de elementos que era imprescindible que el gobierno español debía cumplir si quería que se iniciase un proceso de negociación con Junts. Y el president Puigdemont lo indicó en su conferencia del 5 de septiembre: eliminar toda referencia al independentismo en la directiva de inteligencia; retirar la referencia del independentismo catalán con el terrorismo en los informes de Europol; y la ley de amnistía. Tocaba, y por eso lo hacemos constar, un acuerdo sin renuncias en lo que explicitamos que para nosotros, el mandato del 1 de octubre está vigente y el compromiso con la independencia es irrenunciable, sin renuncias y sin engañar a nadie. Porque si alguno dice que este acuerdo sirve para vender humo, está engañando a los ciudadanos. Porque no lo hemos hecho y no lo haremos nunca. Porque este no es solamente un anhelo nuestro, sino de las generaciones de catalanes que se han sacrificado en circunstancias mucho más adversas, para conseguir que lleguemos hasta aquí. Y hoy porque fomramos parte de esta cadena de generaciones, escribimos una página más que nos acerca a nuestro objetivo.

En resumen: tocaba identificar bien el problema y dotarse de las condiciones y elementos necesarios para abordar su resolución y acordar una metodología de trabajo.

Si hoy estamos aquí es porque estos elementos y otros incluídos en la conferencia del president Puigdemont, están presentes en el acuerdo que hemos firmado. Somos conscientes de los riesgos. De las dificultades y también de las profundas discrepancias. porque ustedes no han dejado de ser aquel partido que abrazó con entusiasmo la aplicación del 155 contra nuestro país, y nosotros, no hemos dejado de ser aquella fuerza que promovió el referendum y la declaración de independencia. Estamos allí donde estábamos pero sabemos que tenemos una oportunidad de avanzar y que para saber a dónde vamos, hemos de saber de dónde venimos. Y de dónde venimos ha quedado claro en el acuerdo que hemos firmado. Ahora se trata de trabajar en los dos ámbitos que hemos acordado. Porque el trabajo es ingente y el tiempo es limitado. Y porque todos saben de la feroz oposición que tiene el Estado profundo: ese que va a quedar intacto después de la muerte de Franco y que durante décadas ha hecho y ha deshecho, sobre todo deshecho, lo que le ha convenido. Desde terrorismo de estado hasta law faire. Esta palabra que tanto espanta e incomoda a algunos, pero que todos saben que existe y que se practica en el Estado español.

Debemos hablar de la insostenibilidad del modelo actual, del empobrecimiento que provoca, de cómo debemos de recueprar recursos, el dinero que es fruto del esfuerzo de ocho millones de catalanes que se va a Madrid y que no vuelve. De las herramientas que tenemos derecho a tener para gestionar los desafíos más importantes que tenemos planteados como sociedad.

Les pondré un ejemplo de la insostenibilidad del modelo actual: en un ámbito que es una de las principales preocupaciones, el de la inmigración. En Cataluña tenemos un 23% de la población inmigrante de todo el Estado. Somos el 17% de la población pero tenemos el 23% de la inmigración, 1,3 millones de personas. Es un reto prioritario para cualquier sociedad, sobre todo si es una sociedad con vocación de apertura y comprometida con la convicencia y los derechos humanos. PEro tenemos exactamente las mismas escasas competencias que tienen comunidades autónomas donde acojen el 0,6% de la inmigración. Y si hablamos de recaudación de impuestos, de presupuestos del Estado, de inversiones ejecutadas, de participación en fondos europeos, el panorama es exactamente el mismo. Y esto se debe acabar.

El pacto que hemos firmado abordará propuestas inéditas que resolverán los déficits y las limitaciones del fracasado modelo del «café para todos». Y como partimos de la desconfianza y de las malas experiencias, y dándole a la norma la importancia que tiene para todos nosotros en la resolución del conflicto, hemos creado un espacio de negociación inédito que ofrezca las garantías que hacían falta. Porque según lo escuchado hoy, son imprescindibles. Y estoy hablando del mecanismo de mediación que será independiente a todos nosotros, que nos acompañará en la búsqueda de soluciones, que vigilará los compromisos que adquirimos y que verificará si no cumplimos aquello a lo que nos hemos comprometido. Nosotros no queremos romper nada. No queremos que nos rompan. Nos defenderemos siempre que alguno intente hacerlo, sea desde los tribunales, sea desde la ingeniería fiscal, sea desde el incumplimiento de los compromisos. Nosotros lo que queremos es lo mejor para nuestra nación, y por lo tanto, el mejor futuro para nuestros hijos e hijas. No les debería sorprender, pues, que pongamos todo esto en el centro del debate político que tenemos hoy. Nos debemos a ellos y por ellos lucharemos, incluso, pactando con quien tan mal nos ha querido. Porque nuestro compromiso es con Cataluña, con el pueblo de Cataluña, con ninguno más. Viva Cataluña libre. Muchas gracias.

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